Iglesia Bíblica Unidos en Cristo
“…para
que el mundo crea.” Juan 17:20-23
25 octubre 2020
COLOSENSES
MD José Luis
García
Emprendo
este estudio sobre la Epístola de San Pablo a los Colosenses para la gloria de
Dios y la edificación de la iglesia y de todo aquel a quien el Señor ponga el
deseo de leer y escuchar.
Sermón 4: Adorando en Cuerpo y Alma – El nuevo hombre
Propósitos
generales
1. Que los creyentes enfoquemos nuestra
mente con frecuencia e intensidad en la persona y obra de Cristo.
2. Que desarrollemos la vida social y
familiar según el nuevo hombre.
3. Que podamos encontrar esperanza en el
Evangelio en un mundo desorientado.
Lectura:
Colosenses 3:1-4:1 NTV
“Ya que han sido resucitados a
una vida nueva con Cristo, pongan la mira en las verdades del cielo, donde
Cristo está sentado en el lugar de honor, a la derecha de Dios. Piensen en
las cosas del cielo, no en las de la tierra. Pues ustedes
han muerto a esta vida, y su verdadera vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo
—quien es la vida de ustedes[a]— sea
revelado a todo el mundo, ustedes participarán de toda su gloria.
Así que hagan morir las cosas pecaminosas y terrenales que acechan
dentro de ustedes. No tengan nada que ver con la inmoralidad sexual, la
impureza, las bajas pasiones y los malos deseos. No sean avaros, pues la
persona avara es idólatra porque adora las cosas de este mundo. A causa de
esos pecados, viene la furia de Dios. Ustedes solían
hacer esas cosas cuando su vida aún formaba parte de este mundo; pero ahora es
el momento de eliminar el enojo, la furia, el comportamiento malicioso, la
calumnia y el lenguaje sucio. No se mientan unos a otros, porque ustedes ya se han quitado la
vieja naturaleza pecaminosa y todos sus actos perversos. Vístanse con
la nueva naturaleza y se renovarán a medida que aprendan a conocer a su Creador
y se parezcan más a él. En esta vida nueva no importa si uno es judío o gentil, si
está o no circuncidado, si es inculto, incivilizado, esclavo o libre.
Cristo es lo único que importa, y él vive en todos nosotros.
Dado que Dios los eligió para que sean su pueblo santo y amado por
él, ustedes tienen que vestirse de tierna compasión, bondad, humildad,
gentileza y paciencia. Sean comprensivos con las faltas de los demás y perdonen a todo el
que los ofenda. Recuerden que el Señor los perdonó a ustedes, así que ustedes
deben perdonar a otros. Sobre todo, vístanse de amor, lo cual nos une a todos en perfecta
armonía. Y que la paz que viene de Cristo gobierne en sus corazones. Pues,
como miembros de un mismo cuerpo, ustedes son llamados a vivir en paz. Y sean
siempre agradecidos.
Que el mensaje de Cristo, con toda su riqueza, llene sus vidas.
Enséñense y aconséjense unos a otros con toda la sabiduría que él da. Canten
salmos e himnos y canciones espirituales a Dios con un corazón agradecido. Y todo lo que
hagan o digan, háganlo como representantes del Señor Jesús y den gracias a Dios
Padre por medio de él.
Esposas, sujétese cada una a
su esposo como corresponde a quienes pertenecen al Señor. Maridos, ame cada uno
a su esposa y nunca la trate con aspereza.
Hijos, obedezcan siempre a sus padres, porque eso agrada al Señor. Padres, no
exasperen a sus hijos, para que no se desanimen.
Esclavos, obedezcan en todo a sus amos terrenales. Traten de
agradarlos todo el tiempo, no solo cuando ellos los observan. Sírvanlos con
sinceridad debido al temor reverente que ustedes tienen al Señor. Trabajen de
buena gana en todo lo que hagan, como si fuera para el Señor y no para la
gente. Recuerden que
el Señor los recompensará con una herencia y que el Amo a quien sirven es
Cristo; pero si hacen lo que está mal, recibirán el pago
por el mal que hayan hecho, porque Dios no tiene favoritos.
Amos, sean justos e imparciales con sus esclavos.
Recuerden que ustedes también tienen un Amo en el cielo.”
Introducción
La capacidad
de nuestra mente para enfocarse en algo con intensidad.
Cuando
Dios nos hizo a su imagen, nos dio la capacidad de comunicarnos con palabras y
de poder enfocarnos en algo de tal manera que pudiéramos meditar y reflexionar
teológicamente.
El
apóstol Pablo, continuamente lleva a los creyentes a realizar una nueva tarea,
esto es, la reflexión teológica; busca hacer de los creyentes hombres
pensantes, reflexivos, deliberantes. Algo similar buscaron los reformadores en
el siglo XVI, por ello tradujeron la Biblia al idioma del pueblo y les
enseñaron a leer. Esta fue la gran contribución y legado del que ahora
disfrutamos.
Como
iglesia, hemos de aspirar a ser una universidad de pensamiento teológico. Y en
ese quehacer fundamenta San Pablo la unidad de las iglesias y la santidad.
Aquí,
en Colosenses 3 les llama a enfocar su mente de manera asidua e intensa en lo
que él llama “las cosas de arriba”.
En
lugar de enfocarse en las ceremonias del antiguo testamento, o en las
filosofías y tradiciones de los hombres [cosas a las que se refiere como “de la
tierra”] les llama a enfocarse en la obra y persona de Cristo.
Cristo
murió, fue sepultado, resucitó, ascendió al cielo y un día regresará a reinar.
I.
