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miércoles, 4 de noviembre de 2015

Sola Gratia: Solo por Gracia

Sola Gratia. Solo por Gracia
Efesios 2:4-9

Introducción
Hace algunos años se celebró en Inglaterra un congreso de religiones con la idea de reunir expertos en diferentes religiones y compararlas. Al preguntarse si el cristianismo tenía algo particular que no tuviera ninguna otra religión pensaron en la encarnación, en la resurrección, pero encontraron que en otras religiones se mencionaban. Cuando llegó a la reunión C.S. Lewis, sin pensarlo dos veces dijo: "¡Ah! eso es fácil, es el concepto de la gracia". Después de una breve discusión los expertos tuvieron que concluir que ciertamente en ninguna otra religión Dios ofrece su amor y su salvación completamente gratis, de forma incondicional. Solamente en el cristianismo se da esa condición.

La calidad de nuestras obras
Poco tiempo después de la caída del hombre, vemos que la raza humana se corrompió a un grado tal que Dios se vio en la necesidad de juzgar a todo el planeta (Génesis 6:5) " Y el Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de su corazón era sólo hacer siempre el mal." Desde que Adán y Eva desobedecieron a Dios, el ser humano evidencia suficiente de la maldad de su corazón. Isaías, un hombre de gran rectitud, cuando se vio ante la presencia de la santidad de Dios dijo: "¡Ay de mí! Porque perdido estoy, pues soy hombre de labios inmundos y en medio de un pueblo de labios inmundos habito, porque han visto mis ojos al Rey, el Señor de los ejércitos." Isaías 6:5.  Más adelante, en el Nuevo Testamento Pablo dijo: "Todos se han desviado, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno." (Romanos 3:10).  Todas las facultades del hombre están afectadas por el pecado; su mente, corazón, emociones y voluntad, y por tanto todas sus obras están teñidas de maldad; a esto se le llama depravación total.

La Gracia y la Justicia de Dios frente a las obras del ser humano
La Gracia de Dios es aquel atributo por medio del cual él nos concede lo que no merecemos. Algunos definen la gracia simplemente como el favor inmerecido de Dios. Esto puede verse a la luz de la justicia de Dios, que es otro de sus atributos, y la parte de su carácter que garantiza que su ley santa sea cumplida, y que a la vez asegura que lo que fue bien hecho sea recompensado y lo mal hecho castigado a su debido tiempo. Así pues, la salvación es un regalo de Dios; es un don otorgado por gracia. La gracia excluye la posibilidad de que las obras de los hombres puedan contribuir en algo para su salvación. Como dice Romanos 11:6: "Y si es por gracia, ya no es por obras; porque en tal caso la gracia ya no sería gracia". (NVI) Las obras excluyen la gracia, y viceversa. De ahí la afirmación de las Escrituras "Solo por gracia": Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados!" (Efesios 2:5)

La razón de nuestra salvación
La razón por la que Dios decidió salvarnos no radica en nosotros, sino exclusivamente en la benevolencia de su Ser. Las motivaciones de nuestra salvación se describen en Efesios 2:4-5:
 Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó, aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia habéis sido salvados). 
Las tres palabras subrayadas: misericordia, amor, gracia, están íntimamente relacionadas con nuestra salvación. La gracia es recibir aquello que no merezco. No merezco estar en el cielo, pero la gracia de Dios me da la entrada a su presencia. La misericordia es no recibir lo que sí merezco: la condenación. Pero por creer el testimonio del evangelio ya no iremos a condenación. Todas las criaturas han sido receptoras de la gracia común de Dios desde el mismo momento de su creación; nada ni nadie obligó a Dios a crearnos, pero él quiso compartir su amor con nosotros. Los ángeles no caídos han sido receptores de su gracia, pero al no haber pecado no han sido receptores de su misericordia. Esto nos lleva a señalar que el hombre ha sido receptor tanto de la gracia como de la misericordia, si ha recibido la salvación. Nosotros tenemos dificultad para concebir una salvación por gracia porque estamos muy acostumbrados a pagar por todo lo que hacemos. Y Dios obra así por causa de su gran amor que tiene características sorprendentes: Su amor es incondicional, es eterno, es dadivoso o altruista, es incomprensible. Perdernos de este amor es morir eternamente. C.S. Lewis decía al respecto: 
Si alguien me abandona, yo sufro; pero si yo abandono a Dios, él sufre, pero no porque yo  lo haya abandonado sino por lo valioso de lo que yo estoy perdiendo.”

Las características de la gracia de Dios
La gracia de Dios es inmerecida: Los seres humanos no hemos hecho nada para ser considerados merecedores de la gracia impartida sobre nosotros.

La gracia de Dios es común y es especial: La gracia común es aquella que reciben todos los seres humanos independientemente de que sean creyentes o no. Es la que hace que el sol y la lluvia caigan sobre buenos y malos. La gracia especial es el bien que algunos reciben de parte de Dios como se dice de Naamán el sirio:  Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio" (Lucas 4:27-29).

La gracia de Dios es soberana: Dios le dijo a Moisés: "Yo haré pasar toda mi bondad delante de ti, y proclamaré el nombre del Señor delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y tendré compasión de quien tendré compasión” (Éxodo 33:19). El hombre se irrita cuando ve la gracia soberana de Dios en acción, como cuando los judíos se enojaron contra Jesús cuando le habló de la sanación de Naamán el sirio, y la alimentación de la viuda de Sarepta (Lucas 4:25-29). Aun cuando el ser humano en su orgullo no lo tolera, la gracia de Dios es soberana.


Tomado del libro Enseñanzas que Transformaron el Mundo por Dr. Miguel Núñez; Por Carlos Astorga T.

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