Dios nos invita a reunirnos para compartir su gozo, nos pone los elementos necesarios en nuestro corazón y nos da ejemplo con su actuar.
1. EL NOS DA EL ÁNIMO PARA ESTAR EN ESA FIESTA (Romanos 15:5-6)
”Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.”
Nuestro corazón es enemigo de nuestro Dios, cuando nos reconcilia consigo mismo el pone en nosotros un sentir para junto con otros unánimes a una voz le glorifiquemos.
2. NOS ENSEÑA A RECIBIRNOS UNOS A OTROS COMO EL NOS RECIBIÓ (Romanos 15:7-8)
"Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios. Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres, 9 y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia”
Cristo nos recibe en esta gloriosa comunión que es su iglesia. El nos llamó y cuando vinimos nos recibió plenamente, en las condiciones en que llegamos. Ahora debemos recibirnos unos a otros como él lo hizo. Si el nos recibió tan plenamente con todos nuestros defectos. ¿Cómo no nos vamos
a recibir de la misma manera unos a otros?
3. CANTAR ALABANZAS CON ALEGRÍA A LA MISERICORDIA DE DIOS (Romanos 15:9-12)
15:9 (Salmo 18:49) Aquí vemos a Cristo confesando al Padre entre los gentiles y cantándole alabanzas entre ellos.
15:10 (Deuteronomio 32:43) Aquí vemos que el Señor une a los gentiles con su pueblo, como aprendiendo de los judíos la adoración
15:11 (Salmo 117:1) Aquí vemos al Señor motivando a todos los pueblos a magnificar a Dios.
15:12 (Isaías 11:10) Finalmente la adoración por el placer de ser gobernados por Dios.
Dios nos une con todos los hombres y nos da un nuevo sentir unos por otros aun con los que no nos podríamos ver (como judíos y gentiles) y así cantar alabanzas a Dios para magnificarle.
4. EL EFECTO DE TAL ADORACIÓN EN UNIDAD NOS HACE ABUNDAR EN ESPERANZA. (Romanos 15:13)
“Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.”
Abundar en esperanza, crecer en el evangelio y madurar espiritualmente.
Dios nos hizo para hablar y cantar pero especialmente para cantarle a él.
Cantamos porque es la voluntad de Dios QUE TODO LO QUE RESPIRE ALABE AL SEÑOR (Salmo 150:6)
Cantamos por el gozo de la salvación, cuando estamos llenos del Espíritu Santo.
Cantamos porque es lo natural y normal para el pueblo de Dios.
Cantamos llenos de gozo unidos a otras voces de creyentes.
Cantamos al Señor junto con los que antes no nos podíamos ver ni en pintura.
Cantamos porque PERTENECEMOS a Su reino que es un reino de GOZO, PAZ Y JUSTICIA.
y Cantaremos por la eternidad en la fiesta de gozo eterna en los cielos (Apocalipsis 5:9, 10)
SOMOS LA IGLESIA BÍBLICA UNIDOS EN CRISTO
Para que a todos el Dios de la paciencia y de la consolación nos dé un mismo sentir según Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, glorifiquemos al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
La doctrina de la ira de Dios ha caído en tiempos difíciles.
En el mundo de hoy, cualquier concepto de la ira de Dios ofende nuestros
sentimientos modernos. Es demasiado desconcertante, demasiado intolerante.
Vivimos en un día donde nos posicionamos como jueces en un
juicio sobre el carácter de Dios. "¿Cómo puede el infierno ser
justo?" "¿Por qué Dios ordenaría a los israelitas destruir a los
Cannanitas?" "¿Por qué Dios parece estar siempre enojado?"
El hecho de que muchas personas luchan con estas y muchas
otras preguntas de este tipo, significa que más que nunca se necesita un
pensamiento correcto sobre la doctrina de la ira de Dios. Se necesita para
motivar el vivir cristiano, alimentar una adoración apropiada, y como
herramienta para enfrentar objeciones hacia el cristianismo.
A continuación cinco verdades bíblicas sobre la ira de Dios:
1. La ira de Dios es justa.
Se ha vuelto común para muchos argumentar que el Dios del
antiguo testamento es un monstruo moral, que no es en modo alguno digno de
adoración.
Sin embargo, los autores bíblicos no tienen dicho problema.
De hecho, se dice que la ira de Dios está en perfecto acuerdo con la justicia
de Dios. Pablo escribió, "Mas por causa de tu terquedad y de tu corazón no
arrepentido, estás acumulando ira para ti en el día de la ira y de la
revelación del justo juicio de Dios" (Romanos 2:5, LBLA). La ira de Dios
es, entonces, proporcional al pecado humano.
De manera similar en Proverbios 24:12 dice, "Si dices:
Mira, no sabíamos esto. ¿No lo tiene en cuenta el que sondea los corazones? ¿No
lo sabe el que guarda tu alma? ¿No dará a cada hombre según su obra?"
J.I. Parker resumió:
"En la Biblia la ira de Dios nunca
es caprichosa, autoindulgente, irritable, o moralmente innoble, cosa que es muy
común en la ira humana. Más bien es una reacción correcta y necesaria hacia el
mal moral"
2. A la ira de Dios hay que temerle.
Hay que temer la ira de Dios porque todos han pecado y caído
de la gloria de Dios (Romanos 3:23). Debemos de temer la ira de Dios porque
apartados de Cristo estamos justamente condenados (Romanos 5:1).
Debemos temer la ira de Dios porque Dios es suficientemente
poderoso como para cumplir lo que promete (Jeremías 32:17). Debemos temer la
ira de Dios, porque Dios promete eterno castigo para aquel que esté apartado de
Cristo (Mateo 25:46).
3. La ira de Dios es congruente en el Antiguo y Nuevo
Testamento.
Es común pensar del Dios del Antiguo Testamento como malo,
duro y lleno de ira, y del Dios del Nuevo testamento como tierno, paciente y
amoroso. Ninguno de estos retratos es representativo de la enseñanza de las
Escrituras sobre la ira de Dios.
Encontramos descripciones inmensamente terribles de la ira
de Dios en el Antiguo y Nuevo Testamento. A continuación unos cuantos ejemplos:
"He
aquí, la tempestad del Señor con furor ha salido; una tempestad
devastadora descargará sobre la cabeza de los malvados". (Jeremías
30:23)
"Dios
celoso y vengador es el Señor; vengador es el Señor e irascible. El Señor
se venga de sus adversarios, y guarda rencor a sus enemigos". (Nahúm
1:2)
"Porque
la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia
de los hombres, que con injusticia restringen la verdad". (Romanos
1:18)
"De
su boca sale una espada afilada para herir con ella a las naciones, y las
regirá con vara de hierro; y El pisa el lagar del vino del furor de la ira
de Dios Todopoderoso". (Apocalipsis 19:15)
4. La ira de Dios es su amor en acción en contra del
pecado.
