“a sus pies se desplomó, cayó, durmió, a sus pies se desplomó, cayó;
donde se desplomó, allí cayó, deshecho.” Jueces 5:27
Después de 20 años de oprimir cruelmente al pueblo de
Israel, el poderoso general Sísara, cae muerto por una mujer. Es humillado, cae
a los pies de Jael.
Poéticamente en el canto, la escena es repetida en
paralelismo enfatizando su humillación, porque debemos saber que el hombre malo
no se saldrá para siempre con la suya, el malvado, el asesino, el violador, el
estafador, no tiene la última palabra.
Llegará un día, en que será quebrantado y tendrá que rendir
cuentas ante el juez justo de toda la tierra. Un día, el opresor cae.
Dios es el que tiene la última palabra. La salvación es del
Señor.
“Cuando Israel se suelta la cabellera, cuando el pueblo se
ofrece voluntario, ¡bendecid a Yahvé!” Jueces 5:2
El cántico celebra la victoria del pueblo de Israel sobre
Sísara y sus 900 carros de combate, quienes les habían oprimido cruelmente
durante 20 años.
Y resalta la participación voluntaria del pueblo, en una
batalla desigual, pero que por la intervención divina ganan, son liberados y
tienen 40 años de paz.
El cántico celebra al Señor por haber cambiado la voluntad
del pueblo para que se ofrecieran voluntariamente, se pusieron al frente de
batalla, se consagraron para el Señor. En hebreo, la imagen que presenta estas
palabras es la de “soltarse la cabellera”, es decir, consagrarse al Señor para la
batalla, ser valientes y sacar su lado determinado, resuelto y con agallas.
La situación lo ameritaba. Habían abandonado al Señor y
ahora debían consagrarse a él, volver al Señor del Pacto.
Nosotros tenemos algunas frases similares, por ejemplo,
cuando alguna acción no requiere de mucho esfuerzo, decimos que la realizamos “sin
despeinarnos”. Y sí, en muchas ocasiones, no se requiere de mucho esfuerzo de
nuestra parte. Pero existen otras ocasiones, en que es puesta a prueba nuestra
valentía.
La obra del Señor requiere que nos “soltemos la cabellera”.
Seguro que habrá en el 2020 muchas ocasiones en que enfrentemos “batallas”
personales, familiares, de salud, financieras, etc. Que requerirán de nosotros
valentía. Pero, quiero dirigir nuestro pensamiento a la obra del Señor y su
reino.
No debemos ser indiferentes, o ver solo por lo propio, como
nos incita la filosofía de vida de esta generación. Sino ver por Cristo y por
su reino. Que haya en nosotros el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús.
Mi llamado es a que este 2020 te “sueltes la cabellera” por
Cristo y por su reino.
Por estas fechas, cada año, escucho
de algunos Cristianos que no celebran la Navidad, o algunos aspectos que culturalmente
asociamos con la Navidad, como las luces, el pinito, Santa Claus y los regalos.
Quisiera dar algunas razones por las cuales yo sí celebro la Navidad, algunos
aspectos que no me gustan o no celebro, y una palabra para aquellos que no la
celebran.
¿Qué es la Navidad?
Es importante tener una definición de
lo que es la Navidad. Navidad viene del latín nativitas, [1]que quiere decir
“nacimiento”. Así que, básicamente, la Navidad es la celebración de la
encarnación; es decir el nacimiento del Dios hecho Hombre, nuestro Señor
Jesucristo. En la Navidad se celebra algo que ninguna otra religión alega: que
Dios se hizo carne con el propósito de salvar a sus criaturas de su pecado y su
destino, el infierno.
Esa es, entonces—idealmente—la razón
por la cual existe la Navidad. No son los regalos, ni las luces, ni el pinito,
ni dar amor. Principalmente es una celebración. Es una fiesta de cumpleaños.
Sin embargo, muchos alegan que no
debemos celebrar la Navidad. Me parece interesante que la mayoría de las
personas que proponen esto no son ateos o personas de otra religión (ellos
simplemente ignoran la razón y disfrutan de la época), sino Cristianos,
normalmente conservadores, y con buenas intenciones. Una de las principales
alegaciones es que no sabemos si Cristo nació el 25 de diciembre, y que más
bien ésta es una celebración Católica con orígenes paganos que no tienen nada que
ver con el deseo Cristiano-Protestante de ser regulados solamente por la
Palabra de Dios. Démosle, entonces, un vistazo al origen de esta celebración.
Dejemos en claro algo: la Biblia no
dice cuando nació Jesucristo. La mayoría de los teólogos hoy en día están de
acuerdo que muy probablemente Cristo no nació el 25 de diciembre, y no voy a
discutir las fechas que se proponen porque al final es hacer lo mismo, tratar
de poner una fecha cuando simplemente no sabemos.
El registro histórico muestra que la
primera persona en asociar el 25 de diciembre con el nacimiento de Cristo fue
un historiador Cristiano llamado Sextus Julius Africanus, y esto fue en el año
221 después de Cristo. Estamos hablando, entonces, que esta asociación entre el
nacimiento de Cristo y el 25 de diciembre comenzó hace más de mil setecientos
años. Igualmente, hay registro histórico de algunos de los primeros teólogos de
la iglesia postularon esta fecha como el nacimiento de Cristo.
¿Pero qué no era la Navidad, específicamente
el 25 de diciembre, una festividad romana/pagana que celebraba el dies
solis invicti nati, es decir, “el día del nacimiento del sol
inconquistable”? Hay que dejar otra cosa en claro: esta alegación no es
segura. ¿Una posibilidad? Sí. Pero el registro histórico no es claro
al respecto, hay historiadores que niegan esta asociación, y hay otras teorías
del porqué de la Navidad; así que decir con toda certeza que la Navidad no es
más que una tradición pagana no es correcto.
Pero vamos a suponer que sí, la
Navidad es la “cristianización” del dies solis invicti nati. ¿Entonces
qué hacemos? Esto que voy a decir ahora es mi opinión.
El Reino de Dios, representado por
los hijos de Dios, es superior al Reino Terrenal. Por lo tanto, los Cristianos
tenemos el deber y el poder de “redimir” ciertos aspectos de nuestra cultura,
siempre y cuando se haga con cuidado y con el propósito de expandir el Reino.
Un ejemplo contemporáneo sería cómo muchos Cristianos celebran el Día de la
Reforma el 31 de Octubre, en lugar de celebrar el Halloween.
Si hace mil quinientos años, los
Cristianos, cuya Fe se expandía vorazmente por el Imperio Romano y hasta los
lugares más remotos del mundo conocido, decidieron cambiar esa tradición pagana
por una tradición Cristiana... ¡bien por ellos! Hicieron una buena labor,
porque hoy en día nadie sabe lo de la tradición pagana,y
todo mundo sabe de la tradición Cristiana.
