Iglesia Bíblica Unidos en Cristo
“…para que le mundo crea.” Juan
17:20-23
Pastor José Luis García Antonio
11 de Julio 2015
Guía para padres para hablar con sus hijos sobre la legalización de la
unión matrimonial entre personas del mismo sexo.
Debido al cambio de legislación en el
Estado vecino en relación al reconocimiento jurídico de los matrimonios entre
personas del mismo sexo; en nuestra comunidad se ha retomado el tema sobre la
homosexualidad, en algunas ocasiones este tema se ha tratado de manera formal y
con apertura al debate de ideas, pero en muchas otras, ha sido de manera informal
e incluso ofensiva mostrando una cerrazón a todo lo que implique un análisis y
debate de ideas; sobre todo por medios electrónicos como son las redes
sociales, que se prestan mucho para esta forma de expresión y no se tolera el
desacuerdo.
El asunto por el cual escribo, no es
debido a que este tema haya sido discutido y analizado por personas adultas,
sino porque también se ha tocado este tema ante niños y adolescentes, quienes
se encuentran en su etapa formativa, y espero que este breve escrito pueda servir
a los padres para tener un acercamiento con sus hijos y aclararles sus dudas al
respecto. Pues si los adultos muestran perplejidad y reacciones extremistas
(como lo he visto en diversas expresiones y comunicados), ya se imaginará la
confusión provocada en las personas en crecimiento.
Volvamos al inicio
Cuando el panorama actual se presenta confuso, es necesario volver a
considerar cómo eran las cosas al inicio y de ahí partir con el propósito de
ver con mayor claridad la situación presente. Esto es lo que en sistemas
computacionales llamamos la regla cero,
reiniciar todo el sistema, o sea, apaga todo y vuelve a prender para ver si
algo se arregla.
Algo similar ocurrió cuando los contemporáneos de Jesús discutían sobre
el asunto del divorcio y presentaban las diferentes posturas, según sus más
renombrados maestros, ellos esperaban que Jesús expresara con cuál de las
posturas estaba de acuerdo, y él les respondió haciéndoles considerar cómo eran
las cosas en el principio.
¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto
el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola
carne?... Él les dijo: Por la dureza de vuestro corazón
Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; más al principio no fue así. (Mateo 19:1-12)
Así pues, si nosotros volvemos al inicio, según nos lo muestra el libro
de Génesis, nos encontramos que:
1.
El hombre fue creado por Dios a su
imagen y semejanza.
Observamos primero que Dios crea al hombre con elementos de su creación
(polvo de la tierra) y con elementos divinos (aliento de vida), dándole
singularidad y poniéndole a cargo de su creación. Notemos que el hombre no es
Dios, y que el hombre no es animal; aunque tiene elementos de los dos mundos.
Entonces
Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento
de vida, y fue el hombre un ser viviente. (Génesis 2:7)
2.
Dios no quiso que el hombre estuviera
solo, sino que hubiera humanidad.
La Biblia registra que cuando Dios crea a Adán, busca que éste se
reproduzca, como lo hacía el resto de la creación, que se multiplique y forme humanidad. Así como cuando creó todos
los animales y plantas, las creo de tal manera que se pudieran reproducir según
su especie.
Produzca la tierra hierba verde,
hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su
semilla esté en él, sobre la tierra. (Génesis 1:11)
Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra (Génesis 1:22)
Produzca la tierra seres vivientes
según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie.
(Génesis 1:24)
Pero el hombre era diferente pues no tenía compañera según su especie.
Entre los animales no se encontró una compañera idónea para él, es decir, una compañera con la cual se pudiera
reproducir y de esta manera llenaran la tierra con la especie humana.
Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le
haré ayuda idónea para él. (Génesis
2:18)
Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y
a todo ganado del campo; más para Adán no se halló ayuda idónea para él. (Génesis 2:20)
3.
Dios creó una compañera para el
hombre, que fuera idónea para reproducirse.
Con el propósito de que la especie humana se propagara, Dios crea una
compañera idónea para Adán, esta
compañera fue una mujer, de la misma especie que el hombre (hueso de mis huesos
– es decir, de su esencia). Pero también es una compañera a la cual se puede
unir como una sola carne.
Y de la costilla que Jehová Dios
tomó del hombre, hizo una mujer,
y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será
llamada Varona, porque del
varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su
madre, y se unirá a su mujer, y serán
una sola carne. (Génesis 2:22-24)
4.
Dios les bendijo.