Esto es contra intuitivo, pero escúchame. Dios es amor, y
Dios hace todas los cosas para su gloria (Romanos 11:36). Dios ama su gloria
sobre todas las cosas (¡lo cual es algo bueno!). Por lo tanto, Dios gobierna el
mundo de una manera que le da máxima gloria. Esto significa que Dios debe de
actuar de forma justa y juzgar el pecado (es decir, responder con ira), de otra
manera Dios no sería Dios. El amor de Dios por su gloria motiva su ira en
contra del pecado.
Ciertamente, el amor de Dios por su propia gloria es una
realidad aleccionadora para muchos y no es buena noticia para los pecadores.
Después de todo "¡Horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo!"
(Hebreos 10:31).
5. La ira de Dios es satisfecha en Cristo.
Aquí tenemos las buenas noticias definitivas. "Cristo
Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores" (1 Timoteo 1:15)
Gracias a Cristo, Dios puede llamar justificados a los pecadores apropiadamente
(Romanos 3:26) Dios ha hecho lo que nosotros no hemos podido hacer, y lo que
nosotros no nos merecemos. Charles Wesley se exultó correctamente en esta buena
noticia:
Y podrá ser lo que debo de ganar
¿Interés en la sangre del Salvador?
¿Murió por mí? ¡Quien causó su dolor!
¿Por mí – quien le persiguió hasta la muerte?
¡Asombroso amor! ¿Cómo puede ser?
Por eso, mi Dios, ¿debió morir por mí?
La frase "Sólo a Dios la gloria " se escucha
comúnmente entre los hijos de Dios. Es una frase fácil de recordar, difícil de
entender y prácticamente imposible de vivir de manera consistente dada nuestra
naturaleza pecadora. Si no comprendemos lo que es, significa o implica la
gloria de Dios, mucho menos entenderemos lo que implica darle a él la gloria.
Nuestra naturaleza egocéntrica se niega dar a Dios la gloria.
Creyentes y no creyentes, y todo el universo espiritual o
material, fuimos creados con la intención expresa de glorificar a nuestro Dios.
Así lo afirma el texto de Isaías 43:7 "a todo el que es llamado por mi
nombre y a quien he creado para mi gloria, a quien he formado y a quien he
hecho". La razón de nuestra existencia, trabajo, matrimonio, o
diversión, debería ser primeramente para la gloria de Dios. Hasta las cosas más
rutinarias y cotidianas deberían ser hechas para la gloria de Dios.
Hoy en día, no se oye hablar sobre la gloria de Dios ni
siquiera en muchos pulpitos. Esto se
debe a que no se le da a Dios valor. Sin embargo, como dice Romanos 11:36: Todo
es de Él. Todo es por Él. Todo es para Él.
La gloria de Dios: definición
Definir adecuadamente la gloria de Dios es casi imposible
porque nadie la ha visto jamás. Moisés rogó a Dios que le mostrara su gloria
(Éxodo 33:18) y Dios le respondió: "...No puedes ver mi rostro; porque
nadie puede verme, y vivir" (vs. 20). No podemos definir su gloria,
pero si podemos hablar de aquellas cosas que Su Palabra revela acerca de esa
gloria. Desde este punto de partida la gloria de Dios parece significar HONOR,
EXCELENCIA, REPUTACIÓN; algo no ordinario. En esencia, la gloria de Dios puede
resumirse como el conjunto de cualidades o atributos que Dios tiene en Su ser
interior; y externamente podemos decir que su gloria es el despliegue de esos
atributos en su creación. Para Juan Calvino, la creación era el teatro (o
escenario) de la gloria de Dios, como dice el Salmo 19:1. Sin pronunciar palabra la creación refleja Su
sabiduría, poder, majestad, trascendencia y belleza. Aún con todo ello, todo
este universo no podía poner de manifiesto
Su bondad y Benevolencia, Su amor y Su misericordia, Su justicia y
Su santidad. Tan sólo la Cruz del
calvario hace eso.
La salvación para la gloria de Dios solamente
De una manera extraordinaria, la cruz muestra al Dios santo
e inocente tomando el lugar del pecador y sufriendo el castigo que debió haber
caído sobre nosotros. Y lo hizo por una sola razón: por las riquezas de su
gracia. Todos los cristianos debemos reflejar de "regreso hacia Él" la gloria de su
gracia que llega a nosotros en la salvación. Así lo dice Efesios 1:3-14. Se ha
hecho un énfasis en una salvación centrada en el hombre haciéndolo el centro
del plan de redención de Dios, cuando la palabra de Dios describe una historia
redentora centrada en Dios de principio
a fin. Todo es de Él, por el Él y para Él.
Por tanto, sólo a Él sea la gloria.
La salvación es para la gloria de Dios solamente porque ella
es el fruto de la Trinidad completa a favor de los seres humanos y pone de
manifiesto de manera extraordinaria atributos de Dios que el resto de la
creación no podría mostrar. La salvación en la enseñanza bíblica es una obra en
acuerdo y unidad de los miembros de la Trinidad: El Padre elige. El Hijo redime.
El Espíritu regenera y santifica. El
Padre elige en la eternidad pasada –Efesios 1:3-14. El Hijo de Dios nos redime en la cruz del
calvario eliminando la pena del pecado –Romanos 3:20-26. El Espíritu debilita el poder del pecado en
nosotros –2 Corintios 3:18. Queda así manifiesta la Gloria de Dios Padre; la de
Dios Hijo, y la de Dios Espíritu Santo.
Hoy en día hay una trivialización de Dios porque la idea
prevaleciente es que lo que no conduce a la felicidad del hombre es malo,
injusto e imposible de atribuírselo a Dios. Ahora la gloria de Dios consiste en
el bien del hombre. En lugar de que el hombre viva para glorificar a Dios; Dios
vive para glorificar al hombre. Como diría Santiago 3:10b "Hermanos
míos, esto no debe ser así."
La centralidad de Dios en Dios
Después de que Adán corrompió con un solo acto la creación,
Dios en su benevolencia anunció la futura venida de un redentor sin que el
hombre pidiera tal ayuda. Así transcurre la historia bíblica, anuncio tras
anuncio sobre el Mesías que habría de venir para salvar lo que se había
perdido, hasta que llegado el tiempo Dios envió a su Hijo, aquel prometido
desde Génesis y que vino a través de la simiente de Abraham, David, y muchos
más.