Es increíble que la celebración de la
Navidad tiene casi dos mil años, cuando hoy en día nadie sabe ni se acuerda de
la tradición pagana del dies solis invictinati. Es decir, los
Cristianos ganamos, si pudiera ponerlo de esa manera.
¿Pero... qué del pinito, las
decoraciones, y Santa?
Es verdad que antiguamente algunas
naciones paganas adoraban árboles. Igualmente, algunas civilizaciones (incluida
la Hebrea) veían el árbol como símbolo de la vida eterna. Pero eso a decir que
el pinito es lo mismo que la práctica pagana es otra cosa muy
diferente.
El uso del pinito como decoración
navideña se remonta a aproximadamente el siglo 16, en Alemania. En el siglo 17
se introdujo a los EUA a través de colonos alemanes, y en el siglo18 era una
tradición muy popular entre los Luteranos alemanes. Para el siglo 19 y 20 ya
era una tradición Cristiana popular alrededor del mundo, y algunos argumentan
que la figura del pino representa la Trinidad por su forma triangular; y por
supuesto, la estrella en la cima representa la estrella de Belén.
Aunque puede ser que el pino venga de
ciertas tradiciones alemanas no-Cristianas, para los Cristianos alemanes era
ciertamente una tradición Cristiana.
La tradición de las luces es
relativamente moderna por el obvio motivo de que la electricidad es una
invención moderna. Sin embargo, esta tradición se remonta al siglo 17, en donde
los Cristianos decoraban sus casas con velas para celebrar la Navidad.
La tradición de dar regalos data de
los finales del siglo 18, y es un recordatorio de que, así como Dios dio a su
Hijo, y como los Magos trajeron presentes a Cristo, los Cristianos debemos
igualmente ser dadivosos y dar regalos a los demás. Un regalo siempre es
inmerecido, al igual que Cristo.
En cuanto a Santa... no tiene nada
que ver con la Navidad, en mi opinión. Yo no soy uno que demonice a Santa
Claus. No me "rasgo las vestiduras" cuando veo a un Santa en el
centro comercial, o en la TV tomándose un refresco popular. Sin embargo, creo
que aquellos que incluyen a este personaje en su celebración deben de hacerlo
con cuidado. Yo, personalmente, no tengo problema con ponerme un gorro rojo de
vez en cuando, ya que lo hago en broma. Sin embargo, no tengo pensado decirles
a mis hijos que Santa les dio los regalos. No señor, si yo los compré entonces
yo se los regalé, no un hombre de barba larga con extraña vestimenta.
A mis hermanos que no celebran la
Navidad
Ya di algunas razones por las cuales
yo celebro la Navidad. Una última: la gran mayoría de la gente está
espiritualmente un poco más sensible en esta época. Es más probable que acepten
una invitación a la reunión de la iglesia, que lean algún folleto, vean una
película evangelística, escuchen villancicos o acepten una lectura de los Evangelios
en Nochebuena.
Además, no celebrar la Navidad es
visto con desconfianza por los que no creen. “¿Qué no son Cristianos? ¿Y no
celebran el nacimiento de Jesús? Han ser de alguna secta”. Es decir, no
celebrar la Navidad resulta muchas veces contraproducente.
Pero si tú, mi hermano, por motivos
de conciencia, o por cualquier otro motivo (por ejemplo, la secularización de
la Navidad, lo cual a mí también me preocupa), no celebras la Navidad... estás
en tu derecho. La Biblia dice que tenemos la libertad, y también la
obligación, de no ir contra nuestra conciencia. Igualmente, ya que la
celebración de la Navidad no es mandada en la Biblia, no estás obligado a
celebrarla. Los Puritanos no la celebraban, y tú no tienes qué hacerlo. No me
molesta ni me enoja, aunque no creo que sea la mejor decisión.
En cuanto a mí, sí celebro la
Navidad. Me gustan las luces, el pinito, y dar regalos (¡y recibir también!). Y
es verdad que el verdadero motivo de la Navidad se está perdiendo y está siendo
suplantado por otras cosas. Pero por la gracia de Dios, no será así en mi casa,
ni tampoco creo que se soluciona con actitudes a la Grinch.
Así que... ¿debemos celebrar la
Navidad? No debemos (no es una obligación), pero podemos (es
una oportunidad).
En este libro el Dr.
Nuñez realiza una exposición doctrinal, centrada en la soteriología y dedicada
a los pastores hispanoparlantes. Son diez enseñanzas que él presenta como
centrales del período de la Reforma, las cuales, según su apreciación,
impactaron y catapultaron el desarrollo de las naciones europeas y la
estadounidense. Como cierre, agrega dos capítulos que concentran la exposición
bajo el concepto del Evangelio.
1.Sola Escritura
2.La salvación de Dios y la
inhabilidad del ser humano
3.Elección inmerecida
4.Sola fide: Solo por fe
5.Sola gratia: Solo por gracia
6.Gracia irresistible
7.Solus Christus: Salvación en Cristo
solamente
8.Expiación limitada
9.Perseverancia de los santos
10.Soli Deo gloria: Solo a Dios la
gloria
11.¿Qué es el evangelio?
12.El poder del evangelio
Miguel Nuñez empieza manifestando
su tesis sobre la relación que él encuentra sobre estas enseñanzas y la
transformación de la sociedad. Alude a la historia de la Reforma y se apoya en
la realidad presente de las naciones europeas y estadounidense para afirmar que
estas enseñanzas son las que están detrás de la transformación y
progreso que se dio en ellas. Y presenta el ejemplo de Latinoamérica como el
caso de naciones que ignoran estas enseñanzas y se evidencia en su falta de
desarrollo.
…estas enseñanzas son grandemente desconocidas en
Latinoamérica. En la mayoría de los lugares donde se han conocido no han tenido
la oportunidad de impactar la sociedad y quizás esto explique por qué nuestras
naciones en el sur global no han tenido el desarrollo del norte. De aquí mi
interés en que estas doctrinas sean dadas a conocer porque la única esperanza
de la sociedad es el evangelio de Jesucristo que puede cambiar el corazón del
hombre y su forma de pensar.
El libro, ciertamente,
se centra en la exposición doctrinal, sin embargo, nos deja a deber esa
relación a la que alude al inicio, de cómo cada una de esas enseñanzas
contribuyeron a la transformación y desarrollo social. Una vez que inicia su
exposición, su tesis inicial y el énfasis mostrado incluso por la imagen de la
portada, como un nuevo amanecer sobre Latinoamérica, es abandonado y solo lo
retoma hasta el capítulo 12 y en la breve conclusión y esto, de manera general
sin detallar la relación entre las enseñanzas expuestas y la transformación;
sino dejándolo mencionado de manera global y dándolo por hecho.
Lutero fue cambiado y el mundo fua cambiado por Lutero, y
este mensaje del evangelio fue lo que cambió al mundo… fue el mismo evangelio
que cambió la cara de Europa posterior a la Reforma. Y ese es el mismo
evangelio que puede cambiar tu vida, la de tu familia, nuestra nación y todo un
continente.
