Meditando en
Filipenses 2
Ejercicio de Vida Espiritual Personal.
Meditando en La
Epístola de San Pablo a los Filipenses capítulo 2
Escoja una frase para meditar en ella cada día
y repita esta frase en su mente en diferentes momentos durante el día. Sea sensible
a la guía que el Espíritu de Dios traiga a su vida en este tiempo. Si el Señor
le lleva a un tiempo de adoración, confesión, intercesión o consagración de su
vida, tome los pasos de obediencia que Él le indique.
A continuación una selección de frases.
“… no mirando cada uno por lo suyo propio,
sino cada cual también por lo de los otros” (2:4)
Una de las más grandes transformaciones que
hace Dios en el ser humano cuando lo salva y lleva en crecimiento a la madurez
espiritual, es quitar su egoísmo y en su lugar producir un genuino interés por
otros. Dejando atrás las contiendas y la vanagloria; el corazón del creyente se
llena de un afecto entrañable y en humildad considera a los hermanos para
servirles.
“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también
en Cristo Jesús” (2:5)
El máximo ejemplo para
el creyente es Cristo Jesús, quien se humilló a sí mismo, no mirando por lo
suyo propio sino por lo de los demás. Se entregó hasta lo sumo, y es su vida en
nosotros que nos ha de llevar a una vida de servicio humilde.
“Dios también le exaltó hasta lo sumo.” (2:9)
Cristo se humilló y
Dios le exaltó hasta lo sumo. Y es a Cristo exaltado a quien servimos. El
servicio es parte de nuestra adoración. Que en su nombre se doblen nuestras
rodillas.
“ocupaos en vuestra salvación con temor y
temblor” (2:12)
El cristiano obediente
se ocupa de servir al Señor con reverencia y diligencia, no tomando a la ligera
la voluntad de Dios.
“Dios es el que en vosotros produce así el
querer como el hacer, por su buena voluntad.” (2:13)
Todo servicio de
adoración a Dios es producido por Dios mismo en nuestros corazones. De él
proceden el deseo y la acción de obediencia para llevar a cabo su voluntad, él
nos ha dado vida y nos presenta las oportunidades de servicio de acuerdo a su
sabiduría.
“…resplandecéis como luminares en el mundo.” (2:15)
La vida santa,
sencilla y humilde resplandece en medio de un mundo de maldad, superficialidad
y rivalidades. La vida de la comunidad cristiana se ha de distinguir así como
la luz en las tinieblas.
“Y aunque sea derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de
vuestra fe, me gozo y regocijo con todos vosotros.” (2:17)
El apóstol Pablo nos
enseña a servir con gozo hasta el sacrificio por otros. Servir a Dios con
alegría porque es a Dios a quien se sirve, pero también por el gozo de ver el
desarrollo espiritual en los creyentes.
“…pues
a ninguno tengo del mismo ánimo, y que tan sinceramente se interese por
vosotros.” (2:20)
Pablo nos pone a Timoteo como ejemplo de buen
ánimo y sinceridad en el servicio a otros. No por obligación, ni por ganancia
material, ni con intereses ocultos, ni con desgano. Pablo podía ver a una nueva
generación de ministros de Cristo con ánimo y sinceridad en su servicio por la
iglesia de Dios.
“tened en estima a los hermanos que son como él; porque por la obra
de Cristo estuvo próximo a la muerte…” (2:29-30)
Ahora, nos pone de
ejemplo a Epafrodito como un hermano que sirve al Señor aunque tenga que poner
su vida en el servicio. Todos consumimos nuestra vida en algo, a algo nos
entregamos con pasión. Tengamos en estima a quienes ponen su vida en servicio
para la obra de Cristo.
Recuerde realizar este
ejercicio de vida espiritual:
1. Con fe.
Sabiendo que el Señor usará su palabra y la
obra del Espíritu Santo para su crecimiento y madurez cristiana.
2. Con humildad.
Humildad delante de Dios, sabiendo que nada de
lo que usted realicé le hace merecedor de la bondad de Dios. Y en humildad
delante de los hombres, sabiendo que nada de lo que usted realice le hace mejor
que alguna otra persona.
3. Con perseverancia.
Pues al querer disciplinarse diariamente para
meditar en las Escrituras es muy probable que sea tentado a desistir o que la
misma inclinación, de nuestra naturaleza, a ser perezosos en cuanto a los
asuntos espirituales nos lleve a abandonar el ejercicio. Persevere.
Que la gracia del Señor sea contigo y que tu
vida sea fortalecida espiritualmente en estos días.
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