Dios es el único Ser necesario en toda la creación; Él
sostiene el universo con el poder de su palabra –Hebreos 1:3. Él comenzó la historia del hombre y Él la
terminará. La historia apunta hacia Él y gira en torno a Él. La historia
redentora glorificará Su nombre. Los redimidos glorificarán Su misericordia y
los condenados glorificarán Su justicia. ¡Todos glorificarán al Dios que
adoramos! Toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Jesucristo es el
Señor –Filipenses 2
La gloria de Dios y el egocentrismo humano
Hay una gran diferencia entre la teología confesional que
está centrada en Dios y la teología funcional que está centrada en nosotros
mismos. En otras palabras podemos decir muchas veces "gloria a Dios"
mientras hacemos muchas cosas, pero en nuestro interior las hacemos con el
deseo y la expectativa de ser reconocido; si esto no ocurre nos sentimos
frustrados, heridos. Y sucede porque aunque podamos decir confesionalmente
"gloria a Dios",
funcionalmente lo hicimos para nuestra gloria y relumbre, y esperamos el
reconocimiento de los hombres más que el de Dios.
A muchos no les sienta bien la idea de que todo sea hecho
para la gloria de Dios. Se preguntan si Dios no será un gran egoísta. Dios
no es como nosotros que sólo pensamos en
nosotros mismos cuando hacemos lo hacemos. Cada vez que Él se glorifica, el ser
humano es beneficiado; por ejemplo: Dios se glorificó en la creación, en la
salvación de los perdidos; en la procreación; en la sexualidad, y el hombre se
beneficia de todo este bien. Dios está
siempre por Él en primer lugar pero también por el hombre en un grandioso
segundo lugar. Dios nunca está tratando de ser el centro de atención porque ÉL
ES EL CENTRO DE ATENCIÓN. Dios no tiene que luchar porque él es el centro de
todo. Cada día, en todo detalle de su creación
macro o micro, a la vista de todos o de nadie, en cada acción de sus
criaturas o su creación Él se glorifica y todo grita: "¡Gloria a Dios
!" Y un día ante su presencia, nosotros gritaremos llenos de regocijo...
al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y
sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén. (1 Timoteo
1:17)
Adaptado del libro Enseñanzas que Transformaron el Mundo.
Autor Dr. Miguel Núñez; por Carlos Astorga T.
"Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene
al Padre, sino por mi" Juan 14:6
Introducción
En un mundo tan inclusivo y tolerante como el nuestro,
proclamar a Jesús como el único camino, como la única verdad y como el único
acceso al Padre es irritante para muchos.
Nadie nos atreveríamos a hacer tales pronunciamientos tan excluyentes si
Jesús no hubiese sido el originador de esas frases pilares de la fe
cristiana. El hombre de hoy influido del
posmodernismo, relativista, subjetivista, piensa que la verdad es relativa a la
perspectiva de cada uno, por eso nadie posee la verdad, como única. Lo que esta
gente ignora es que la verdad siempre es exclusiva independientemente del campo
del saber que estemos considerando. La verdad es siempre posicional, porque
cuando hacemos afirmaciones, estas o son ciertas o están erradas, pero no ambas
cosas a la vez. El error siempre tiene cabida para la verdad pero la verdad
nunca tiene cabida para el error. En el
caso de Jesús, él no dijo tener la verdad sino ser la verdad: “Jesús
le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino
por mí” (Juan 14:6)
Salvación sólo en Cristo
La iglesia católica enseña que la salvación no está en Cristo
solamente. El punto 95 del Catecismo Católico enseña que la tradición, la
Escritura y el magisterio de la iglesia "contribuyen eficazmente a la
salvación de las almas", dando a entender que la iglesia Católica Romana
en sí misma juega un papel en la salvación de los hombres, lo que contradice
por completo la enseñanza de las Escrituras.
Cristo dijo de manera categórica que él es el camino y nadie va al Padre
si no es a través de Él. Como Zwinglio lo dijo:
“El resumen del evangelio es que nuestro Señor Cristo, el
verdadero Hijo de Dios, nos ha hecho conocer la voluntad de nuestro Padre
Celestial y nos ha redimido de la muerte y nos ha reconciliado con Dios a
través de su inocencia. Por tanto, Cristo es el único camino de salvación de
todos los que fueron , son ahora o serán.”
El rol de Jesús en la salvación
Jesús vino a vivir una vida que ninguno de nosotros podía
vivir, a morir una muerte que ningún ser humano podía sufrir, y a resucitar de
entre los muertos para conquistar al pecado y la consecuencia del pecado, la
muerte. En las Escrituras, tanto la vida como la muerte y la resurrección de
Jesús contribuyen a la salvación de los perdidos. Su muerte fue vicaria o
sustitutiva (2 Corintios 5:21). Su muerte fue también propiciatoria, es decir, Cristo
vino para ser un sacrificio que aplacara la ira de Dios (Romanos 3.25; Hebreos
2:17). La resurrección de Cristo, fue el amén del Padre al sacrificio perfecto
de su Hijo. Si ese sacrificio no hubiera llenado las demandas de la ley, Dios Padre jamás lo hubiese aceptado. La muerte de
Cristo fue vital, pero no sin su resurrección (1 Corintios 15:12-19). La
iglesia cristiana espera la segunda venida de Cristo porque así como cumplió la
promesa de su resurrección, cumplirá la de su segunda venida.
La salvación según Jesús
A través de todo lo que dijo Jesús de sí mismo en los
evangelios, dejó claro que él era el único camino de salvación. El fue enviado por el Padre;
sólo él llenaba los requisitos para la salvación. Habiéndose encarnado, sólo él
llenó a la perfección las demandas de la ley; sólo él se ofreció como
sacrificio por nuestro pecado; sólo él nació, vivió y murió sin pecado.
Habiendo muerto en lugar de los pecadores, resucitó victorioso sobre el pecado
y la muerte. Por lo tanto sólo en él hay salvación. Él es el único camino que
hay que seguir, él es la verdad que tenemos que creer, y la vida que tenemos
que vivir (Juan 14:2-6).
Primer concepto
Cristo el único
camino: Cuando Adán pecó perdió el camino a la comunión con Dios, la muerte
entró y la vida se le llenó de espinos y abrojos. La vida es como un desierto o
como una jungla, si quieres salir vivo de allí, tienes que poner tu mano en la
mano del Señor y él te guiará a puerto seguro. Él es el único camino para
seguir, y estar, en la presencia y comunión con Dios. Las religiones te ofrecen
ritos y ceremonias, Jesús te ofrece reconciliarte con Dios. Los sistemas
religiosos te dicen: "Sigue estas reglas"; Jesús te dice
"sígueme".
Segundo concepto
Cristo la verdad:
Todos los caminos prometen llevar al encuentro con la deidad, pero mienten y
engañan. Nosotros, en asuntos espirituales no podemos distinguir la verdad de
la mentira, no sabemos cómo diferenciarla. Cristo dijo: Yo soy la
verdad; no una verdad. No vino simplemente a decir la verdad, vino a
personificar la verdad. Él es la verdad misma, y esto nos trae descanso porque
él es la verdad sin sombra de mentira.