Un
enfoque esperanzador de la ética cristiana
a. El enfoque de la mala conciencia, el
remordimiento y la culpabilidad
Generalmente los sistemas
religiosos se enfocan en la manipulación de la conciencia de las personas.
Aprovechan los sentimientos de culpabilidad para aprovecharse de la gente y
hacer que sean “motivados” a la acción en algún sentido.
Pero siempre que el
asunto de la justicia ante Dios se pone en manos de hombres, resulta en
sistemas manipuladores o controladores que no permiten a las personas asumir su
posición ante el creador, sino que tienen que llegar a través de intermediarios
y sacramentos.
b. El enfoque basado en la esperanza
En cambio, el apóstol
basa sus requerimientos éticos en la verdad esperanzadora del nuevo hombre
creado según Dios y en la realidad de un Cristo sentado a la diestra del
Padre como quien a triunfado y garantiza el triunfo de los creyentes.
Los creyentes avanzan a
una batalla espiritual en el poder de Dios, con la confianza de la victoria en
Cristo. Aunque parezcan corderos al matadero, ellos se saben vencedores.
Y este es el enfoque que
da el apóstol en este capítulo. Primero observemos cómo menciona la posición de
Cristo en los versículos 3:1-4
Cristo vencedor ascendido
en gloria
Cristo reinante sentado a
la diestra de Dios
Cristo con la promesa de
que volverá en gloria
Nuestra vida, Zoé,
está escondida en Cristo, de manera segura.
Luego observamos que el
creyente tiene un Nuevo Hombre en su interior. Un nuevo hombre que
quiere y puede obedecer a Dios. Colosenses 3:10
Antes era hijo de
desobediencia. [Notemos esto de la desobediencia en contraste con los
imperativos que presentará más adelante, cuando pedirá a los hijos obediencia y
a los esclavos]
Estas son realidades
esperanzadoras.
II.
Nuevo
hombre, nuevo vestido y nueva actividad
a. Cosas que matar – Vestido que
quitarse
Matar – hace referencia a
una acción irreversible, algo definitivo, drástico.
No les pide una acción
menor, no que traten de controlarlo, o que lo intenten reformar o suavizar,
sino que lo maten.
Eso de matar, nos hace
pensar en que no es algo sencillo.
La muerte no nos habla de
algo superficial, sino de algo que tienen que ser resuelto por una persona
madura.
Y esas cosas que hay que
matar son cosas que causan la ira de Dios.
Además, son cosas en las
que antes vivíamos… esto se refiere a que caminábamos alrededor de esas cosas,
eran nuestro enfoque en la vida, nos la pasábamos dándoles vueltas.
Pero la fuerza para
vencerlas no se encuentra en la motivación de la mala conciencia, el
remordimiento o la culpabilidad; sino en un nuevo hombre.
Esto era tan malo y estaba
tan avanzado, la situación era imposible en nuestras manos, que estábamos
muertos en delitos y pecados que requeríamos de una resurrección.
Resucitar a una nueva vida moral.
b. Cosas que vivan – vestido que ponerse
Hay otras cosas que sí
deben vivir o desarrollarse en nuestras vidas con el objetivo final de ser a la
imagen de Cristo.
En el nuevo hombre no hay
distinción, Cristo es el todo y en todos.
Vestirse del nuevo
vestido y dejar el vestido viejo
Como Adán y Eva en el
Edén; debían quitarse el vestido de higuera y ponerse las pieles que les
proporcionó Dios.
Este nuevo vestido fue
conseguido a precio de sangre y se nos ofrece por gracia.
Y parte de este nuevo
vestido incluye el perdón.
Ejemplo de Filemón y
Onésimo
c. Enseñar, amonestar y Cantar
También, parte de esta
nueva vida, se incluye la enseñanza, amonestación y el canto.
Las personas que cantan
cambian mientras lo hacen. La adoración cambia nuestras mentes.
El canto refleja la
esperanza, la recrea y la reafirma.
Cantan sobre la palabra
de Cristo, no solo celebran su creación sino también su nueva creación. Su
salvación de la condenación, su salvación del poder del pecado, pero también la
salvación que vendrá, de la presencia del pecado y el reino glorioso de Cristo.
No hay iglesias ni
cristianos que maduren sin cantos.
No solo viven bajo la
autoridad de las Escrituras, sino que además de regocijan en ellas, las cantan,
las celebran.
III.
La
resurrección en la vida familiar
Esta vida nueva, se ve
reflejada hasta en las relaciones más íntimas. El apóstol de mete ahora “hasta
la cocina”.
a. El asunto de la cabeza
Empieza dando
mandamientos a los que están bajo autoridad y luego a los que tienen la
autoridad.
Los mandamientos son
claros y simples. Pero las implicaciones son tan grandes que realmente es
necesario ser una nueva persona. Se necesita tener una nueva vida en el
interior y una nueva cosmovisión.
Nuestro buen y sabio Dios
pone una cabeza en el matrimonio porque desea que perdure.
Nuestro buen y sabio Dios
pone una cabeza en el matrimonio para un buen funcionamiento.
Igualmente, en la
familia, los padres están en autoridad sobre los hijos. Y los amos sobre los
esclavos.
Padres – no exasperéis a
vuestros hijos para que no se desalienten.
Esta palabra “desalienten”
hace referencia a quebrantar su espíritu y dejarlos descorazonados, sin
esperanza.
b. El asunto de la sujeción
Nótense los absolutos todo.
Nótese las referencias a Cristo en su
trono reinando. Lo cual da seguridad y confianza a quien hace lo bueno; y a la
vez infunde temor al que es injusto.