Iglesia Bíblica Unidos en Cristo
“…para que el mundo crea.” Juan
17:20-23
12 de enero de 2014.
José Luis García
Antonio.
El glorioso carácter de nuestro Señor
Jesucristo
Introducción
Muchas personas pretenden la
gloria, ya sea por sus hechos o por su carácter; algunos han sido célebres por
su misión al dar libertad o traer tiempos de paz a una comunidad; otros lo han
logrado por sus escritos o sus obras de arte; otros son recordados por su
aporte a la ciencia y la tecnología. Sin embargo, no muchos logran ser
gloriosos mientras viven en este mundo.
Nuestro Señor Jesucristo es
verdaderamente glorioso, es más, él es incomparable, tanto por sus obras, sus
palabras y su carácter. Hoy veremos la gloria de nuestro Señor Jesucristo
manifestada en su carácter. Su carácter mostrado en las Escrituras según se
puede apreciar en su vida y obra y en los relatos que hacen de él las personas
que estuvieron a su alrededor.
Existen muchas cualidades o
virtudes de las que pudiéramos hablar en relación a nuestro Señor Jesucristo,
pero hoy quisiera enfocarme en las virtudes que resalta José M. Martínez en su
Curso de Formación Ministerial: Cristología Básica – contemplando la gloria de
Cristo.[1]
La gloria de nuestro Señor Jesucristo
mostrada en lo glorioso de su carácter
·
Ausencia de pecado
Pasajes a considerar: Juan 8:46; 10:32; 18:23; 1ª Pedro
2:22; 1ª Juan 3:5; Lucas 23:4; 23:40-41; Mateo 27:4
“¿Quién de vosotros me
redarguye de pecado?
Pues si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis?”
Juan 8:46
Ni siquiera los opositores a Jesucristo podían acusarle de
pecado. Le conocían, lo habían estado escuchando, incluso con la sola intención
de atraparlo en alguna palabra o mala enseñanza. Y sin embargo no podían
encontrar algo malo de qué acusarle.
“Jesús les respondió: Muchas buenas obras
os he mostrado de mi Padre;
¿Por cuál de ellas me apedreáis?”
Juan 10:32
No solo no le podían acusar de palabra alguna, sino tampoco
de obra alguna. Él era sin pecado de palabra o de obra. ¿De qué le podían
acusar?, ¿de andar haciendo bien a la gente?
“Jesús le respondió: Si he hablado mal,
testifica en qué está el mal;
y si bien, ¿por qué me golpeas?”
Juan 18:23
Cuando se
encontraba en un juicio injusto, le interrogaban para tratar de hallar algo de
qué acusarle. El Señor Jesús le dice al sumo sacerdote, si quieres pregunta a
la gente, todos saben lo que enseño, nunca me he escondido sino que he enseñado
en las sinagogas y en el templo a plena luz del día.
“el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca.”
1ª Pedro 2:22
El apóstol Pedro, haciendo un llamado a los creyentes a
seguir las pisadas de Jesús, dijo, que Jesús nunca pecó ni engañó a nadie.
“Y sabéis que él apareció para quitar
nuestros pecados,
y no hay pecado en él.”
1ª Juan 3:5
El apóstol Juan
también afirma que Cristo no pecó.
“Y Pilato dijo a los principales
sacerdotes, y a la gente:
Ningún delito hallo en este hombre.”
Lucas 23:4
El mismo Pilato, después de que habían azotado a Jesús con
la finalidad de hacerle confesar algún crimen, tuvo que reconocer que Cristo
era inocente.
“Respondiendo el otro, le reprendió,
diciendo:
¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación?
Nosotros, a la verdad, justamente padecemos,
porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos;
mas éste ningún mal hizo.”
Lucas 23:40-41
También uno de los ladrones que fue crucificado al lado del
Señor, reconoció la inocencia del Señor.