Además, cuando hacemos el compromiso de seguirlo hacemos el compromiso
con la verdad en todas sus formas. Siguiendo a Cristo nos comprometemos a andar
en la verdad; entendemos que si mentimos representamos el mundo de las
tinieblas, no el mundo de la luz. Tenemos un compromiso con la verdad aún en
las cosas más pequeñas. Andar en la mentira es crispante, andar en la verdad es
paz y descanso.
Tercer concepto
Cristo la vida: El primer Adán junto con su esposa
comió del fruto prohibido, y perdió la vida. Dios mandó que no comieran de
aquel árbol y ellos comieron. Ahora Cristo, en el Nuevo Testamento se ofrece
como el pan de Vida; como el árbol de la vida del cual todos podemos comer y
resulta que nadie quiere comer de Él. ¿Quién entiende al hombre? Cuando se le
prohíbe comer, come y cuando se le invita a comer no come; es siempre contrario
al mandato de Dios. Cristo no señaló el
camino, sino que se identificó él mismo como el camino, y como él no es una
carretera, para caminar lo único que podemos hacer es seguirlo. Él nos guiará a
lo largo de todo nuestro camino hasta llevarnos al Padre celestial. No
perderemos el camino si seguimos al Señor.
Jesús como persona es única en la historia. Jesús fue único
en su tiempo, en su nacimiento, en su naturaleza, en su autoridad, en su influencia,
en su santidad. Con Cristo tropiezan la religiones que utilizan intercesores,
buenas obras, repeticiones de fórmulas de oración, y penitencias. Lo que la
Biblia enseña acerca de Cristo y su divinidad, hace tropezar cualquier doctrina
haya existido en la historia de la
humanidad. Sólo el evangelio centrado en la vida, la muerte y la resurrección
de Jesús puede salvar al pecador, sostenerlo y llevarlo con seguridad al cielo.
SOLO CHRISTUS--La salvación está en Cristo solamente.
Adaptado del libro Enseñanzas que Transformaron el Mundo. Autor Dr. Miguel
Núñez; por Carlos Astorga T.
Hace algunos años se celebró en Inglaterra un congreso de
religiones con la idea de reunir expertos en diferentes religiones y
compararlas. Al preguntarse si el cristianismo tenía algo particular que no
tuviera ninguna otra religión pensaron en la encarnación, en la resurrección,
pero encontraron que en otras religiones se mencionaban. Cuando llegó a la
reunión C.S. Lewis, sin pensarlo dos veces dijo: "¡Ah! eso es fácil, es
el concepto de la gracia". Después de una breve discusión los expertos
tuvieron que concluir que ciertamente en ninguna otra religión Dios ofrece su
amor y su salvación completamente gratis, de forma incondicional. Solamente en
el cristianismo se da esa condición.
La calidad de nuestras obras
Poco tiempo después de la caída del hombre, vemos que la
raza humana se corrompió a un grado tal que Dios se vio en la necesidad de
juzgar a todo el planeta (Génesis 6:5) "Y
el Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y
que toda intención de los pensamientos de su corazón era
sólo hacer siempre el mal."Desde que Adán y Eva
desobedecieron a Dios, el ser humano evidencia suficiente de la maldad de su
corazón. Isaías, un hombre de gran rectitud, cuando se vio ante la presencia de
la santidad de Dios dijo: "¡Ay de mí! Porque perdido estoy, pues soy
hombre de labios inmundos y en medio de un pueblo de labios inmundos habito,
porque han visto mis ojos al Rey, el Señor de los ejércitos." Isaías
6:5. Más adelante, en el Nuevo
Testamento Pablo dijo: "Todos se han desviado, a una se hicieron
inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno."
(Romanos 3:10). Todas las facultades del
hombre están afectadas por el pecado; su mente, corazón, emociones y voluntad,
y por tanto todas sus obras están teñidas de maldad; a esto se le llama
depravación total.
La Gracia y la Justicia de Dios frente a las obras del
ser humano
La Gracia de Dios es aquel atributo por medio del cual él
nos concede lo que no merecemos. Algunos definen la gracia simplemente como el
favor inmerecido de Dios. Esto puede verse a la luz de la justicia de Dios, que
es otro de sus atributos, y la parte de su carácter que garantiza que su ley
santa sea cumplida, y que a la vez asegura que lo que fue bien hecho sea recompensado
y lo mal hecho castigado a su debido tiempo. Así pues, la salvación es un
regalo de Dios; es un don otorgado por gracia. La gracia excluye la posibilidad
de que las obras de los hombres puedan contribuir en algo para su salvación.
Como dice Romanos 11:6: "Y si es por gracia, ya no es por obras; porque
en tal caso la gracia ya no sería gracia". (NVI) Las obras excluyen la
gracia, y viceversa. De ahí la afirmación de las Escrituras "Solo por
gracia": Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor
por nosotros, 5 nos dio vida con Cristo, aun cuando
estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados!"
(Efesios 2:5)
La razón de nuestra salvación
La razón por la que Dios decidió salvarnos no radica en
nosotros, sino exclusivamente en la benevolencia de su Ser. Las motivaciones de
nuestra salvación se describen en Efesios 2:4-5:
4 Pero Dios, que es
rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos
amó, 5 aun cuando estábamos muertos
en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia
habéis sido salvados).
Las tres palabras subrayadas: misericordia, amor,
gracia, están íntimamente relacionadas con nuestra salvación. La gracia es
recibir aquello que no merezco. No merezco estar en el cielo, pero la gracia de
Dios me da la entrada a su presencia. La misericordia es no recibir lo que sí
merezco: la condenación. Pero por creer el testimonio del evangelio ya no
iremos a condenación. Todas las criaturas han sido receptoras de la gracia
común de Dios desde el mismo momento de su creación; nada ni nadie obligó a
Dios a crearnos, pero él quiso compartir su amor con nosotros. Los ángeles no
caídos han sido receptores de su gracia, pero al no haber pecado no han sido
receptores de su misericordia. Esto nos lleva a señalar que el hombre ha sido
receptor tanto de la gracia como de la misericordia, si ha recibido la salvación.
Nosotros tenemos dificultad para concebir una salvación por gracia porque
estamos muy acostumbrados a pagar por todo lo que hacemos. Y Dios obra así por
causa de su gran amor que tiene características sorprendentes: Su amor es
incondicional, es eterno, es dadivoso o altruista, es incomprensible. Perdernos
de este amor es morir eternamente. C.S. Lewis decía al respecto:
“Si alguien
me abandona, yo sufro; pero si yo abandono a Dios, él sufre, pero no porque
yo lo haya abandonado sino por lo
valioso de lo que yo estoy perdiendo.”
