El Señor se abre brecha
José Luis García Antonio
8 diciembre 2018
Texto bíblico: Génesis 38
Texto a memorizar: “¡Qué brecha
te has abierto!” Génesis 38:29
Proposición:
Mostrar cómo el Señor, sorprendentemente, se abre camino para llegar con su
salvación a una humanidad fragmentada y sumida en dificultades que parecerían
irremediables.
Propósito General:
Evangelismo
Propósitos
Específicos:
·
Que cada creyente se sorprenda por la salvación
del Señor, aprecie esa salvación y responda con adoración al Señor.
·
Que la persona que no es creyente conozca el
Evangelio de nuestro Señor, aunque vea que su situación actual es complicada y
tal vez, humanamente imposible que sea restaurado, que sepa que Dios se abre
brecha para llegar a él por medio de Jesucristo.
Introducción
Brecha: f. Rotura o abertura irregular, especialmente en una pared o muralla. (RAE)
Abrir brecha:
loc. verb. Dar los primeros pasos en algo venciendo algún tipo de resistencia. (RAE)
El Señor se
abre brecha
I.
En
medio de una humanidad dividida (Gé. 38:1-11)
A.
Por una brecha de discordia (Gé. 38:1-5)
“…se apartó de sus hermanos”
Judá había participado
activamente cuando tomaron a José, le quitaron su túnica, le vendieron como
esclavo y después engañaron a su padre Jacob al mostrarle la túnica manchada de
sangre para que la reconociera.
No podía soportar la pena causada
a su padre en su vejez, por la desaparición del hijo de su predilección.
En esta historia, ahora es a él a
quien le van a presentar “prendas” para que las reconozca. Ahora, él es el que
va a tener que soportar que dos de sus hijos mueran y temer por un tercero.
Parece que Judá se aleja de sus
hermanos, deja la casa patriarcal buscando re-hacer su vida. Pero su pasado lo
persigue.
Pero hasta allí, llega el Dios
del pacto. El Señor se abre brecha y llega con su pan de redención. Y Él ha determinado
que Judá sea el canal de bendición por medio del cual vendrá el mesías.
El Señor llega a una humanidad
dividida por una brecha de discordia.
Quizá, usted tenga también alguna
similitud con Judá, y se encuentre en un momento de discordia. De alguna
manera, nos complicamos nuestras vidas y las relaciones que debieran de ser
cercanas y cordiales se conflictúan de una manera que llegamos a pensar
irreconciliables, al punto de desear reiniciar nuestras vidas. Y ahí es donde
llega el Señor.
B.
Por una brecha de maldad (Gé. 38:6-10)
“…fue malo ante los ojos de Jehová,
y le quitó Jehová la vida”
La vida sigue su curso, pero los
hijos de Judá se comportan mal, delante de Dios. Y al primero y al segundo
hijo, les quita la vida.
Judá tiene que pagar con dos tantos, el haber privado a
Jacob de su hijo José. Al menos así parece que él lo percibe. Como también mas
delante lo va a expresar Rubén cuando quiere lleva a Benjamín a Egipto. Pero
buen, esa es una historia que veremos más delante.
Ahora la descendencia de Judá es
interrumpida por la maldad de los jóvenes.
Y ahí, el Señor llega, abriéndose
camino en medio de una humanidad afectada por la maldad.
Cómo llegará el mesías si los
hijos no quieren tener descendencia. Y además, son castigados con la muerte por
Dios mismo.
Cómo podría un Dios santísimo
llegar por medio de cualquier ser humano, pues todos somos pecadores.
Pero, el Señor se abre brecha y
llega a una humanidad dividida por brechas de maldad.
C.
Por una brecha de temor (Gé. 38:11)
“…porque dijo: No sea que muera
él también como sus hermanos.”
Ahora Judá tiene temor de que su
hijo menor muera también en su relación con Tamar.
Por eso, opta por despedir a
Tamar a casa de sus padres. Por temor. Argumenta que su hijo menor requiere de
tiempo para crecer, pero la realidad es que hay temor detrás.
Ahora, la situación de la
descendencia del mesías se complica más. No solo han muerto los dos primeros
hijos de Judá, sino que ahora, Judá a despedido a su nuera por temor.
El tiempo pasa y esto no parece
cambiar nada.
Pero, ahí es donde llega el Señor
con su salvación. El Dios del pacto se abre camino en medio de una humanidad
dividida por el temor.
Es posible que te veas a ti
mismo, de manera similar a la familia de Judá. Sumergido en dificultades, ya sea
por discordias, maldades, o temores. Y pienses que tu situación es
irremediable. Pero, ahí es donde llega, sorprendentemente el Señor que restaura
todas las brechas; pero especialmente la brecha
más grande de todas, la que nos separa de Él.
II.
Por medio
de un encuentro inesperado (Gé. 38:12-23)
A.
Aún y cuando el hombre es insensible (Gé.
38:12-18)
“…Judá se consoló… déjame ahora
llegarme a ti…”
El tiempo pasa y muere la esposa
de Judá. Pasa el tiempo de luto. Y Judá se llega a una mujer, la cual él pensó
que era una ramera.
Han pasado los años y no ha dado a
su hijo por esposo a Tamar.
Ahora Judá está insensible,
parece que ha olvidado el asunto, y solo piensa en sí mismo.
Y ahí se va a dar este encuentro inesperado, cuando Judá es totalmente
insensible, se ha acostumbrado con el tiempo a su situación y no parece pensar
más en ello.
Pero ahí llega el Señor.