Sin embargo, en su
conclusión, aunque él expone la tradición doctrinal calvinista, menciona que
los wesleyanos igualmente ejercieron su influencia transformadora en Europa.
Además, de que deja entrever que una de las enseñanzas (la cual no aborda en el
libro) que contribuyó a que los creyentes desempeñaran un rol activo en la
transformación social, fue el no hacer distinción entre actividades seculares y
sagradas.
Cada capítulo concluye
con una sección que titula Reflexión Final, que termina siendo mas como
un resumen de lo expuesto en el capítulo. Es ahí donde yo esperaba que nos
mostrara o, al menos esbozara esta conexión entre la doctrina expuesta y la
transformación de la vida.
De todas maneras, usted
encontrará las exposiciones doctrinales muy claras y le llevarán a reflexionar
sobre la Palabra de Dios. Siempre será una buena inversión de tiempo el
considerar la enseñanza de la Biblia respecto a nuestra grande salvación y
afirmar nuestros corazones en la Santa Palabra de Dios. Algunas enseñanzas las
encontrará controversiales, pero el llamado que hace es a “leer este pasaje
varias veces para que pueda entender mejor las implicaciones…”; y considero
que esto será de grande provecho para su vida y ministerio.
Por lo demás, es una
lectura recomendable, y la exhortación que hace el Dr. Nuñez es pertinente si
es usted pastor o predicador de la Palabra; hace una exhortación recurrente a
centrarse en la Palabra de Dios, a exponer el Evangelio y a defender la fe; sin
lugar a duda, al hacerlo, presta un gran servicio a la iglesia del Señor.
Para quienes revisan
las referencias bíblicas, en la página 103 debe decir Mateo en lugar de Juan,
tanto en la cita como en el inicio del penúltimo párrafo.
Es una batalla por el corazón y la mente del ser humano. Es
una lucha por la verdad, porque es solo esa verdad la que nos hace libres en
Cristo. Es por esto que las verdades expuestas en este libro son esenciales si
queremos ver cambios sinceros y duraderos en nuestras naciones latinoamericanas
como ocurrió en Europa y en Norteamérica posterior a la Reforma.
Estas enseñanzas cautivan el corazón del hombre que encuentra
libertad del pecado y lo impulsan a regresar a su sociedad para traer luz en
medio de la oscuridad y para ser agente de preservación como la sal.
En Amazon lo puede conseguir en
versión digital o impresa.
En este libro Juan
Sánchez tiene como objetivo, animar a las iglesias y a sus líderes actuales, a
ser fieles en la formación de las próximas generaciones de líderes, para ello,
presenta sus argumentos en tres secciones principales:
Parte 1: Fundamentos
Bíblicos
Capítulo 1: El Patrón
del liderazgo
Capítulo 2: El problema
del liderazgo
Capítulo 3: La
estructura del liderazgo en la iglesia
Parte 2: La fórmula del
liderazgo
Capítulo 4: La fórmula
del liderazgo: Una vista general
Capítulo 5: Carácter
Capítulo 6:
Convicciones
Capítulo 7: Cuidado
Capítulo 8: Competencia
Capítulo 9:
Credibilidad
Parte 3: Cómo aplicar
la fórmula del liderazgo
Capítulo 10: Un encargo
a los pastores
Capítulo 11: Un encargo
a los padres
Capítulo 12: Un encargo
a los cristianos en el mundo
Aunque ya existen muchos libros
sobre liderazgo, este no está basado en las cualidades de un personaje bíblico,
ni tampoco en principios extraídos del ámbito empresarial o de experiencias
particulares. Lo que hace el autor es extraer una serie de principios bíblicos,
empezando desde Génesis y yendo luego a las epístolas en el Nuevo Testamento, y
los coloca en una especie de fórmula que puede ser clara y fácil de recordar.
En la primera sección presenta los
fundamentos bíblicos para el liderazgo, con la creación del hombre, su caída y
la promesa del Salvador.
En la segunda sección, trata cada
uno de los elementos de su fórmula: Carácter, convicciones, cuidado, competencia,
tiempo y credibilidad.
Y en la tercera sección, mostrará
cómo ser intencional en su aplicación en la iglesia, la familia y la vida en
general.
En los apéndices encontrará unas
preguntas de evaluación para hacerse a los candidatos a pastores de la iglesia.
Si su iglesia es nueva o no está muy organizada al respecto, esta lista le será
de mucha utilidad al examinar a los candidatos o para una autoevaluación, si
usted es el pastor.
El trato que da al tema es bíblico,
claro y pertinente. ¿Cómo identificamos a los que el Señor Jesús da a la
iglesia para la tarea pastoral? Aquí encontrará una guía útil.
Aspectos importantes, además de las
cualidades, capacidades, habilidades y demás; es que lo presenta claramente
como un proceso que requiere de tiempo. Es una muy buena recomendación el ser
pacientes y observar o examinar a los candidatos a través del tiempo para
reforzar la credibilidad delante de la congregación.
Sin lugar a dudas, el liderazgo
unido será de mucha bendición a la iglesia y de fortaleza en medio de las
dificultades.
Algunas
frases
Los líderes bíblicos son hombres de carácter piadoso, que
sostienen convicciones bíblicas, cuidan amorosamente a la congregación y
muestran la suficiente aptitud para manejar la Biblia
A medida que los candidatos al liderazgo muestren, a lo largo
del tiempo, un carácter bíblico, unas convicciones teológicas, un cuidado amoroso
y una aptitud fiel, establecerán la debida credibilidad ante la congregación.
En este libro John
Piper expone diez doctrinas que muestran la grandeza de Dios y sintetizan de
algún modo, lo que fue su énfasis de enseñanza durante su ministerio pastoral. Diez
doctrinas que le llevarán a engrandecer a Dios y responder con admiración,
maravilla y sumisión a su voluntad.
Estas doctrinas son… extremadamente indomables,
explosivamente incontenibles, y apasionadamente creadoras de futuro.
Trata temas como la
aseidad de Dios, la gloria de Dios, el Evangelio de Dios en Cristo, el llamado
a la misión mundial y por supuesto, su énfasis en el deleite de Dios, el gozo a
través del sufrimiento y el desarrollo de la vida cristiana por fe en la gracia
futura.
Desarrolla, además,
algunos temas controversiales de todo el tiempo, como la perseverancia de los
santos y la soberanía de Dios; sin embargo, no espere obtener de estos
capítulos la sustancia necesaria para sus discusiones teológicas, pues
lo que se propone Piper, es dar un tratamiento a los temas desde un punto de
vista pastoral, que ayude a las personas en su vida diaria y los lleve a adorar
a Dios, más que terminar de una vez por todas con las controversias.
Tiene también un
capítulo para un asunto que causa controversias en nuestros días, el
complementarismo, el hombre y la mujer según la Biblia; lo aborda de una manera
que encontrará esclarecedora en esta época de revolución sexual.