Las características de la gracia de Dios
La gracia de Dios es inmerecida: Los seres humanos no
hemos hecho nada para ser considerados merecedores de la gracia impartida sobre
nosotros.
La gracia de Dios es común y es especial: La gracia
común es aquella que reciben todos los seres humanos independientemente de que
sean creyentes o no. Es la que hace que el sol y la lluvia caigan sobre buenos
y malos. La gracia especial es el bien que algunos reciben de parte de Dios
como se dice de Naamán el sirio: Y
muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, pero ninguno de
ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio" (Lucas 4:27-29).
La gracia de Dios es soberana: Dios le dijo a Moisés:
"Yo haré pasar toda mi bondad delante de ti, y proclamaré el nombre
del Señor delante de ti; y tendré misericordia del que tendré
misericordia, y tendré compasión de quien tendré compasión” (Éxodo 33:19).
El hombre se irrita cuando ve la gracia soberana de Dios en acción, como cuando
los judíos se enojaron contra Jesús cuando le habló de la sanación de Naamán el
sirio, y la alimentación de la viuda de Sarepta (Lucas 4:25-29). Aun cuando el
ser humano en su orgullo no lo tolera, la gracia de Dios es soberana.
Tomado del libro Enseñanzas que Transformaron el Mundo por
Dr. Miguel Núñez; Por Carlos Astorga T.
Al igual que la doctrina de la sola scriptura, esta
enseñanza acerca de la salvación por fe solamente, formó parte del corazón del
Movimiento de Reforma. Es una doctrina fácil de ver en la Palabra de Dios. Hay
múltiples pasajes donde claramente se expresa que la salvación es por fe
solamente y no por obras. Para Martín Lutero la enseñanza de la justificación
por fe solamente era el principio sobre el cual la iglesia se levanta o cae.
Hay doctrinas que los cristianos maduros y eruditos tienen libertad para
interpretarlas en formas diferentes.
Pero esta doctrina representa el corazón de la fe cristiana no solo para
Lutero, Calvino y los demás reformadores, sino también para nosotros.
En el caso de Lutero lo que le atormentaba era que a pesar
de ser un monje ejemplar no encontraba la paz para su alma, esto le hacía
confesarse constantemente, describiendo ese período como uno de gran
desesperación, a tal grado que cuando alguien le preguntó si amaba a Dios,
respondió "¿Amar a Dios?... Yo a veces lo odio". Hasta que estudiando
y enseñando el libro de Romanos entre 1510- 1517 entendió la frase de Romanos
1:17, "el justo por la fe vivirá". Cuando esto pasó pronunció
estas palabras:
"Finalmente, meditando día y noche, por la misericordia
de Dios, yo... comencé a entender que la justicia de Dios es aquella a través
de la cual el justo vive como un regalo de Dios, por fe... con esto yo me sentí
como si hubiese nacido de nuevo por completo, y que hubiese entrado al paraíso
mismo a través de las puertas que habían sido abiertas ampliamente."
La Salvación mal entendida
En nuestro contexto latinoamericano algunas personas creen
que van ir al cielo, y no pueden ir al infierno, porque nunca han matado a
nadie, ni han robado, ni han sido infieles a su cónyuge. Aunque reconocen haber
dicho algunas mentiras también se responden ¿quién no las ha dicho? Otros
piensan "No soy el más santo de todos, pero tampoco soy el peor; de manera
que espero que Dios pueda tomar eso en cuenta". La gente piensa que cuando
Dios examine su vida, se librarán del infierno porque sus obras no son tan
malas como las de otros. Desafortunadamente pensamos así porque no vemos lo
malvado que es nuestro corazón y nuestra ciega conciencia no nos permite verlo
de otra manera. Dios tiene que obrar para ver lo malvado que es nuestro
corazón. Oswald Chambers explica que el Espíritu de Dios da convicción de
pecado al incrédulo para llevarlo al arrepentimiento y perdón para hacerlo
nacer de nuevo. En ese instante, el Espíritu de Dios viene a morar en el interior de la persona y
ahora que es salvo el Espíritu Santo continúa produciendo convicción de pecado
durante su proceso de santificación pero ya con la esperanza de su salvación.
Cuando Dios nos dio su ley, lo hizo no pensando que podíamos cumplirla, sino para
mostrarnos la maldad de nuestro corazón, la imposibilidad de cumplir su ley y la
necesidad de un salvador. Los reformadores han explicado que la ley de Dios
tiene dos o tres funciones distintas; la primera, llevar al pecador a los pies
de Cristo al entender la imposibilidad de cumplirla. Romanos 3:20 dice "por
medio de la ley viene el conocimiento del pecado.” ¡Cuidado! No dice el
"conocimiento de la salvación" sino el de cuán pecaminoso soy. Ese conocimiento, aunado al conocimiento de
la función de Cristo en la salvación, me lleva a depositar mi fe en Cristo como
mi Redentor y Salvador.
La salvación por fe solamente
Para muchos, el párrafo de Romanos 3:20-26 es el corazón de
esta epístola. La primera enseñanza (vs 20) de esta porción es que por medio de
las obras de la ley es imposible ser justificado. El mejor esfuerzo humano no llega a cumplir
la ley a cabalidad; por nuestros propios medios jamás alcanzaremos un estado de
santificación tal como para ser declarados justos. Lo único que la ley puede
hacer por mí es revelarme el carácter
santo de Dios y al hacerlo puedo ver lo que Dios es y lo lejos que estoy de él
por lo que yo soy y hago.
Por esa razón el verso 21 dice: "Pero
ahora, aparte de la ley, la justicia de Dios ha sido manifestada, atestiguada
por la ley y los profetas;" y luego el 22 explica cómo ocurre: "es
decir, la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos
los que creen." La rectitud moral de Dios ahora se manifestó aparte de
la ley; en otras palabras, como la ley no nos puede dar una justicia para
nuestra salvación, el camino para tener una justicia salvífica es otro: tener
la justicia de Dios, la única justicia salvífica de todo el universo, por medio
de la fe en Jesucristo. De ahí la frase "Sola Fide" de los
reformadores. 2 Corintios 5:21 lo dice así "Al
que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos
justicia de Dios en Él". Notemos el intercambio en lo que dice el
texto: "le hizo pecado por nosotros" Dios puso en la cruz
nuestros pecados en Cristo, al punto tal que él "fue hecho
pecado". Esto habla de una identificación total. Su sustitución fue
completa. Dios trató a su Hijo amado como pecador, descargando su ira sobre él.
Ahora dice: "para que fuéramos hechos justicia de Dios en El".
Esto es recibir el carácter santo de Dios por medio de la fe en Jesucristo. Así recibimos la
justicia de Dios; somos hechos justos por Dios--una identificación total. Ahora
somos justos como Cristo, sin serlo, y sólo por la fe. Es por eso que Lutero
decía "Simul Justus et peccator" "soy justo y pecador al mismo
tiempo."
