Caminemos
con Cristo
Encarnando el mensaje
“Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la
gloria de Dios.”
1ª Corintios 10:31
Al caminar
con Cristo aprendemos a valorar la vida humana y la belleza del mundo material,
empieza entonces a desaparecer la distinción entre actividades religiosas y
actividades seculares, todo en la vida tiene honor. Empezamos a pensar en
unidades de armonía, abandonando distinciones como espiritual/material,
sagrado/secular, fe/obras, alma/cuerpo, religioso/mundano. Jesús nos mostró en
sus acciones que la vida puede ser restaurada y podemos vivir en el poder de
Dios cada día experimentando su presencia en cada cosa que hacemos.
El corazón
de “encarnar el mensaje” está en la Trinidad. Jesucristo
hecho carne, Dios con nosotros, haciendo visible al Invisible, dignificando a
la humanidad, trayendo salvación.
Al decir
“encarnar el mensaje” me estoy refiriendo a hacer visible una verdad invisible.
Como por ejemplo en el bautismo, nosotros representamos por medios materiales
verdades importantísimas que ocurrieron en lo espiritual; igual sucede con la
santa cena, en la cual por medio de un pan físico, real; y de jugo de uva;
representamos verdades que han de impresionar para siempre nuestros corazones.
Al entender
lo que el Señor hace por medios físicos, representado verdades espirituales y
al ver cómo trata a las personas, aprendemos a valorar a cada persona, apreciar
toda actividad, por más “común” que nos parezca; así pues, aprendemos a comer y
a beber para la gloria de Dios.
En esta
semana, piensa en hacer todas las cosas como para el Señor, piensa que él está
presente físicamente y entonces, trabaja en el taller para agradarle a él,
realiza las labores del hogar para su gloria, estudia, ayuda, repara, pinta, conduce,
predica, construye, vende, disfruta, descansa, y cualquier otra cosa, hazla
para la gloria de Dios.
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