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viernes, 6 de noviembre de 2015

La Doctrina de la Ira de Dios

La Doctrina de la Ira de Dios
Por Joseph Scheumann

La doctrina de la ira de Dios ha caído en tiempos difíciles. En el mundo de hoy, cualquier concepto de la ira de Dios ofende nuestros sentimientos modernos. Es demasiado desconcertante, demasiado intolerante.

Vivimos en un día donde nos posicionamos como jueces en un juicio sobre el carácter de Dios. "¿Cómo puede el infierno ser justo?" "¿Por qué Dios ordenaría a los israelitas destruir a los Cannanitas?" "¿Por qué Dios parece estar siempre enojado?"

El hecho de que muchas personas luchan con estas y muchas otras preguntas de este tipo, significa que más que nunca se necesita un pensamiento correcto sobre la doctrina de la ira de Dios. Se necesita para motivar el vivir cristiano, alimentar una adoración apropiada, y como herramienta para enfrentar objeciones hacia el cristianismo.

A continuación cinco verdades bíblicas sobre la ira de Dios:

1. La ira de Dios es justa.

Se ha vuelto común para muchos argumentar que el Dios del antiguo testamento es un monstruo moral, que no es en modo alguno digno de adoración.

Sin embargo, los autores bíblicos no tienen dicho problema. De hecho, se dice que la ira de Dios está en perfecto acuerdo con la justicia de Dios. Pablo escribió, "Mas por causa de tu terquedad y de tu corazón no arrepentido, estás acumulando ira para ti en el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios" (Romanos 2:5, LBLA). La ira de Dios es, entonces, proporcional al pecado humano.
De manera similar en Proverbios 24:12 dice, "Si dices: Mira, no sabíamos esto. ¿No lo tiene en cuenta el que sondea los corazones? ¿No lo sabe el que guarda tu alma? ¿No dará a cada hombre según su obra?"

J.I. Parker resumió: 
"En la Biblia la ira de Dios nunca es caprichosa, autoindulgente, irritable, o moralmente innoble, cosa que es muy común en la ira humana. Más bien es una reacción correcta y necesaria hacia el mal moral"

2. A la ira de Dios hay que temerle.

Hay que temer la ira de Dios porque todos han pecado y caído de la gloria de Dios (Romanos 3:23). Debemos de temer la ira de Dios porque apartados de Cristo estamos justamente condenados (Romanos 5:1).

Debemos temer la ira de Dios porque Dios es suficientemente poderoso como para cumplir lo que promete (Jeremías 32:17). Debemos temer la ira de Dios, porque Dios promete eterno castigo para aquel que esté apartado de Cristo (Mateo 25:46).

3. La ira de Dios es congruente en el Antiguo y Nuevo Testamento.

Es común pensar del Dios del Antiguo Testamento como malo, duro y lleno de ira, y del Dios del Nuevo testamento como tierno, paciente y amoroso. Ninguno de estos retratos es representativo de la enseñanza de las Escrituras sobre la ira de Dios.
Encontramos descripciones inmensamente terribles de la ira de Dios en el Antiguo y Nuevo Testamento. A continuación unos cuantos ejemplos:
  • "He aquí, la tempestad del Señor con furor ha salido; una tempestad devastadora descargará sobre la cabeza de los malvados". (Jeremías 30:23)
  • "Dios celoso y vengador es el Señor; vengador es el Señor e irascible. El Señor se venga de sus adversarios, y guarda rencor a sus enemigos". (Nahúm 1:2)
  • "Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que con injusticia restringen la verdad". (Romanos 1:18)
  • "De su boca sale una espada afilada para herir con ella a las naciones, y las regirá con vara de hierro; y El pisa el lagar del vino del furor de la ira de Dios Todopoderoso". (Apocalipsis 19:15)
4. La ira de Dios es su amor en acción en contra del pecado.

Esto es contra intuitivo, pero escúchame. Dios es amor, y Dios hace todas los cosas para su gloria (Romanos 11:36). Dios ama su gloria sobre todas las cosas (¡lo cual es algo bueno!). Por lo tanto, Dios gobierna el mundo de una manera que le da máxima gloria. Esto significa que Dios debe de actuar de forma justa y juzgar el pecado (es decir, responder con ira), de otra manera Dios no sería Dios. El amor de Dios por su gloria motiva su ira en contra del pecado.

Ciertamente, el amor de Dios por su propia gloria es una realidad aleccionadora para muchos y no es buena noticia para los pecadores. Después de todo "¡Horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo!" (Hebreos 10:31).

5. La ira de Dios es satisfecha en Cristo.

Aquí tenemos las buenas noticias definitivas. "Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores" (1 Timoteo 1:15) Gracias a Cristo, Dios puede llamar justificados a los pecadores apropiadamente (Romanos 3:26) Dios ha hecho lo que nosotros no hemos podido hacer, y lo que nosotros no nos merecemos. Charles Wesley se exultó correctamente en esta buena noticia:


Y podrá ser lo que debo de ganar ¿Interés en la sangre del Salvador? ¿Murió por mí? ¡Quien causó su dolor! ¿Por mí – quien le persiguió hasta la muerte? ¡Asombroso amor! ¿Cómo puede ser? Por eso, mi Dios, ¿debió morir por mí?

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