Reflexión final
El carácter moral o santidad que me permite entrar al cielo
es algo que me ha sido otorgado (imputado) por Cristo después que mis pecados
han sido perdonados por Él. El evangelio son las buenas nuevas de salvación en
Cristo Jesús quien nos reconcilió con el Padre, siendo nosotros aún
pecadores. Hemos sido justiciados por fe
solamente, pero esa fe es también una obra de gracia de parte de Dios. Mientras
mejor entiendo su gracia, más entiendo que todo cuanto he llegado a ser no es
otra cosa que el fruto de esa gracia.
Tomando del libro "Enseñanzas que Transformaron el
Mundo" autor Dr. Miguel Nuñez; por Carlos Astorga T.
Desde joven, Martín Lutero había aceptado las creencias de
la iglesia sin cuestionarlas. Como un convencido católico creía en las
respuestas que le daba la iglesia en todo lo referente a Dios, al pecado y a la
salvación. Si la iglesia decía que recibir los sacramentos, hacer peregrinajes,
confiar en las indulgencias y doblegarse ante las penitencias era la manera de
conseguir y mantener la paz con Dios, ¿quién era él para cuestionarlo?
Abandonó sus estudios de leyes para hacerse monje. Con tal
fin decidió ingresar al monasterio de la orden de los agustinos. Su ferviente
deseo era que este paso lo condujera a una vida de santidad y de paz con Dios.
En consagración sincera poco a poco aprendió a hacer actos
de reverencia, a doblar la rodilla, a postrarse, a andar cabizbajo, a no reírse
nunca, a hablar por señas y a conservar una apariencia de humildad. Estaba
persuadido de que había escogido el camino que todos los santos habían
transitado. Hacía todo lo que podía en busca de aquellos méritos que la iglesia
prometía le traerían la paz tan deseada.
Al observar su humilde constancia, incuestionable fidelidad
y total dedicación, los superiores del monasterio pronto lo seleccionaron para
el sacerdocio. Mientras tanto, debía también seguir con su preparación. Las
reglas de la orden agustina requerían el estudio diario de la Biblia, por lo
que le regalaron un ejemplar. Hasta el último día de su vida Martín amó esa
Biblia, la que estudiaba con tanto afán. Como resultado “la Biblia comenzó a
dominar su pensamiento y la usaba como base y criterio para todas sus
conclusiones”.
El doctor Staupitz, vicario general de los agustinos en
Alemania, se interesó por conocerlo. En otoño de 1508 Lutero fue trasladado a
Wittenberg, donde se buscaba a los mejores profesores para la Universidad.
Escogieron a Lutero porque habían visto en el fraile no sólo un extraordinario
talento, sino sincera piedad.
En el año de 1510 fue elegido de compañía para un viaje a
Roma. Para Lutero era un viaje significativo; lo vio como una peregrinación.
Cuando a la distancia contempló la ciudad, sobrecogido de gozo gritó: “¡Salve,
Roma santa! ¡Tres veces bendita seas por la sangre de tus mártires!”
Un mes entero pararon en Roma, nos informa Atkinson: “Para
Lutero fueron cuatro semanas de desilusión fulminante.” Lutero buscaba
purificarse de su propia pecaminosidad, confesando y pidiendo consejo a los
sabios y santos de la iglesia.
Pero en Roma veía a los líderes religiosos cubiertos de
corrupción y pecado. Descubrió allí encarnados todos los abusos que la
cristiandad en forma universal condenaba. Para él fue un despertar agonizante.
L. Febvre escribe que cuando Lutero regresó a Alemania “callaba todavía”, añadiendo
que como hijo respetuoso de la iglesia, “se esforzaba por cubrir con piedad
filial una vergüenza demasiado manifiesta”. El problema de Lutero era que
creía en la iglesia, seguía a la iglesia, confiaba en la iglesia y reposaba su
fe en la iglesia.
Ahora en la torre universitaria sólo tenía una Biblia. Sobre
ella dirigió su vista en intensa concentración. Fue ahí donde un día estudiando
la Palabra comprendió el Evangelio. Salió de la torre como un hombre nuevo. En
muchas ocasiones Lutero contaría lo que descubrió en la Palabra ese memorable
día--que "el justo por la fe vivirá."
No puedo encontrar mejor conclusión que una cita del
historiador Atkinson:
“El alma de Lutero se salvó en su estudio, mediante un
arduo y penoso trabajo de los textos bíblicos. Descubrió que la teología
ofrecida por la iglesia no se ajustaba a la Biblia ni a la experiencia, ni al
sentido común. Quería que todos los hombres vieran de nuevo la obra de Dios
para el hombre tal y como se recoge en la Biblia. La peregrinación de Lutero
fue como una invitación a todos los hombres a otra peregrinación semejante.”
Lutero aprendió que el cristiano tiene que apegarse a las
verdades de la Palabra de Dios, aunque sea en contra de un Papa, un Concilio,
un alto personaje o cualquiera que fuere. Si no se obstaculizan las falsas
proclamaciones religiosas, llegará el momento en que se oculten las verdades
bíblicas, invalidando su autoridad.
Lutero replicaba de forma enérgica: “La Palabra de Dios,
la entera Palabra de Dios, y nada más sino la Palabra de Dios, es la única
autoridad”
Este compromiso valiente con las Escrituras fue reconfirmado
después en la famosa Dieta de Worms, donde compareció ante el emperador y la
corte del imperio; en esa ocasión cuando fue invitado a retractarse de sus
escritos, contestó:
“A menos que se me convenza mediante testimonios de la
Escritura, y claros argumentos de la razón, — porque no le creo ni al Papa, ni
a los concilios, ya que está demostrado que a menudo han errado y se
contradicen entre ellos —, estoy vencido por los textos de la Sagrada Escritura
que he citado, y mi conciencia esta ligada a la Palabra de Dios, no puedo negar
o revocar mis convicciones. No tengo nada más qué decir. ¡Que Dios tenga
misericordia de mí!”
Este escrito es una adaptación con recopilaciones textuales
del libro: “El Triunfo de la Fe” de Les Thompson; por Carlos Astorga T.
El mensaje del profeta Isaías – Sesión 29: Capítulo
50
José Luis García Antonio
Exhortación a confiar
en el Señor
Introducción.
Veremos las verdades del evangelio en el capítulo
50 de Isaías, mostrando las causas de su cautiverio, a la vez que observamos
una vindicación de Dios. Y consideraremos el mensaje del Señor sobre lo que le
espera ahora a la nación de Israel [y a todas las naciones] y cómo los salvará
por medio de Su Siervo.