Y después de crear a la mujer, Dios la presentar al hombre, y les
bendice expresando Su deseo de que haya humanidad que llene la tierra y la
gobierne.
Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla,
y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las
bestias que se mueven sobre la tierra. (Génesis 1:28)
Así fue en el
principio y la humanidad llegó a ser como lo podemos constatar hoy en día. En
ese sentido, hoy, ya ningún hombre está solo, hay humanidad.
Con estas observaciones usted podrá
ayudar a sus hijos a ver cómo fue el diseño original de Dios, y cómo, mientras
este díselo de Dios se respetaba, la humanidad iba desarrollándose y llenando
la tierra.
Después de estas consideraciones
iniciales, podemos para a la consideración de las instituciones establecidas
por Dios para el bien de la humanidad y el cuidado de los débiles, en este caso
los niños y adolescentes que están en camino de la vida adulta.
Las instituciones establecidas por Dios
Dios estableció
ciertas instituciones que ayudarían al ser humano una vez que empezara a
multiplicarse, para que pudiera protegerse la humanidad y establecerse
relaciones de justicia, paz y misericordia entre todos los seres humanos. Por
ello estableció instituciones como la familia,
el gobierno y la iglesia.
1. La Familia
Aunque sabemos que
Adán no tuvo padres, de todas maneras Dios les dijo que el hombre dejaría a sus
padres para formar una familia con su esposa. Este era el propósito de Dios y
se escribió para que la descendencia de Adán y Eva, quienes sí tendrían padres,
pudieran seguir la indicación y formar familias.
Por tanto, dejará el
hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola
carne. (Génesis 2:24)
La familia fue
establecida por Dios y debe ser un lugar donde los hijos puedan crecer en un
ambiente de amor y confianza, desarrollando sus vidas en los aspectos físicos,
sociales, intelectuales y espirituales. Cuando una familia funciona como Dios
la diseñó es una bendición. Así es como vemos que creció Jesús, estando sujeto
a sus padres, es decir, dentro del ambiente familiar.
Y descendió con ellos, y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su
madre guardaba todas estas cosas en su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría y
en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres. (Lucas 2:51-52)
2. El Gobierno
Además de la familia, Dios ha establecido los gobiernos humanos, para
que cuiden de la humanidad, de modo que haya justicia en sus relaciones. Un
buen gobierno debe estar listo para castigar a los que hacen lo malo y
reconocer a los que hacen lo bueno.
Sométase
toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de
parte de Dios, y las que hay, por
Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad,
a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación
para sí mismos. Porque los magistrados no están
para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo
bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien.
Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es
servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. (Romanos 13:1-4)
Cuando un gobierno
funciona según el diseño de Dios, las personas viven en paz y con justicia.
Así, la humanidad se beneficia con las leyes justas.
3. La Iglesia
Dios ha establecido también la iglesia, para que sea un lugar donde las
personas puedan ser restauradas en sus vidas y puedan crecer hacia la madurez
espiritual y en todo vivan para la gloria de Dios. El ser humano es un ser
espiritual como vivimos en el diseño de Dios al crear al hombre y por ello requiere
de una comunidad donde adore a Dios y ame al prójimo.
a
fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la
edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de
la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de
la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes,
llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres
que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en
aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y
unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada
miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor. (Efesios 4:12-16)
Cuando una iglesia funciona de acuerdo al diseño de Dios, las personas
se benefician, son restaurados en sus vidas, aman a los hermanos y a Dios y sus
vidas manifiestan tratos justos y misericordiosos con los que les rodean.
Cada una de estas tres instituciones establecidas por Dios, sirven para
el bien de los hombres y para la gloria de Dios.
Cuando alguna de estas instituciones funciona mal o no cumple con su
diseño dado por Dios, generalmente las personas se corrompen y actúan con
injusticia, y los más afectados suelen ser los niños, los jóvenes y las mujeres.
Cuando esto sucede, las otras instituciones deben ayudar para proteger a los
más pequeños y débiles.
Es decir, si la familia falla o no cumple su función, entonces el gobierno y la iglesia deben ayudar a las personas; si el gobierno falla, ayudan
la familia y la iglesia; si la iglesia falla, ayudan el gobierno y la familia
para que las personas sean protegidas lo mejor posible.
Cuando las cosas no son como Dios las diseñó
Lamentablemente, las cosas no siempre son como Dios las diseñó. El
hombre pecó desobedeciendo a Dios y al hacerlo se alejó de Dios. Su corazón que
antes era sensible a Dios, ahora se endureció. Su conducta fue afectada y
empezó a tratar a los demás de manera injusta y sin misericordia.