En general, su
exposición es clara, amena y de fácil lectura; con un desarrollo desde la
perspectiva pastoral, exaltando a Cristo y animando al lector a profundizar su
amor al Señor y fortalecer su fe. Frecuentemente muestra la conexión de las
doctrinas con el Evangelio, así como las implicaciones a la vida cotidiana;
enseña, exhorta, y estimula la reflexión teológica.
Solo en el capítulo 7
cuando habla sobre vivir la vida cristiana, donde desarrolla la idea de
vivir por fe en la gracia futura, yo le añadiría el aspecto comunitario; es
decir que la vida cristiana con todos los elementos que él plantea no es
suficiente si se vive enaislamiento, fuera de la comunidad de la
iglesia local.
Por lo demás, es una
lectura recomendable, ideal, no solo para la meditación personal, sino también
para ser comentado y discutido en grupo o club de lectura.
Algunas
frases
Yo creo que nos deleitamos en alabar lo que disfrutamos
porque la alabanza no solo expresa, sino que también perfecciona el deleite; es
la consumación que le corresponde.
Puede que hayan ocurrido cientos de cosas terribles en tu
vida. Pero si hoy eres motivado a atesorar a Cristo como tu Señor y Salvador,
puedes escribir sobre cada uno de esos horrores las palabras de Génesis 50:20: «Satanás
pensó hacerme mal, pero Dios cambió todo para bien».
Lo que el mundo necesita de la iglesia es nuestro gozo
indómito en Jesús en medio del sufrimiento y el dolor.
El ejemplar que yo tengo se titula
Maravillados por Dios, pero en Amazon se encuentra bajo el título: Asombrados
por Dios
A través de
los años el ser humano ha buscado responder a las mismas preguntas básicas,
preguntas sobre su origen, significado, moral y destino. El apóstol Pablo, al
tener una iglesia gentil diversa y politeísta, procuró que todos los nuevos
creyentes tuvieran una misma manera de ver la vida, una misma forma de
responder a las preguntas esenciales del ser humano:
¿Quién es el Dios verdadero? Y junto a ello,
¿quién es el pueblo de Dios?, Y ¿hacia dónde se dirige el destino del mundo?,
es decir, ¿cuál es el propósito de Dios para todo?
Después de llamar a los
filipenses a tener un mismo sentir, esto es, la manera de pensar de
Jesucristo mismo; y después de presentarles los ejemplos de siervos como
Timoteo y Epafrodito, ahora les va a advertir sobre otro tipo de líderes que se
encontrarán y que seguramente ya andaban entre ellos. Un tipo de líderes a los
que describirá como enemigos de la Cruz de Cristo.
Pablo procuró, mediante el
“quehacer teológico” que cada creyente formara una cosmovisión bíblica, y con
base en ella, tener unidad de pensamiento y de propósito en la naciente iglesia
cristiana, y el correcto andar en la vida de santidad. De una correcta
cosmovisión, partiría la vida de adoración, de oración y la vida comunitaria.
Aquí Pablo, además, nos
presenta la libertad de la religión, usando la palabra religión en un sentido
malo; como lo que provee medios para complacer a Dios (o los dioses) para que
uno pueda recibir algo de Dios o aplacar a Dios para evitar un castigo. La
religión también provee medios para separar a los miembros, de los excluidos o
no-miembros. La religión está basada en los esfuerzos humanos. En contraste, la
fe cristiana está basada en la acción de Dios.
Gozarse en Cristo
Primero les exhorta a que se
gocen en Cristo, a que encuentren en él la plenitud para sus vidas. No solo en
lo individual, sino también en lo comunitario como iglesia. Que sean una
comunidad caracterizada por el gozo del Espíritu. Este tipo de vida evidencia
la realidad del Evangelio. Gozarse en el Señor en medio de cualquier situación,
como cuando Pablo estuvo entre ellos la primera vez cantando mientras estaba en
prisión habiendo sido azotado.
Pero, a la vez, deben de
cuidarse de malos obreros. Tres ocasiones les advierte: Guardaos;
algo que no debería serles molesto, sino considerarlo necesario por su
seguridad.
Pues no todos eran siervos de
Cristo con ese mismo sentir; algunos eran dominantes, sedientos de poder; otros
buscaban llevarlos al judaísmo, a la práctica de la circuncisión y a observar asuntos
de dietas ceremoniales.
El apóstol Pablo les llama,
ofensivamente, perros, mutiladores del cuerpo… con estas alusiones los
coloca fuera del pueblo de Dios y exhibe lo incongruente de su postura de una
manera sarcástica. Como diciendo, si piensan que los gentiles creyentes deben
agradar a Dios circuncidándose, pues mejor que se mutilen por completo para que
así sean mas santos y más agradables a Dios. Obviamente nadie haría eso.
Ni en nuestros días, con todo y que hay algunos grupos evangélicos con tendencias
“mesiánicas” y que gustan de guardar fiestas, y de decir “Adonai Eloheinu”; aún
ellos, no se circuncidan, mucho menos se mutilan. Les gustan solo ciertos
aspectos del judaísmo y con ellos pretenden agradar más a Dios, o ser un tipo
especial de creyentes.
Esas comunidades de creyentes
“mesiánicos” no se distinguen por gozarse en Cristo; sino al contrario, Cristo
les resulta insuficiente y requieren gozarse en algo más, en otras cosas
complementarias como fiestas, rituales o formas que exaltan el desempeño
personal.
Pero el apóstol les advierte:
Guardaos… esos sistemas religiosos son atractivos para el ego de los creyentes;
parecen muy bíblicos y espirituales; pero son sistemas que ponen su confianza
en la carne y más delante los describirá como enemigos de la Cruz de Cristo;
porque solo traen gloria al hombre.
Gloriarse en Cristo
Por eso, Pablo, les declara:
Nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos
a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús
-¿Quién soy?
-La circuncisión
O sea, que somos el pueblo de
Dios. Pero cómo es que un gentil llegó a ser el pueblo de Dios si era ajeno a
los patriarcas, al pacto, a las promesas, etc.
Los judaizantes les decían a los
creyentes gentiles que debían circuncidarse para ser parte del pueblo de Dios,
como ellos. Pero ahora resulta, que los judaizantes, al hacer esto, y con ello
menospreciar la Cruz de Cristo, estaban evidenciando que no eran el pueblo de
Dios; en cambio, los gentiles al responder con fe al Evangelio, estaban
mostrando que ellos verdaderamente eran del pueblo de Dios, gracias a la obra
de Cristo.
Por eso, la evidencia de que los
filipenses eran la circuncisión, era que se gloriaban en Cristo y servían a
Dios en espíritu. Ellos no tenían merito alguno, sino que confiaban
completamente en Cristo.