Nos sorprenderá el ver que el Siervo llevará a cabo
su obra por medio del sufrimiento y con ello logrará una gran salvación.
Finalmente el profeta Isaías hará el llamado a
confiar en el Señor y ser salvos, dejando su advertencia a quienes no lo hagan.
I.La
causa del cautiverio (50:1-3)
Cuando
el pueblo de Israel se encuentre en la cautividad, ellos tendrán que de alguna
manera explicar qué es lo que pasó, cómo es que la ciudad de Jerusalén fue
derrotada y destruida, cómo es que salieron de la Tierra Prometida y qué es lo
que harán ahora, qué hay para ellos en el futuro.
A.Ilustración del divorcio
La primera conclusión será que Dios ha fallado,
puesto que no pudo cumplir sus promesas. No hay tierra -> no hay pacto ->
no hay Dios.
Y al elaborar su respuesta, ellos mencionaban dos
analogías:
50 Así dice el Señor:
¿Dónde está esa carta de divorcio
con la que repudié a vuestra madre?
La
primera es decir que Dios ha repudiado a su pueblo, que le dio carta de
divorcio y por eso los mandó lejos.
B.Ilustración de los acreedores
¿O a cuál de mis acreedores os vendí?
La segunda ilustración es la de que
fueron vendidos como esclavos porque Dios tenía deudas pendientes que pagar.
Ambas ilustraciones son formas de
expresar el pensamiento de que el que falló fue Dios, que no pudo salvarles o
que no quiso salvarles. Que no permaneció fiel al pacto.
C.Razón
de su cautiverio
He
aquí, por vuestras iniquidades fuisteis vendidos,
y por vuestras transgresiones fue repudiada vuestra madre.
2 ¿Por qué cuando vine no había nadie,
y cuando llamé no había quien respondiera?
La verdadera razón es que ellos fueron
llevados a cautiverio por causas de sus iniquidades. Ellos son los que no
permanecieron fieles al Señor. Se alejaron de él y sufrieron las consecuencias.
D.La razón no está en Dios
¿Acaso es tan corta mi mano que no puede
rescatar,
o no tengo poder para librar?
He aquí, con mi reprensión seco el mar,
convierto los ríos en desierto;
sus peces hieden por falta de agua,
mueren de sed. 3 Yo visto de negrura los cielos,
y hago de cilicio su cobertura.
Tenemos, pues, una vindicación de Dios. Él es fiel,
poderoso y amoroso. Y podía y quería salvarles. Él está de luto al ver a Su
pueblo llevado cautivo. Su corazón llora y se viste de luto.
Y para salvarles, el Señor envía a Su SIERVO.
II.El
Siervo del Señor les salvará (50:4-9)
Este
siervo es, en algún sentido Isaías consolando al pueblo, o también Ciro como
rey que ordena el retorno o los gobernantes y profetas de la restauración
[Zorobabel, Esdras, Nehemías, Hageo, Zacarías, Josué]
Pero
en un sentido mayor y amplio, está refiriéndose al Señor Jesucristo.
A.El Siervo sabe hablar al agotado
4 El
Señor Dios[a] me ha dado lengua de discípulo[b],
para que yo sepa sostener
con una palabra al
fatigado.
El Señor Jesucristo viene con “buenas nuevas”, con
palabras de consuelo llamándoles con ternura, pues la situación no es para
menos.
Las personas son descritas como fatigadas, exhaustas.
Pero el Señor habla “como nunca nadie habló antes”
y sus palabras son “palabras de vida”.
B.El Siervo es obediente al Señor
Mañana tras mañana me despierta,
despierta mi oído para escuchar como los discípulos. 5 El Señor Dios me ha abierto el oído;
y no fui desobediente,
ni me volví atrás.
El Siervo es obediente y en su obediencia nosotros
somos obedientes. Él es nuestra justicia. No solo es “como si nunca hubiéramos
pecado”, sino más que eso, es como si nosotros hubiéramos sido obedientes.
Cristo es nuestra justicia.
ÉL fue obediente en todo, hasta la muerte y muerte
de cruz.
Y Ahora, que ya somos hijos de Dios, debemos ser
obedientes a la justicia, ya no ir por el mismo camino desenfrenado y ser
discípulos, “mañana tras mañana” escuchar Su Palabra y obedecerla.
C.El Siervo es sufriente
6 Di mis
espaldas a los que me herían,
y mis mejillas a los que me arrancaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y esputos.
Uno de los puntos controversiales y hasta
escandalosos, era que el mesías sufriría. Esto no tenía sentido, ya que se
suponía que el mesías derrotaría el mal y la injusticia. ¿Cómo iba a derrotar
el mal? ¿Sufriendo y muriendo?
Él sufrió por nosotros porque nos ama. No nos
necesita, por ello su amor es perfecto y está dispuesto a hacerse vulnerable.
Para nosotros el reino de Dios comienza con
debilidad, renuncia, cediendo los derechos de nuestra vida, comienza cuando
admitimos que necesitamos un salvador.
D.El Siervo es sostenido por Dios al
realizar Su Voluntad
7 El Señor Dios me
ayuda,
por eso no soy humillado,
por eso como pedernal he puesto mi rostro,
y sé que no seré
avergonzado. 8 Cercano está el que me justifica;
¿quién contenderá conmigo?
Comparezcamos juntos;
¿quién es el enemigo de mi causa?
Que se acerque a mí. 9 He aquí, el Señor Dios me
ayuda;
¿quién es el que me condena?
He aquí, todos ellos como un vestido se gastarán, la polilla se los
comerá.
El Señor perfila su rostro como un pedernal para ir
hacia la cruz, Dios le fortalece. Recordemos que antes de ir a la Cruz, Dios le
fortalece en el monte de la transfiguración, y la noche de su agonía, aunque
sus discípulos duermen, Dios le fortalece y manda ángeles para atenderle.
En realidad, Él es justo, pero va a ser entregado
por nosotros, los pecadores.
Y al final, saldrá triunfante. Y sus enemigos como
vestidos se gastarán, se los comerá la polilla.
III.El
llamado a confiar en el Señor (50:10-11)
A.La salvación viene solo por medio del
Siervo del Señor (Solo Cristo)
10 ¿Quiénhay
entre vosotros que tema al Señor,
que oiga la voz de su siervo,
que ande en tinieblas y no tenga luz?
Ahora, viene el llamado a confiar en el Señor. La
salvación viene solo por Cristo, sólo en él hay perdón de pecados y
justificación. En él hay vida y comunión.
Él es la luz y el que le siga no andará en
tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
B.La salvación viene solo por medio de la
fe (Sola Fe)
Confíeen el nombre del Señor y apóyeseen su Dios.
La
salvación es solo por la fe.