Por ejemplo, las personas que se casaban, ahora se estaban divorciando.
El Señor Jesucristo dijo que Dios no quería que los esposos se divorciaran,
sino que vivieran juntos hasta la muerte. Pero debido a la dureza de su
corazón, ahora la familia no estaba
funcionando conforme al diseño de Dios. Y por ello, intervino el gobierno, para cuidar a las personas y
que si los esposos se divorciaban, aunque Dios no lo quería así, pero si
llegaban a divorciarse al menos se trataran el uno al otro con justicia y se procurara
cuidar a los más débiles, como las mujeres y los niños, quienes normalmente
sufren cuando hay un divorcio.
…por
tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre… Él les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés
os permitió repudiar a vuestras mujeres; más al principio no fue así. (Mateo
19:1-12)
En casos de divorcio, también puede intervenir la iglesia, ayudando a las esposas que se quedan solas y necesitan ser
restauradas y reintegradas a la vida social y económica de la sociedad, además
de atender las heridas del alma. Y ayudando a los niños que se quedaban sin uno
de los padres o incluso sin los dos, para que pudieran ser restaurados y
protegidos sus corazones y sus vidas en general.
Y así como el divorcio, el hombre, por la dureza de su corazón, ha
distorsionado el diseño original de Dios; la familia en ocasiones sufre por abusos, el gobierno se corrompe y puede actuar con injusticia y la iglesia cuando se desvía del propósito
de Dios, deja de mostrar misericordia a los demás o puede hasta llegar a ser
injusta y abusiva.
Pero esto no era el diseño de Dios, Cristo dijo: más al principio no fue
así. Esto fue producto de la dureza del
corazón del hombre.
Ahora, vemos que el hombre distorsionó el diseño de Dios para el
matrimonio, diciendo que se pueden casar dos hombres o dos mujeres. Por eso,
tiene que intervenir el gobierno,
para que si dos personas del mismo sexo quieren formar una familia, aunque Dios
no está de acuerdo, que por lo menos, se pueda proteger a las personas y no
sean tratadas con injusticia. No es algo que Dios aprueba, pues el diseñó al
matrimonio idóneo, pero las parejas
homosexuales no son idóneos para
tener hijos y desarrollar la vida que Dios quiere.
Las instituciones sirven también para establecer las reglas de Dios, sus mandamientos; de modo que la humanidad viva
en paz. Así, cuando alguien se porta mal
y no obedece los mandamientos de Dios, la familia debe intervenir por medio de
los padres buscando corregir la mala conducta.
En otras ocasiones, cuando alguien se porta mal y realiza acciones que
van en contra de otras personas de la comunidad, el gobierno debe intervenir y
multar, amonestar e incluso mandar a prisión a las personas que violan la ley.
Igual ocurre en la iglesia, cuando alguien persiste en hacer el mal,
debe ser amonestado para que deje la mala conducta y regrese a obedecer los
mandamientos de Dios.
De todas maneras, existen ocasiones en que las personas continúan
haciendo lo malo, como el que dos personas del mismo sexo se casen. Entonces,
el gobierno procura establecer leyes, según su entendimiento, para que las
personas vivan en paz y traten con justicia a los demás. Y la iglesia continúa
llamando a las personas al arrepentimiento y que encuentre una vida nueva en
Cristo.
La nueva vida en Cristo
Aunque el hombre pecó y acarreó las consecuencias de su pecado. Dios nos
ha provisto de salvación por medio de la obra de Cristo, por su muerte y resurrección
ahora nos da nueva vida al creer en Cristo y nos restaura en comunión con Dios
y en la comunión con las demás personas.
Nuestro corazón endurecido es transformado por la obra de su Espíritu
Santo, que viene a morar en nosotros cuando creemos en Cristo arrepintiéndonos
de nuestro pecado. Y su Espíritu Santo ahora nos ayuda a vivir de una manera
diferente, según Dios, en justicia, en santidad, en misericordia, en humildad y
en amor.
De modo que si alguno
está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son
hechas nuevas. (2 Corintios 5:17)
En Cristo hay esperanza para nuestras vidas. Él puede transformar
nuestras familias y nuestras iglesias. Y tenemos la esperanza de que
un día, Cristo transformará también el gobierno
y establecerá su gobierno de justicia y paz.
En esta parte, usted puede aprovechar para presentar el evangelio a sus
hijos.
Espero que este breve escrito le sea de ayuda y que el Señor le bendiga.