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miércoles, 4 de noviembre de 2015

Soli Deo Gloria: Sólo a Dios la Gloria

Soli Deo Gloria: Sólo a Dios la Gloria

Romanos 11:36
La frase "Sólo a Dios la gloria " se escucha comúnmente entre los hijos de Dios. Es una frase fácil de recordar, difícil de entender y prácticamente imposible de vivir de manera consistente dada nuestra naturaleza pecadora. Si no comprendemos lo que es, significa o implica la gloria de Dios, mucho menos entenderemos lo que implica darle a él la gloria. Nuestra naturaleza egocéntrica se niega dar a Dios la gloria.

Creyentes y no creyentes, y todo el universo espiritual o material, fuimos creados con la intención expresa de glorificar a nuestro Dios. Así lo afirma el texto de Isaías 43:7 "a todo el que es llamado por mi nombre y a quien he creado para mi gloria, a quien he formado y a quien he hecho". La razón de nuestra existencia, trabajo, matrimonio, o diversión, debería ser primeramente para la gloria de Dios. Hasta las cosas más rutinarias y cotidianas deberían ser hechas para la gloria de Dios.

Hoy en día, no se oye hablar sobre la gloria de Dios ni siquiera en muchos pulpitos.  Esto se debe a que no se le da a Dios valor. Sin embargo, como dice Romanos 11:36: Todo es de Él. Todo es por Él. Todo es para Él.

La gloria de Dios: definición
Definir adecuadamente la gloria de Dios es casi imposible porque nadie la ha visto jamás. Moisés rogó a Dios que le mostrara su gloria (Éxodo 33:18) y Dios le respondió: "...No puedes ver mi rostro; porque nadie puede verme, y vivir" (vs. 20). No podemos definir su gloria, pero si podemos hablar de aquellas cosas que Su Palabra revela acerca de esa gloria. Desde este punto de partida la gloria de Dios parece significar HONOR, EXCELENCIA, REPUTACIÓN; algo no ordinario. En esencia, la gloria de Dios puede resumirse como el conjunto de cualidades o atributos que Dios tiene en Su ser interior; y externamente podemos decir que su gloria es el despliegue de esos atributos en su creación. Para Juan Calvino, la creación era el teatro (o escenario) de la gloria de Dios, como dice el Salmo 19:1.  Sin pronunciar palabra la creación refleja Su sabiduría, poder, majestad, trascendencia y belleza. Aún con todo ello, todo este universo no podía poner de manifiesto  Su bondad y Benevolencia, Su amor y Su misericordia, Su justicia y Su  santidad. Tan sólo la Cruz del calvario hace eso.

La salvación para la gloria de Dios solamente
De una manera extraordinaria, la cruz muestra al Dios santo e inocente tomando el lugar del pecador y sufriendo el castigo que debió haber caído sobre nosotros. Y lo hizo por una sola razón: por las riquezas de su gracia. Todos los cristianos debemos reflejar de  "regreso hacia Él" la gloria de su gracia que llega a nosotros en la salvación. Así lo dice Efesios 1:3-14. Se ha hecho un énfasis en una salvación centrada en el hombre haciéndolo el centro del plan de redención de Dios, cuando la palabra de Dios describe una historia redentora  centrada en Dios de principio a fin. Todo es de Él, por el Él y para Él.  Por tanto, sólo a Él sea la gloria.

La salvación es para la gloria de Dios solamente porque ella es el fruto de la Trinidad completa a favor de los seres humanos y pone de manifiesto de manera extraordinaria atributos de Dios que el resto de la creación no podría mostrar. La salvación en la enseñanza bíblica es una obra en acuerdo y unidad de los miembros de la Trinidad: El Padre elige. El Hijo redime. El Espíritu regenera y santifica.  El Padre elige en la eternidad pasada –Efesios 1:3-14.  El Hijo de Dios nos redime en la cruz del calvario eliminando la pena del pecado –Romanos 3:20-26.  El Espíritu debilita el poder del pecado en nosotros –2 Corintios 3:18. Queda así manifiesta la Gloria de Dios Padre; la de Dios Hijo, y la de Dios Espíritu Santo.

Hoy en día hay una trivialización de Dios porque la idea prevaleciente es que lo que no conduce a la felicidad del hombre es malo, injusto e imposible de atribuírselo a Dios. Ahora la gloria de Dios consiste en el bien del hombre. En lugar de que el hombre viva para glorificar a Dios; Dios vive para glorificar al hombre. Como diría Santiago 3:10b "Hermanos míos, esto no debe ser así."

La centralidad de Dios en Dios
Después de que Adán corrompió con un solo acto la creación, Dios en su benevolencia anunció la futura venida de un redentor sin que el hombre pidiera tal ayuda. Así transcurre la historia bíblica, anuncio tras anuncio sobre el Mesías que habría de venir para salvar lo que se había perdido, hasta que llegado el tiempo Dios envió a su Hijo, aquel prometido desde Génesis y que vino a través de la simiente de Abraham, David, y muchos más.

Dios es el único Ser necesario en toda la creación; Él sostiene el universo con el poder de su palabra –Hebreos 1:3.  Él comenzó la historia del hombre y Él la terminará. La historia apunta hacia Él y gira en torno a Él. La historia redentora glorificará Su nombre. Los redimidos glorificarán Su misericordia y los condenados glorificarán Su justicia. ¡Todos glorificarán al Dios que adoramos! Toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor –Filipenses 2

La gloria de Dios y el egocentrismo humano
Hay una gran diferencia entre la teología confesional que está centrada en Dios y la teología funcional que está centrada en nosotros mismos. En otras palabras podemos decir muchas veces "gloria a Dios" mientras hacemos muchas cosas, pero en nuestro interior las hacemos con el deseo y la expectativa de ser reconocido; si esto no ocurre nos sentimos frustrados, heridos. Y sucede porque aunque podamos decir confesionalmente "gloria a Dios",  funcionalmente lo hicimos para nuestra gloria y relumbre, y esperamos el reconocimiento de los hombres más que el de Dios.

A muchos no les sienta bien la idea de que todo sea hecho para la gloria de Dios. Se preguntan si Dios no será un gran egoísta. Dios no  es como nosotros que sólo pensamos en nosotros mismos cuando hacemos lo hacemos. Cada vez que Él se glorifica, el ser humano es beneficiado; por ejemplo: Dios se glorificó en la creación, en la salvación de los perdidos; en la procreación; en la sexualidad, y el hombre se beneficia de todo este bien.  Dios está siempre por Él en primer lugar pero también por el hombre en un grandioso segundo lugar. Dios nunca está tratando de ser el centro de atención porque ÉL ES EL CENTRO DE ATENCIÓN. Dios no tiene que luchar porque él es el centro de todo. Cada día, en todo detalle de su creación  macro o micro, a la vista de todos o de nadie, en cada acción de sus criaturas o su creación Él se glorifica y todo grita: "¡Gloria a Dios !"  Y un día ante su presencia,  nosotros gritaremos llenos de regocijo... al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén. (1 Timoteo 1:17)


Adaptado del libro Enseñanzas que Transformaron el Mundo. Autor Dr. Miguel Núñez; por Carlos Astorga T.

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