Lo que te define, lo que eres, no
depende de tu estatus social, económico, intelectual; no depende de tu raza, ni
de ninguna otra cosa que tu puedas demostrar con tu nivel de rendimiento en una
religión. Lo que te define es Cristo, es ser parte del pueblo de Dios; lo que
eres, dice Pablo, es la circuncisión, pero no una física, sino espiritual.
Perder por amor a Cristo
Pablo contrasta las cosas de las que alguien pudiera
gloriarse, con el verdadero motivo de gloriarse, Cristo.
Los judaizantes podían tener
muchas cosas de qué gloriarse, pero no para con Dios. Sin embargo, Pablo los
sobrepasaba en todo ello. Como diciéndoles a los filipenses, “si algo de eso
hubiera sido necesario para su vida cristiana, yo mismo se los hubiera
enseñado, pues en eso sobrepasaba a los demás.”
¿Ellos creen que tienen méritos?,
pues yo más. Y pasa a enumerarlos. Pero seguido declara:
Cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como
pérdida por amor de Cristo.
Una mentalidad acorde a Cristo
Jesús, tiene la perspectiva correcta sobre este mundo y sobre lo que es de
valor delante de Dios.
Llegamos a Cristo con una
mentalidad mundanal, apreciando demasiado nuestros logros, intereses y sueños.
Llegamos enfocados totalmente en lo terrenal, lo pasajero, lo ilusorio. Y si no
llegamos a ver realmente a Cristo, y si no desarrollamos un amor y admiración
por la grandeza de Cristo, vamos a continuar en la inmadurez viviendo vidas
egoístas y fácilmente seducidos por novedades religiosas que tiene nuestras
pasiones.
Debemos amar a Cristo a tal
grado, que podamos estar listos para perder algunas cosas que antes
estimábamos como muy importantes. Esta es la base de la ética cristiana. No lo
que yo considero que debe ser mi comportamiento correcto o adecuado, sino lo
que es bueno, justo y santo delante de Dios. Y esa base es el amor a Dios y el
amor al prójimo. Un amor como el que ya vimos en Cristo Jesús.
Ganar a Cristo
Pero no se trata solo de perder
por el hecho de perder. No es que estemos a favor de abstenernos de todo, por
el mero hecho de limitarnos. Sino que lo realmente virtuoso es que lo hacemos
para ganar a Cristo. Consideramos cosas como pérdida con el fin de ganar
a Cristo.
Ganar a Cristo es buscar la
excelencia del conocimiento de Cristo. El quehacer teológico, lleva a las
personas a la madurez; no las mantiene dependientes del líder. Y cada
generación debe servirse de la Reforma, por ejemplo, de la misma manera; no
“yendo” al pasado para encontrar todas las respuestas y tomarlas sin
cuestionarse nada, solo porque así lo dijo Lutero o Calvino. El quehacer
teológico obliga a que cada generación se haga de nuevo las grandes preguntas y
las responda bíblicamente. La iglesia solo estará unida y caminando en santidad
cuando haga de la teología su actividad central. La teología es una actividad
para todo el pueblo de Dios, cada uno de acuerdo a sus dones y habilidades; no
todos educados en un seminario, con griego y hebreo, pero, todos fieles
creyentes en Cristo.
Ganar a Cristo es ser hallado
justo por la fe en Cristo. Ahí ganamos a Cristo, cuando ahora por la fe,
somos su pueblo, su familia y entramos a esta vida de comunión. Bien vale tirar
todo a la basura para ganar a Cristo.
Ser
justificado es ser incluido como un participante fiel en el pacto entre Dios y
su pueblo. La justificación significa que uno está en una relación correcta con
Dios e incluido en el pueblo de Dios.
La ética de Pablo es
antirreligiosa, da prioridad a lo que ha hecho Dios. La religión usa reglas
para crear líneas de división que distingue a los que pertenecen de los que no
pertenecen y para medir el éxito de los miembros. Entonces la religión necesita
reglas específicas que puedan evaluar fácilmente si uno está cumpliendo o no.
Las pautas que da Pablo no son tan fáciles de medir como las reglas que la
religión requiere. En vez de dar una lista rígida de
reglas, Pablo pone su confianza en la guía del Espíritu Santo; no habla de
cambiar una lista de reglas por otras; sino de una nueva realidad donde ya no
importa la circuncisión, ni la incircuncisión.
Cristo nos libera de la religión,
de tener que cumplir con un nivel de rendimiento aceptable, y ser hallado justo
por la fe en Cristo.
Ganar a Cristo es conocerle,
participar de su resurrección y de sus padecimientos. Ganar a Cristo no
solo es esperar la gloria, sino, además, ver con buenos ojos el sufrimiento por
causa del Evangelio. Algunos buscaban circuncidarse para no padecer
persecución, pero Pablo les dice desde la prisión, que ellos deben saber que
parte de ganar a Cristo es ser semejantes a él en su sufrimiento.
Pero notemos que primero hablar
de conocer el poder de su resurrección y luego, de participar de sus
padecimientos. Pues es necesario primero conocer el poder de su resurrección y
cuál es la esperanza a que nos ha llamado para luego, abrazar la realidad del
padecimiento por Cristo, ya con la certeza que nos da el conocimiento de la
resurrección.
Esto responde a la pregunta del
ser humano, ¿cómo debemos vivir? Vivir para agradar a Cristo, para conocerle
cada vez más y amar más al Dios infinito y personal que se reveló en Cristo.
Propósito en Cristo
Continuando con las respuestas a
las preguntas esenciales, Pablo nos da respuesta a las preguntas sobre el
significado de la vida. Él dice, que vive para el propósito por el cual fue
llamado por Cristo, esta es su razón de vivir. Y cada creyente, al venir a
Cristo, tiene ahora una razón para vivir. Hay un propósito por el cual Cristo
te tomó.
Hay un supremo llamamiento de
Dios en Cristo, lo cual hemos de buscar, de caminar hacia ese propósito y hacia
ese destino.
Pablo le describe como algo
SUPREMO. Solo lo supremo inspira al alma. Le da sentido, orientación,
motivación, y fuerza para vivir. En la epístola a los romanos, Pablo dice que
ese propósito es hacernos conformes a la imagen de Su Hijo. Dios nos llamó para
restaurar la imagen de Dios en nosotros, para hacernos como su Hijo Jesucristo.
Dios te salvó, y te unió a una iglesia local, para que mediante el trabajo de
discipulado (que esta es la gran comisión de la iglesia, hacer discípulos),
Dios te vaya transformando a la imagen de Cristo para su gloria.
Esta es una buena medida para
evaluar a los ancianos de la iglesia y a los que anhelan ser ancianos de la
iglesia. Usted puede preguntarse: ¿Es un varón que se goza en Cristo? ¿se
gloría en Cristo o en sus propios méritos? ¿está él dispuesto a perder por amor
a Cristo?, es decir, ¿se autolimita por amor a Cristo?, ¿realmente quiere ganar
a Cristo?, ¿se observa que quiere conocer más a Cristo?, ¿está dispuesto a un
servicio sacrificial, sufrido?, ¿considera su servicio al Señor como SUPREMO?