Acomodando para bien, incluso una situación muy complicada, como es este
encuentro sexual entre Judá y Tamar.
B.
Aún y cuando todo parece perdido (Gé. 38:19-23)
“… no ha estado aquí ramera
alguna… y tú no la hallaste”
No solo no encontraron a la
supuesta ramera. Lo más importante es que al parecer se había perdido toda
posibilidad de continuar con la línea genealógica de Judá.
Todo parecía complicarse más en
cada escena.
Ahora, hasta iban a querer juzgar
a Tamar como ramera. Aunque resulta evidente que no era ramera, ni en el lugar
se halló ramera. Pues ella no iba a ese encuentro ni por unos pesos, ni por una
noche de placer. Ella fue por un hijo. Ella fue buscando justicia. Ella parece
que iba buscando ajustar su
situación.
Pero, ahí llega el Señor, aún y
cuando todo parece perdido, para traer su salvación tan grande.
III.
Para
restaurar todas las “brechas” que dividen al hombre (Gé. 38:24-30)
A.
Mediante la confesión (Gé. 38:24-26)
“Sacadla y sea quemada… del varón
cuyas son estas cosas, estoy encinta… más justa es ella que yo…”
Hasta este momento en el libro de
Génesis hemos visto a los hombres excusando sus pecados, echando la culpa a
alguien más de sus errores.
Pero, ahora vemos, sorprendentemente
a Judá, confesando [claro, a su manera] su pecado. Ahora, tenemos a un hombre
diferente.
Un hombre que ha enfrentado ya la
muerte de dos hijos y su esposa.
Un hombre que es ahora enfrentado
a reconocer prendas. [algo que él le había
hecho a su padre en el capítulo anterior]
Ahora, Judá, es un hombre
diferente, al grado de llegar a reconocer su maldad. Su restauración ha
empezado. Por ahí se empieza, por la confesión de sus pecados.
Notemos que él no confiesa su
pecado sexual, sino algo muchísimo más grave, que no le había dado a su hijo por esposo. Sé que nosotros vivimos
en una época en que hemos sexualizado el pecado, y a nuestros ojos parece no
existir cosa peor. Pero aquí hay algo más grande, la descendencia del pacto.
Y, aquí llega el Señor abriéndose
camino para restaurar, y esa restauración, empieza por la confesión.
Quiere usted ser restaurado por
el Señor, debe empezar por confesar sus pecados al Señor y decir que
verdaderamente, usted no es justo, sino pecador.
B.
Mediante la genealogía del mesías (Gé. 38: 27-30)
“…he aquí salió su hermano; y ella dijo:
¡Que brecha te has abierto! Y llamó su nombre Fares.”
Tamar da a luz y mediante ella
continua la descendencia del mesías.
El segundo hijo, desplaza al primero,
y se abre brecha de una manera
sorprendente; pues hasta la partera se sorprendió. Es decir, ella no era una
primeriza, se dedicaba a recibir bebés y lo que sucedió quedó para ser
recordado por el nombre del hijo, Fares. Que significa brecha.
Lo
que nos recuerda que esta historia fue incluida en el libro de Génesis para que
todos los judíos pudieran observar cómo Dios ha sido fiel al preservar la
descendencia del pacto, aún y cuando haya obstáculos en el camino, Dios se abre
una brecha sorprendentemente para continuar con la línea genealógica del
mesías.
Y
no solo Dios cumplirá sus promesas en cuanto a la descendencia, sino también en
cuanto a la Tierra Prometida, aunque ellos anden en el desierto y vean
obstáculos, ellos deben saber que Dios, providencialmente, se abrirá “brecha” y
los introducirá a la tierra que prometió a sus padres.
Y
nosotros podemos observar cómo fueron escogidos por Dios en su gracia soberana
para ser el canal de bendición y redención que daría al mundo la posibilidad de
gozar de la restauración de la comunión con Dios y la bendición de su reino.
Conclusión
Dios ha llegado a nosotros en
Jesucristo de una manera sorprendente. Más sorprendente de lo que fue el
nacimiento de Fares.
Y en medio de encuentros más
complicados que la historia de Judá y Tamar.
Y en Jesucristo, nos llama a la
restauración, a la reconciliación, al perdón de nuestros pecados, a la comunión
con Dios y unos con otros.
Con el paso del tiempo, esta historia
de Tamar y de Fares, se llegó a convertir en una manera de bendición. En Rut 4 leemos
cuando bendicen a Noemí:
“Y sea tu casa como la casa de Fares, el que Tamar dio a luz a Judá, por la descendencia que de esa joven te dé Jehová”
Ahora, en Jesucristo, el Señor
se abre camino para bendecirte. De una manera sorprendente llega para restaurarnos
a la gloria de Dios.
Adoración
¡Qué brecha te has abierto, Señor!
Para llegar a la humanidad fragmentada y sumida en muchas complicaciones.
¡Qué brecha te has abierto, Señor!
Cuando más complicado parecía todo.
¡Qué brecha te has abierto, Señor!
A pesar de todos nuestros pecados, y temores.
¡Qué brecha te has abierto, Señor!
Con determinación, mostrando misericordia a una humanidad indigna.
¡Qué brecha te has abierto, Señor!
Cuando ya pensábamos que era imposible una solución.
¡Qué brecha te has abierto, Señor!
Venciendo todos los obstáculos.
¡Qué brecha te has abierto, Señor!
Para restaurar la gran brecha que nos separa de ti.
¡Qué brecha te has abierto, Señor!
Para restaurar en Jesucristo a todo aquél que en él cree.
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