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miércoles, 30 de diciembre de 2020

Tú aplastaste a Rahab - Salmo 89:10

 


Salmo 89

“Tú aplastaste a Rahab como a uno herido de muerte;

Esparciste a tus enemigos con tu brazo poderoso” (v. 10)

 


Cuando los israelitas atravesaban por dificultades, como guerras contra imponentes ejércitos; ellos clamaban al Señor y traían a la memoria un episodio especial de su historia: La salida de Egipto, el éxodo era el evento cumbre de su pasado que alumbraba su presente y llenaba de esperanza su futuro.

“Rahab” es una forma de referirse a Egipto, también relacionado con un monstruo mítico que gobernaba los mares, infundiendo temor a los navegantes. Rahab, poéticamente, les recuerda que ellos eran esclavos en Egipto, un imperio atemorizante que parecía invencible; pero que fue “herido de muerte” por el brazo poderoso del Señor (algo que se celebra en el Cántico de Moisés – Éxodo 15)

Ellos fueron salvados por el Señor fuerte y misericordioso en el pasado; y ahora hacen memoria de ello, sabiendo que como fue en el pasado puede ser en su situación presente. Aunque ahora sean llevados cautivos a Babilonia y el río sea el Éufrates, El Señor Dios poderoso y misericordioso es el mismo y puede salvarles. Aunque ellos están siendo castigados justamente por su pecado y su abandono del pacto de Dios; han de volverse a Él en arrepentimiento, pues Él es amplio en perdonar.

El poema, no solo nos lleva a hacer memoria, sino que además expresa una carga emocional intensa. Algo que solo el que fue salvado lleva impreso profundamente en su alma. Así, el salmo, une pensamiento y sentimiento en esta frase y nos invita a recrear un momento histórico.

Hacer memoria es un ejercicio espiritual que se hace en el presente, sobre un hecho del pasado. Mi invitación hoy, es a que usted haga memoria de la obra de Cristo en la Cruz, llevando nuestros pecados sobre el madero y resucitando al tercer día para nuestra salvación.

Llegado el cumplimiento del tiempo, nuestro Señor Jesucristo, derrotó de una vez y para siempre a “Rahab”. Él nos ha traído una salvación tan grande, este es un hecho histórico donde se fundamenta nuestra fe y el cual estamos llamados a recordar constantemente con aprecio y admiración por nuestro poderoso y misericordioso Salvador.

Puede ser que, al momento, nuestras circunstancias parezcan sombrías, temibles y desesperanzadoras; incluso pudiéramos llegar a pensar que Dios nos ha abandonado; y es entonces que hemos de recordar: “Tú aplastaste a Rahab como a uno herido de muerte” o en palabras del apóstol Pablo: “Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además intercede por nosotros”.

Y al hacer memoria, fortalezca su fe en el Señor, que su corazón se llene de esperanza para lo que haya de enfrentar en el futuro, aunque parezca algo invencible, descansando en nuestro poderoso y misericordioso Jesús. Y si ha pecado, vuelva a Él en arrepentimiento sabiendo que Él es amplio en perdonar.


José Luis García Antonio

IBUC

 

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