Una
fe que está basada en el conocimiento (notitia). Tiene un fundamento y este es la obra de Cristo
en la cruz. Que él es el cordero de Dios provisto desde antes de la fundación
del mundo y que él murió por nuestros pecados conforme a las Escrituras, que
resucitó al tercer día y ascendió a los cielos.
Pero
es también una fe que requiere de un asentimiento a ese conocimiento (asentia),
es decir que estemos de acuerdo con Dios, en que somos pecadores y necesitamos
de un salvador.
Y,
además, de que depositemos nuestra confianza plena en él (fiducia), que
abandonemos nuestra vida en sus manos, confiados en esta verdad.
Como
el ejemplo de la semana pasada cuando Carlos hablaba de Rahab la ramera, ella
tenía un conocimiento, asintió a ello y confió su vida al Señor.
Solo
así podemos ser salvos.
C.Los que no confían en el Señor, están
perdidos
11 He aquí,
todos vosotros que encendéis fuego,
que os rodeáis[c] de teas,
andad a la lumbre de vuestro fuego
y entre las teas que habéis encendido. Esto os vendrá de mi mano:
en tormento yaceréis.
Los que no confían en el Señor, están perdidos. Están poniendo sus
esperanzas en “antorchas” y se refugian en frágiles luces, no en La Luz.
Ellos tendrán su fin en “las tinieblas de afuera, donde será el llanto y
el crujir de dientes”.
Diferentes antorchas:
El amor, el éxito en la vida, los estudios, los placeres, etc. Pero creo
que el más recurrente es el DINERO.
Hay una trampa con la cual el dinero nos hace alejarnos de Dios y
hacernos sentir autosuficientes, pensar que tenemos la vida hecha.
Nos gusta poder comprarnos todo lo que queramos, sentirnos que encajamos
en círculos sociales exclusivos, que podemos “vivir” sin preocupaciones. Pero
es una trampa.
Nos adaptamos fácilmente a un incremento en los ingresos y a ese estilo
de vida y nos resulta tan difícil luego “bajar” el estilo de vida.
Como dice la canción mexicana, “yo no nací para pobre, me gusta todo lo
bueno”, claro estaba enamorada de una muchacha rica y ella no sabía mirar para
abajo y él tan pobre!
Pero debemos de pensar en el hombre rico que fue Jesús y sin embargo, por
amor a nosotros se hizo pobre!!!
Te imaginas eso!
Para que nosotros fuéramos enriquecidos.
Así que, qué son nuestras “pequeñas riquezas” comparadas con todo lo que
el Señor dejó por nosotros que no podamos entregarlo todo por él.
Hay un sutil
enemigo de la fe, que llega a nuestras agitadas vidas urbanas y sin percibirlo, va haciendo que nos enfoquemos en asuntos secundarios y que abandonemos o
descuidemos la fe. Va haciendo que valoremos las cosas que se ven y
despreciemos o no estimemos como de mayor valor a Dios y Su Palabra. Este
enemigo de la fe es la ansiedad.
Lectura de la
Biblia
Mateo 6:25-34
25 Por
tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis
de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que
el alimento, y el cuerpo más que el vestido?26 Mirad
las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y
vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?27 ¿Y
quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?28 Y
por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo
crecen: no trabajan ni hilan;29 pero
os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos.30 Y
si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste
así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?31 No
os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?32 Porque
los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que
tenéis necesidad de todas estas cosas.33 Mas
buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os
serán añadidas.34 Así
que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su
afán. Basta a cada día su propio mal.
Definición
La palabra
“afanarse” proviene de los términos griegos:
merizo – que significa dividir
nous – que significa mente
En otras
palabras, una persona que está ansiosa sufre de una mente dividida, dejándole
inquieto y distraído.
Algunas
observaciones del pasaje
6:26 “Vuestro Padre celestial las alimenta”
(a las aves)
6:30 “Dios la viste así” (a la hierba
del campo)
6:32 “Vuestro Padre celestial sabe que
tenéis necesidad”
Pensemos en las
dos ilustraciones que nos da el Señor Jesucristo con respecto a Dios el Padre.
Nos dice:
1.Que Dios alimenta y cuida de las aves.
¿Qué atributos de su carácter manifiesta
Dios al tener cuidado de las aves, que son tan pequeñas?
Veo a Dios misericordioso, cuidadoso, humilde como para atender a un
pequeño pájaro.
2.Que Dios viste a los lirios del campo.
¿Qué cualidades de carácter manifiesta
Dios al vestir de manera tan especial a los lirios del campo?
Dios es creativo.
Es espléndido, se luce al vestir de manera tan bella a una flor, sin
importar que sea de tan corta duración.
3.Pensemos en las diferencias y las
similitudes que tenemos nosotros con las aves y los lirios.
Similitudes: Nuestra vida tiene necesidades, es frágil y pasajera.
Diferencias:
Somos de mayor valor delante de Dios.
Nuestro Señor
Jesucristo nos dice además que Dios Padre conoce nuestras necesidades también,
así como sabe de los pájaros y los lirios.
Negarse a asumir el papel de Dios.
Dios es el que alimenta,
Dios es el que viste, Dios es el que sabe.
Nosotros no
podemos asumir el papel que le corresponde a Dios.
Si tenemos la
responsabilidad de trabajar con honestidad, de ahorrar y de compartir para las
necesidades de otros, pero esto siempre, dependiendo de la ayuda de Dios Padre.
Santiago 4:13-17 – Nos ayuda a ver cómo es la tendencia del hombre
a ser independiente de Dios.
Dios quiere que le busquemos a él y su reino como
asunto principal.
6:33 “Buscad primeramente el reino de Dios y
su justicia.”
1.Nosotros
no tendemos a buscar a Dios de manera natural, la Biblia dice que todos
nosotros nos apartamos de Dios y no queremos venir a él. (Isaías 53:6, Romanos 3:23)
2.Pero
el gran amor de Dios se manifestó al enviar a su Hijo Jesús a pagar por
nuestros pecados para llevarnos a Dios. (Romanos
5:8)
3.La
obra de Cristo es suficiente, por su muerte puedo tener mis pecados perdonados.
Y por su vida, tengo acceso a la vida de comunión con Dios. Una vida de fe. Ser
trasladado al reino de Dios. (Colosenses
1:13)
Dios desea ser nuestro más grande tesoro. Que lo tengamos a él en primer lugar y que
confiemos nuestras vidas a su cuidado.
32 Porque
los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que
tenéis necesidad de todas estas cosas.
Este mundo está diseñado para
distraernos de Dios y hacer que nos enfoquemos en una búsqueda afanosa de cosas
materiales, y nos hace pensar que el éxito consiste en tener cosas. Nos lleva a
tener una mente dividida, dejándonos inquietos y distraídos.
No seamos vencidas por
este sutil enemigo.
34 Así
que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su
afán. Basta a cada día su propio mal.