Sin embrago, hay también algunos,
mejor dicho: “MUCHOS”, que no siguen esta forma de pensar ni de actuar. Sino
que son Enemigos de la Cruz de Cristo. Solo piensan en lo terrenal, en
esos tiempos eran cosas como la circuncisión y asuntos de alimentos. Hoy en día
podrían ser otras cosas, pero igualmente, es una vida que no tiene a Cristo en
primer lugar. Que ve primero por sus deseos y la satisfacción de sus propios
intereses.
Esto es algo trágico, lamentable.
Nadie quisiera ser enemigo de la Cruz de Cristo. Por eso debemos autoevaluarnos
y ver si no estamos siendo arrastrados por la corriente de este mundo. Ser
diligentes en nuestra vida cristiana. Caminar como discípulos que aman a
Cristo.
El contraste es grande en relación a lo terrenal y lo
celestial; lo glorioso y lo vergonzoso; lo inmediato que lleva al fin, a la
perdición; y lo eterno que aguarda a los verdaderos creyentes.
Esperanza en Cristo
Finalmente, Pablo les recuerda
que ahora ellos tienen su ciudadanía en los cielos y su esperanza está en
Cristo. Esperamos a Cristo. Con esto, responde a otra de las grandes
preguntas de la humanidad, la que tiene que ver con el destino, ¿hacia dónde se
dirige todo en el mundo? Y en particular, ¿hacia dónde me dirijo yo?, ¿cuál es
mi fin?
Si usted es un creyente en Cristo
Jesús, su fin será glorioso. Es un destino que ya empezó a vivir desde aquí y
que será pleno cuando Cristo venga, esto es, será transformado a la semejanza
de Cristo por el poder de Dios. Será glorificado. La imagen de Dios en usted
será restablecida por completo.
En aquellos tiempos, solo los
emperadores se decían portadores de la imagen de Dios, se deificaban a sí
mismos. Pero Dios nos dice que él puso su imagen en nosotros desde el inicio;
sin embrago, por la caída, esta imagen fue distorsionada.
Al cumplirse el tiempo, Cristo
vino para dar su vida por nuestros pecados y restaurar la imagen de Dios en
nosotros. Ahora, Dios hace esta labor por medio de la iglesia, haciendo
discípulos de todas las naciones, y transformándoles a la imagen de Cristo. Un
día, esto será pleno y hacia allá es a donde usted se dirige, esa es su
esperanza.
Si usted, no ha conocido a
Cristo, si no ha creído en él; este es el tiempo de que crea al Evangelio, que
responda con arrepentimiento y fe al llamado del Señor. No confiando en su
propio mérito, sino tirando todo a la basura, para ganar a Cristo.
Así tenemos, que Cristo es
nuestra identidad, propósito y destino.
Somos el pueblo de Dios, los
amados de Dios por Cristo.
Tenemos un propósito para nuestra
vida, por Cristo.
Tenemos una forma de vivir en
este mundo, que es acorde a Cristo.
Tenemos un destino glorioso, que
es ser como Cristo y gozar de su comunión.
Continuación a cargo de MD José Luis García Antonio
27 octubre 2019
El Sentir de Cristo
Texto: Filipenses 2:5-11
5 Haya, pues, en vosotros este
sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en forma
de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí
mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición
de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y
muerte de cruz. 9 Por lo cual Dios también le exaltó
hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10 para que en el nombre de
Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y
debajo de la tierra; 11 y toda lengua
confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
Propósitos Generales
Que cada creyente pueda considerar el llamado del Señor a
vivir en unidad y amor como iglesia local. Un amor que se despoja a sí mismo
por el bien de los demás, que es sacrificial, que no se exalta a sí mismo, que
espera en Dios con gozo y que es para la gloria de Dios.
Que las personas que no han creído en Cristo puedan escuchar
el Evangelio.
¿Cómo llegamos aquí?
“Haya, pues, en
vosotros”
Haya – modo subjuntivo, expresa el deseo del apóstol Pablo y evidencia
una posibilidad. Aunque en el texto en griego no se muestra esta palabra, sino
que fue incluida como auxiliar en la traducción; y el verbo al que se refiere
sí se encuentra en modo imperativo, haciendo referencia a que esto es más un
mandato, exhortación o ruego.
Pues – Conjunción con el resto de la
disertación del apóstol, que nos muestra que este deseo del apóstol es derivado
de lo que viene exponiendo. Pero qué es esto que ha venido diciendo hasta
ahora. Repasemos un poco.
1:1 – Les escribe a los santos en Cristo Jesús
que están en Filipos, incluyendo a los ancianos y diáconos. Notemos el
colectivo, no es solo a los ancianos y diáconos, sino a todos los santos como
pueblo de Dios.
1:3 – Se acuerdo de “vosotros” – notemos el
plural
1:4 – rogando con gozo por todos vosotros
1:5 – por vuestra comunión en el evangelio
1:6 – comenzó en vosotros la buena obra y la
perfeccionará. En todos y cada uno de ellos.
1:7 – me es justo sentir esto de todos
vosotros. Continúa el acento en la pluralidad.
1:8 – os amo a todos vosotros.
1:9 – que vuestro amor abunde
1:10 - que sean sinceros e irreprensibles
1:11 – que sean llenos de frutos de justicia
1:27 – que e comporten [como comunidad] como
es digno de la vocación [como ciudadanos celestiales]
Continuamos observando que el propósito no es
algo individualista sino corporativo, en unidad como pueblo de Dios.
Vosotros – No es solo un deseo para una
transformación individual, sino corporativa. Las implicaciones son superiores a
solo unos pocos ejemplos de este “sentir” de Cristo, No se está refiriendo a
que haya algunos casos aislados en la iglesia que manifiesten este tipo de
“sentir”, sino de que la comunidad de creyentes en su totalidad sea distinguida
por este “sentir”.
Ante la influencia de pensamiento de la época
donde se resalta el individualismo, y cada uno busca “su felicidad” sin
consideración de los demás. El evangelio nos llama como un pueblo a manifestar
una interrelación, viviendo en unidad y amor.
Individualismo y MasificaciónVSDiversidad y unidad
Por otro lado, tenemos otra tendencia
proveniente de la burguesía y los gobernantes de nuestros tiempos, a masificar,
a cosificar al individuo, para entonces poder manipularlo. Y esto se filtra
también al ambiente religioso dándose el fenómeno de las mega iglesias con
líderes carismáticos, elocuentes, pero que modelan un liderazgo tiránico,
rodeándose de líderes clonados a su “estilo” y personalidad para manipular a
los individuos que buscando a Dios y tal vez queriendo expiar sus pecados, se
someten a semejantes sistemas simbólicamente violentos que nos les permiten
asumir su postura ante su creador, sino que más bien son sujetos de
adoctrinamiento.
