"Y toda la ciudad se agolpó a la puerta" (Marcos 1:33)
El ser humano no solo se encontraba perdido, separado de Dios, sino además, sin posibilidad alguna de regresar, aunque lo había intentado en algunas ocasiones y de diversas maneras, no existía un camino de regreso al Padre.
Pero llegado el cumplimiento del tiempo, Dios nos visitó en Jesucristo y al igual que en aquél entonces que la gente se agolpaba para verle, el llamado es para nosotros, ¡vamos a verle!
Vayamos a él con asombro... pues nos ha visitado con amor y misericordia siendo nosotros indignos.
Vayamos a él con arrepentimiento y fe... pues en él hay perdón por la obra de Cristo en la cruz.
Vayamos a él con humildad... él hace vivir el espíritu de los humildes.
Vayamos a él en oración... descansando en su cuidado providencial.
Vayamos a él en amor... pues él nos amó primero, viniendo a dar su vida por nosotros.
Vayamos a él en esperanza... pues la vida tiene sentido con él.
¡Dios nos ha visitado, Vayamos a Él!
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