Ahora con la creciente violencia en la ciudad de Monterrey y en la República Mexicana en general, a raíz de los frecuentes enfrentamientos entre fuerzas del estado y el crimen organizado; he podido escuchar entre otras algunas lamentaciones sobre que esta guerra es necesaria detenerla porque frena el progreso.
Y esto proviene, no del público en general, sino ¡de quienes están al cargo del combate por parte del Estado y por parte de los diplomáticos encargados del Estado vecino!
El enfoque es totalmente en las posesiones, en el dinero, es decir: "Hay que detener al crimen organizado porque con todas éstas muertes, estamos perdiendo dinero".
Como si no nos diéramos cuenta de que precisamente el crimen organizado está donde está por esa misma filosofía. Entonces, si bien pudiéramos ser librados de unos, caeríamos en las manos de los otros, pero al fin y al cabo, comerciantes de almas humanas.
No han querido, o sus codiciosos intereses no les han permitido, enfocar realmente el asunto.
Cuánto desprecio por la vida humana, tanto por unos como por otros. Cuánta irreverencia y sacrilegio.
Honran al dios dinero, y no se dan cuenta de que el hombre lleva en sí el soplo de Dios. Si tuvieran un poco de reverencia a Dios, y me refiero principalmente a los representantes del Estado, tendrían un poco de respeto por la vida humana.
"Entonces el SEÑOR Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz el aliento de vida; y fue el hombre un ser viviente." Génesis 2:7
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