“diciendo: Yo he pecado entregando sangre
inocente…”
Mateo 27:4
Hasta el mismo Judas, quien traicionó a Jesús, devolvió las
monedas reconociendo que había entregado a un inocente.
·
Espiritualidad genuina
Pasajes a considerar: Mateo 23:23-28
“ ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!
porque diezmáis la menta
y el eneldo y el comino,
y dejáis lo más
importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe.
Esto era necesario
hacer, sin dejar de hacer aquello.
¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el
camello!
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!
porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato,
pero por dentro estáis llenos de robo y de
injusticia.
¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de dentro del
vaso y del plato,
para que también lo de fuera sea limpio.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!
porque sois semejantes a sepulcros blanqueados,
que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos,
mas por dentro están llenos de huesos de muertos y
de toda inmundicia.
Así también vosotros por fuera, a la verdad, os
mostráis justos a los hombres,
pero por dentro estáis llenos de hipocresía e
iniquidad.”
Mateo 23:23-28
La vida espiritual del Señor Jesús era sin ostentación, no
hacía las cosas para buscar gloria o alabanza de los hombres. Muchas veces se
apartaba para tener un tiempo de genuina comunión con el Padre.
Apartado en silencio para orar, pero sin promover el
ascetismo, ya que luego volvía a estar en compañía de otros. Sin hipocresías,
no se mostraba como un vaso limpio solo por fuera, sino también por dentro.
·
Fidelidad
Pasajes a considerar: Hebreos 3:1-6
“Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento
celestial,
considerad
al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión,
Cristo
Jesús;
el cual es fiel al que le constituyó,
como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios.
Porque de tanto mayor gloria que Moisés es estimado
digno éste,
cuanto tiene mayor honra que la casa el que la
hizo.
Porque toda casa es hecha por alguno;
pero el que hizo todas las cosas es Dios.
Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de
Dios, como siervo,
para testimonio de lo que se iba a decir;
pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa
somos nosotros,
si retenemos firme hasta el fin la confianza y el
gloriarnos en la esperanza.”
Hebreos 3:1-6
Jesús
fue fiel, confiable al Señor. No abandonó la misión aunque todos lo
abandonaron. La exhortación del pasaje a que nosotros también podamos hacer
firme nuestra profesión. Hemos sido llamados a ser un cuerpo, una iglesia local
y si queremos valorar este llamado es
necesario que atendamos a nuestra salvación, que nos congreguemos, que sirvamos
bajo la autoridad de la iglesia y conforme a los dones que el Señor nos haya
dado. Que seamos fieles al Señor, no como Jesús quién es digno de mayor gloria,
sino como Moisés, como siervo en la casa de Dios. Y al final decir, siervos
inútiles somos, pues lo que debimos hacer, hicimos.
·
Humildad
Pasajes a considerar: Mateo 11:29
“Llevad mi yugo sobre vosotros,
y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón;
y hallaréis descanso para vuestras almas;”
Mateo 11:29
Cristo no era soberbio como los maestros duros que ataban
cargas pesadas en los hombros de los hombres. Él es humilde y tierno, y nos
ofrece una vida de descanso para nuestras almas.
·
Valor
Pasajes a considerar: Lucas 9:51
“Cuando se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba,
afirmó su rostro para ir a Jerusalén.”
Lucas 9:51
Aunque el Señor era humilde, aun así era valiente, decidido
y enfrentaba con valor toda situación y a persona. Pero en especial, su valor
se ve claramente en su determinación para ir a la cruz, menospreciando todo
para cumplir con la misión que tenía del Padre celestial.
·
Serenidad y dominio propio
Pasajes a considerar: Isaías 53:7
“Angustiado él, y afligido, no abrió su boca;
como cordero fue llevado al matadero;
y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció,
y no abrió su boca.”
Isaías 53:7
Observamos y nos maravillamos de la serenidad de Jesús en
los momentos de mayor aflicción por parte de sus acusadores. Golpes, burlas,
azotes, maldiciones… y el profeta lo compara a un cordero llevado a los
trasquiladores.