El evangelio de Jesucristo nos libra tanto del
individualismo como de la masificación. Colocándonos en un pueblo donde vivir
en unidad en medio de la diversidad. Como lo explica el apóstol Pablo en su
epístola a los Efesios, escrita también en esta ocasión desde prisión.
Efesios 4.16 (LBLA): de quien
todo el cuerpo (estando bien ajustado y unido por la cohesión que las
coyunturas proveen), conforme al funcionamiento adecuado de cada miembro,
produce el crecimiento del cuerpo para su propia edificación en amor.
Todo el cuerpo, no solo algunos miembros destacados
Todo el cuerpo, no solo los pastores y diáconos
Todo el cuerpo, no solo los fuertes
Todo el cuerpo, no solo los varones
Todo el cuerpo, no solo los mayores de 30 años
Crezcamos juntos
El Evangelio nos libra del individualismo.
Conforme al funcionamiento adecuado de cada miembro, no todos iguales
Conforme al funcionamiento adecuado de cada miembro, en diferentes formas y ámbitos
Crezcamos en la diversidad
El Evangelio nos libra de la masificación.
En amor, aunque cueste un esfuerzo extra
En amor, porque ese es el distintivo cristiano
En amor, porque así es como se modela el evangelio
Crezcamos en amor
El Evangelio nos libra de nuestro egoísmo.
Además, por el contexto anterior inmediato,
vemos que el apóstol está hablando de “hacer suya la causa del evangelio” y de
participar en el “progreso del evangelio” y de “combatir unánimes por la fe del
evangelio”.
El evangelio es modelado por la iglesia y esta
es la base para la evangelización individual.
Este evangelio tiene que ver con la llegada
del Espíritu Santo, el cual está habitando en cada uno de los creyentes en lo
individual, pero también en el conjunto de creyentes como iglesia local.
Dios no está únicamente salvando a algunos
individuos y preparándolos para el cielo, sino creando un pueblo en el que
vivir, y a través de cuya vida en comunidad pueda reproducir su propia vida y
carácter. (Gordon Fee)
Este es el sentido del trasfondo. Filipos era
una colonia romana, esto es Roma fuera de Roma, de manera que el emperador, con
tal de mantener un puesto de control militar para la zona, otorgaba la calidad
de ciudadanía a los romanos de Filipos y para sus hijos. Pablo usa esta
situación para decirles que ellos tienen una ciudadanía superior y que son un
pueblo santo, aunque en este mundo, y que se espera de ellos que manifiesten
los valores del reino, no solo de manera individual, sino también de manera
colectiva como pueblo de Dios.
Así que, lo que les va a pedir es que haya en
ellos este mismo sentir de Cristo, no solo en algunos individuos, sino en todos
como comunidad, como pueblo de Dios. Y al vivir así, estarán participando en el
progreso del evangelio, estarán combatiendo por la fe del evangelio. Y esta evangelización
colectiva es la base de la evangelización personal (Gene Getz)
¿A qué se refiere con tener el mismo “sentir” que Cristo?
“este sentir que hubo
también en Cristo Jesús”
Este – Demostrativo que indica que a continuación nos va a mostrar el
ejemplo concreto al que se refiere. Es decir, este “sentir” no algo oscuro,
vago, místico o subjetivo; sino que nos va a mostrar el ejemplo concreto para
que sepamos a lo que se está refiriendo con este “sentir”.
Hubo – refiriéndose a un pasado histórico,
a un suceso real y que para ese entonces aún se contaba con testigos de ello.
En Cristo Jesús – Este es
el ejemplo para la vida espiritual. La referencia es concreta a Cristo Jesús,
nuestro salvador.
Dios nos salva, nos da de su Santo Espíritu,
nos coloca en un pueblo para desarrollar la vida espiritual. Nos empieza a
transformar a la imagen de Su Hijo Jesucristo. Y ahora, Jesucristo no es solo
nuestro Salvador, sino que además es nuestro ejemplo.
ØAmor que se despoja a sí mismo,
voluntariamente, por el bien del otro
6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios
como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí
mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;
Aquí
hay mucho qué decir, pero que a la vez es algo enigmático. Piense lentamente en
ello, Dios hecho hombre. Además de ser algo sorprendentemente
maravilloso; uno tiene que pensar en qué estaba en la mente de Cristo para
hacer tal cosa. Los “grandes” de este mundo no se despojan de sus posiciones,
privilegios y posesiones.
Qué
había en la mente de Cristo, que es aquello que el apóstol quiere que imitemos.
Definitivamente
que el ejemplo de Cristo es singular. Pero hay algo que Dios quiere que
manifestemos como iglesia local; esto es, un amor donde cada uno se despoja a
sí mismo por el bien de los otros.
Notemos
el verbo en voz activa. Jesús mismo es quien realiza la acción de despojarse a
sí mismo. No es despojado por nadie, no está bajo la acción de nadie más. Es
algo que el hace voluntariamente. Y esto es lo que se pide de cada uno de
nosotros como pueblo de Dios, un amor que se despoja así mismo,
voluntariamente, por el bien de los demás.
ØAmor que se sacrifica por el bien del otro
8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo,
haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Este tipo de amor que se nos pide,
según el ejemplo de Cristo, es un amor sacrificial.
Esto va en contra de la manera de
pensar de este mundo, donde queremos evitar al máximo el sacrificio y el dolor.
Incluso en nuestro Señor Jesucristo, la idea del sufrimiento nos parece algo
molesta, tenemos aversión a la Cruz. Lutero decía que la Cruz era una señal
para distinguir la verdadera teología.
Debido al mal uso dado por el hombre al conocimiento de Dios manifiesto
en sus obras, Dios decretó ser nuevamente reconocido en el sufrimiento, y
condenar la sabiduría concerniente a las cosas invisibles por medio de la sabiduría
concerniente a las cosas visibles, de forma que aquellos que no honraron a Dios
cuando se manifestó́ en sus obras le honren al estar oculto en su
sufrimiento...
Ahora, a nadie le es suficiente ni le hace bien
alguno reconocer a Dios en su gloria y majestad, a menos que le reconozca en la
humildad y vergüenza de la cruz... la verdadera teología y el reconocimiento de
Dios se encuentran en el Cristo crucificado...
Martin Lutero, La Disputación de Heidelberg. Explicación a la Tesis 20
Nuevamente
notamos la voz activa del verbo, mostrando que es Jesús mismo quien se humilló
y no es que fuera humillado por alguien; sino que voluntariamente obedeció
hasta la muerte y muerte de cruz.
¿Quiere
acaso Pablo implicar que hemos de tener un amor del tipo sacrificial?
Ese
es el evangelio. Ese es el sentir de Cristo.
Un
amor que sirve sacrificialmente por el bien de otros, obedeciendo a Cristo.
¡Voluntariamente!
