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domingo, 30 de octubre de 2016

Comprendiendo el Amor de Dios

miércoles, 26 de octubre de 2016

Por la Fe - Hebreos

Definición de la fe: Certeza y convicción. (11:1)
Pues la fe es
    la certeza de lo que se espera
    la convicción de lo que no se ve

La fe de los antiguos. (11:2-16)
Acciones realizadas por la fe 
    Por la fe
    Alcanzaron buen testimonio los antiguos
    Entendemos la creación del universo
    Ofreció Abel más excelente sacrificio
    Fue traspuesto Enoc
    Preparó el arca Noé
    Obedeció Abraham
    Recibió fuerzas para concebir Sara
    Salieron multitud de descendientes de Abraham
Perseverancia en la fe 
    Murieron sin haber recibido lo prometido
    Sino mirándolo de lejos
    creyéndolo
    saludándolo
    confesando que eran extranjeros y peregrinos

La fe de los patriarcas: (11:17-22)
La prueba de la fe
    Abraham ofreció a Isaac
        pensando en que Dios es poderoso
        cuando fue probado
        habiendo recibido la promesa
Las bendiciones y profecías por la fe
    Isaac bendijo a Jacob y a Esaú
    Jacob bendijo a los hijos de José y adoró
    José mencionó el éxodo de Israel y dio mandamientos sobre sus huesos

La fe en tiempos de Moisés: (11:23-31)
La fe de sus padres
    Los padres de Moisés lo escondieron
La fe de Moisés
    Rehusó llamarse hijo de la hija de faraón
    Dejó Egipto
    Celebró la pascua
La fe del pueblo
    Pasaron el mar rojo
    Cayeron los muros de Jericó
La fe de Rahab
    No pereció

La fe de muchos otros: (11:32-40)
Proezas extraordinarias por la fe
    Muchos hicieron cosas extraordinarias
Sufrimientos por la fe
    Otros sufrieron extraordinariamente
    No recibieron lo prometido



"Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, depojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante." (12:1)

Corramos
No dice "corran", ni "corro" sino corramos. En un mundo individualista donde cada quien mira por lo suyo propio, la exhortación se nos presenta de tal manera que tenemos que reflexionar en que no se trata solo de mi Dios y yo y "qué me importan los demás". Sino que la carrera de la fe tiene una dimensión corporativa donde los unos se preocupan por los otros.

También
Esta carrera es posible, ya otros han estado en ella. Aunque bien nos dijo el Señor que la puerta es estrecha y el camino angosto y poco transitado, pero es posible la perseverancia, gracias a su infinita misericordia.

Con perseverancia
Es una carrera en la que es necesario el aguante.

Que tenemos por delante
Es lo que se espera de nosotros.

Despojémonos
Es necesario que nos despojemos de todo aquello que nos impide o entorpece en el correr.

En especial del pecado que nos asedia
Despojémonos del pecado. Cristo se ofreció una sola vez para quitar el pecado y nos llama a no continuar en el pecado. El pecado asedia, de fuera y de dentro. Acudamos a nuestro fiel y misericordioso sumo sacerdote quien fue tentado en todo pero sin pecado y puede socorrernos.

viernes, 7 de octubre de 2016

La adoración que NO agrada al Altísimo

La adoración que NO agrada al Altísimo
José Luis García A.

Existen ocasiones en las cuales, aunque la persona que adora piensa que agrada a Dios, realmente no lo está haciendo. Las Escrituras nos muestran casos a través de los cuales podemos ver principios de adoración que no le agradan, que no le exaltan y que por el contrario, traen deshonra a Su Nombre.

1. La adoración que no agrada al Altísimo es la que proviene de un corazón orgulloso. (Lucas 18:10-14; Jeremías 13:1-11)
Cuando nuestra adoración está más enfocada en nosotros mismos, y en cómo la gente nos ve, es evidencia de una adoración proveniente de un corazón orgulloso. No debemos olvidar que Dios, al altivo mira de lejos. Cuando alguien enfoca su adoración sobre sí mismo, se está poniendo en alto en lugar de enaltecer al Altísimo. Es necesario, pues, que nos veamos a nosotros mismos con humildad, postrándonos ante la grandeza y majestuosidad del Altísimo para que nuestra adoración sea en la perspectiva correcta y pueda agradarle.

2. La adoración que no agrada al Altísimo es la que proviene de un corazón rebelde. (Éxodo 32:8; 1 Samuel 15:22-31)
Cuando en nuestras vidas estamos deliberadamente desobedeciendo a Dios, a Su Palabra, nuestro corazón no estará en posición de adorar a Dios. En tal caso, nuestra adoración a Dios le será tan abominable como la adivinación o la idolatría. Esto es porque cuando somos rebeldes a Su Palabra y nos obstinamos en andar según nuestros propios caminos, en realidad estamos honrándonos a nosotros mismos, nos estamos exaltando en lugar de Dios, no le estamos reconociendo como nuestro Señor. La adoración agradable a Dios ha de verse manifestada por actos de obediencia y sumisión a Él y a Su Palabra.

3. La adoración que no agrada al Altísimo es la que proviene de un corazón dividido. (Deuteronomio 4:16-18; 1 Reyes 11:33; Salmo 106:19; Jeremías 1:16, Ezequiel 8:16; Isaías 2:8, 20; Hechos 10:25-26; Apocalipsis 22:8-9)
Si en nuestro corazón existe, a parte de Dios, otro objeto de adoración, nuestra adoración no será agradable al Altísimo. Nuestro Dios no comparte su gloria con nadie, Debemos guardar nuestra vida de la idolatría, ya que nuestro corazón puede ser fácilmente "deslumbrado" por algo o por alguien y podemos vernos tentados a adorarle. Los ídolos pueden ser incluso hombres piadosos o ángeles a los cuales pudiéramos vernos tentados a adorar. Solo Dios es digno de ser adorado. Si nuestro corazón está dividido con varios objetos de adoración, será mejor que decidamos hoy a quién servir, a quién dedicar íntegramente nuestra adoración.

4. La adoración que no agrada al Altísimo es la que proviene de un corazón que no ama lo que Dios ama. (Mateo 5:22-23)
Hemos de tener los mismos afectos que nuestro Dios, amar lo que Él ama y aborrecer los que Él aborrece, Cuando queremos adorar a Dios, y estamos odiando a aquellos a quienes Dios ama, Dios nos invita a que tomemos las acciones necesarias para la reconciliación y luego le adoremos. La manera en que yo trato a mis hermanos y a los que no son creyentes evidencia si realmente estoy adorando a Dios con un corazón que le ama y que ama a aquellos a quienes Él ama. Por tanto, la adoración a Dios me llevará a edificar a mis hermanos en amor y unidad, y a compartir el evangelio con los no creyentes.