·
Compasión
Pasajes a considerar: Mateo 9:36; Lucas 7:11-17; Hebreos
4:15
“Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas;
porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen
pastor.”
Mateo 9:36
Veía las multitudes de una manera diferente a como
acostumbramos verlas hoy en día en nuestras comunidades urbanas. Nosotros hemos
llegado a ver sin compasión, tratando de ser indiferentes a tanta gente. Pero
para el Señor nadie era insignificante. Él los veía con compasión y les hablaba
y enseñaba. Los veía con compasión y les daba de comer. Él los veía un rebaño
que necesitaba de un pastor.
“Aconteció después, que él iba a la ciudad que se
llama Naín,
e iban con él muchos de sus discípulos, y una gran
multitud.
Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad,
he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo
único de su madre, la cual era viuda;
y había con ella mucha gente de la ciudad.
Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y
le dijo: No llores.
Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo
llevaban se detuvieron.
Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate.
Entonces se incorporó el que había muerto, y
comenzó a hablar.
Y lo dio a su madre.
Y todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios,
diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre
nosotros;
y: Dios ha visitado a su pueblo.
Y se extendió la fama de él por toda Judea,
y por toda la región de alrededor.”
Lucas 17:11-17
¡Qué compasión! Ve a una mujer viuda con su único hijo
muerto. Ya sin nadie y sin heredero. Y el Señor le consuela y le entrega a su
hijo vivo.
“Porque no tenemos un sumo sacerdote
que no pueda compadecerse de nuestras debilidades,
sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza,
pero sin pecado.”
Hebreos 4:15
Los creyentes
hebreos estaban siendo tentados a abandonar al Señor, estaban atravesando un
tiempo de debilidad, y el escritor les anima a llegar delante de Dios en
oración, sabiendo que él es compasivo.
·
Abnegación
Pasajes a considerar: Romanos 15:3; 2ª Corintios 8:9;
Juan 10:18
“Porque ni aun Cristo se agradó a sí mismo…”
Romanos 15:3
Ni siquiera él se
agradó a sí mismo. Es un llamado a la abnegación por el bien del hermano. A
negarnos a nosotros mismos por causa de Cristo. Para edificación, para
soportar, para cuidar lo que Cristo compró con su sangre. Para tratar de traer
a otros para Cristo.
“Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo,
que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico,
para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.”
2ª Corintios 8:9
Él se negó a sí
mismo, y por él somos enriquecidos. Ahora nosotros podemos negarnos, claro en
mucha menor medida, y bendecir a otros, tal vez no enriquecerlos, pero sí que
la abundancia de unos supla la escasez de otros.
“Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo.
Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar.”
Juan 10:18
Su entrega fue total y fue voluntaria. Se negó a sí mismo
sin que nadie le quitara la vida.
Conclusión.
Nuestro Señor Jesucristo es glorioso y esto lo podemos
observar en su carácter, en ningún otro ser humano se puede encontrar tanta
belleza.
En primer lugar, él es perfecto para ser presentado como el
cordero sin mancha y sin contaminación en expiación de nuestros pecados. El
perfecto Hijo de Dios, se hizo pecado por nosotros. (2ª Corintios 2:21)
En segundo lugar, por su obediencia, nosotros podemos ser
obedientes. Él es nuestra justicia al creer en él. Delante del Padre celestial
somos justificados en Cristo. Por la obediencia de uno, los muchos somos hechos
justos. (Romanos 5)
En tercer lugar, Jesucristo es el modelo para todo ser
humano. Los creyentes somos transformados por la gracia de Dios, con la obra
del Espíritu Santo a semejanza de nuestro Señor Jesucristo.
.
Caminemos con Cristo con toda diligencia para tener un
carácter semejante al de él, para la gloria de Dios.
[1]
MARTINEZ, J. (2003) Cristología básica. Contemplando la gloria de Cristo.
Editorial Clie. Barcelona, España. 207 p.
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