ØAmor que no se exalta a sí mismo
9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un
nombre que es sobre todo nombre,
Ahora
tenemos un cambio en la voz del verbo, ¿lo notaron? Ahora es voz pasiva. Cristo
no se exaltó a sí mismo, sino que fue objeto de la acción del Padre, fue Dios
Padre el que le exaltó hasta lo sumo.
Este
es un amor que no se exalta a sí mismo.
Es
un amor que sirve fielmente sin esperar recompensa alguna o reconocimiento. Ese
es el tipo de amor que se pide de nosotros. Ya Dios se encargará de recompensar
nuestros pequeños, débiles e intermitentes intentos de servirle. Y él es un
Dios galardonador.
Ahora,
en definitiva, que el ejemplo de Cristo es único y sublime, y debe llevarnos a
la admiración, a la adoración y a la imitación de Cristo.
ØAmor que tiene esperanza
10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que
están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; 11 y
toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor,
El
tipo de referencia es similar a cuando llegaba un nuevo emperador, un nuevo
César. Se proclamaba el “evangelio” del nuevo emperador, diciendo algo de su
origen y su camino al trono y de su dignidad para gobernar. Se le mostraba como
hijo de los dioses y lleno de poder para establecer la justica y liberar a los
oprimidos de los tiranos opresores.
Por
ejemplo,
“Puesto que la Providencia (Pronoia) la cual ha ordenado todas
las cosas y está profundamente interesada en nuestras vidas ha puesto la más
perfecta orden dándonos a Augusto, a quien ella ha llenado con virtud (poder
divino) para que el beneficie a la humanidad, mandándolo a él como un
Salvador (Soter), tanto para nosotros como para nuestros descendientes,
para que acaba la guerra y ordene todas las cosas, y como el, Cesar, por su
aparición (phaneis) [excedió aun nuestras anticipaciones], superando a
todos los previos benefactores (euergetai), y no dejando aun para la
posteridad alguna esperanza de superar lo que él ha hecho, pues desde el
nacimiento del dios Augusto fue el principio para el mundo de las buenas nuevas
(euangelion), que vino por causa de él…”
Dittenberg, Orientis
Graeci inscriptiones selectae (2 vols.; repr. Hildesheim 1960) number 458.
Trans. A. D. Nock in Early Gentile Christianity and its Hellenistic
Background (repr. New York, 1964), 37 (Essays, 79). Citado en Everett
Ferguson, Backgrounds of Early Christianity Third Edition (Grand
Rapids: W. B. Eerdmans Pub. Co., 2003) pg. 46.
Cristo
fue a la cruz con el gozo puesto delante de él. Su pensamiento era
esperanzador, confiando en el reino de Dios que venía.
Pero
este César, tiene una historia singular. El Evangelio de Cristo. Que
vino a morir por los pecados de todos los hombres. Derrotando al imperio de la
muerte. Trayendo una salvación tan grande. Resucitó al tercer día y ascendió a
los cielos. Y ahora ha enviado a su Santo Espíritu quien mora en su pueblo, a
los cuales está transformando, dando fruto y llevándolos a la imagen de Cristo;
y por medio de ellos está extendiendo su reino, liberando a los cautivos del
reino de las tinieblas y trasladándolos a su reino de amor.
Estamos
llamados a manifestar este mismo sentir que hubo en Cristo, un amor que tiene
esperanza. Que trabaja con gozo. Que ora por los demás con esperanza no con
decepción. Que espera lo mejor de los demás, que sabe que el reino de Cristo
triunfará y un día le ovacionaremos de pie.
ØAmor que glorifica a Dios
para gloria de Dios Padre.
Finalmente,
todo redundará para la gloria de Dios.
Cristo
padeció teniendo una gran estima por la gloria de Dios. En la cruz nos mostró
cuán importante era la gloria de Dios, al punto del sacrificio.
Nosotros,
naturalmente, vivimos ajenos a la gloria de Dios. No nos importa Su gloria,
sino nuestro beneficio, satisfacción y plenitud. Somos apáticos a la gloria de
Dios. Amamos la gloria de los hombres.
Pero
cuando el Espíritu Santo obra en nosotros, la gloria de Dios adquiere un nuevo
significado. Ahora hay un deseo creciente porque Dios sea glorificado.
Si
estamos en un problema, ahora nos preguntamos, ¿cómo puedo glorificar a Dios en
medio de esto?
Si
tenemos una discusión o desavenencia, pensamos, ¿cómo glorifico a Dios en esto?
¿Será que debo perdonar? ¿será esto más valioso que la gloria de Dios? ¿puedo
soportar la ofensa? ¿hay algún camino para el diálogo y el razonar con mi
hermano?
Somos
llamados a tener un amor que glorifica a Dios; no solo en lo individual,
sino como pueblo, como iglesia local. Y eso es lo que dice nuestro pacto de
iglesia. Un servicio que se despoja, que es sacrificial, pero que lo hace por
una CAUSA TAN GRANDE.
¡Lo
vale!
Todo
aquel que ha solicitado su membresía en esta iglesia local, tiene este pacto
que manifiesta lo mucho que valoramos el ser iglesia de Cristo.
Conclusión
La encomienda es corporativa, no
individualista. La encomienda no implica que todos seremos iguales, no hay
masificación.
Una iglesia con el sentir que hubo en
Cristo, es una iglesia que brillará, para iluminar esta generación y para la
gloria de Dios.
Ahora, algunos dirán, si ya es difícil que
este tipo de sentir se desarrolle en una persona, ahora verlo en toda la
iglesia, ¡es imposible!
Ahí es donde entra la labor divina del
Espíritu Santo, quien produce en nosotros tanto el querer como el hacer por
su buena voluntad.
Este sentir en la iglesia, el pueblo de
Dios, es un fruto del Espíritu Santo; no solo en los creyentes en lo
individual, sino, aún más en lo colectivo como iglesia local. Eso sí que es
radical, sorprendente y definitivamente, algo divino; porque humanamente
hablando, es imposible, pero ahí se muestra la gloria del evangelio, queda exhibido
no solo a la comunidad de creyentes que disfruta de la comunión, a la comunidad
de no creyentes que son “evangelizados” por este ejemplo de vida y hasta a los
seres angelicales les queda el testimonio del poder de Dios para salvación y la
transformación que se logra por su gracia al mandar a Su Hijo a salvarnos y
transformarnos a su imagen.
Ahí, en una iglesia local con este “sentir”
se glorifica a Dios por su gracia manifestada en Cristo.
Este mismo sentir no es solo por casos de
desavenencias o problemas interpersonales. Sino para vivir en unidad y no como
creyentes independientes.
Dios está edificando su iglesia con piedras
vivas, pero no es suficiente tener piedras muy bonitas pero separadas, es
necesario que esas piedras, sí sean bonitas, pero que estén juntas.
Este pueblo, con el sentir de Cristo,
brilla en la oscuridad, modela el evangelio. O sea, predica el evangelio
corporativamente lo cual es la base de la predicación individual.
El reino futuro, ya en esta tierra
manifestado en la iglesia local.