En este libro John
Piper expone diez doctrinas que muestran la grandeza de Dios y sintetizan de
algún modo, lo que fue su énfasis de enseñanza durante su ministerio pastoral. Diez
doctrinas que le llevarán a engrandecer a Dios y responder con admiración,
maravilla y sumisión a su voluntad.
Estas doctrinas son… extremadamente indomables,
explosivamente incontenibles, y apasionadamente creadoras de futuro.
Trata temas como la
aseidad de Dios, la gloria de Dios, el Evangelio de Dios en Cristo, el llamado
a la misión mundial y por supuesto, su énfasis en el deleite de Dios, el gozo a
través del sufrimiento y el desarrollo de la vida cristiana por fe en la gracia
futura.
Desarrolla, además,
algunos temas controversiales de todo el tiempo, como la perseverancia de los
santos y la soberanía de Dios; sin embargo, no espere obtener de estos
capítulos la sustancia necesaria para sus discusiones teológicas, pues
lo que se propone Piper, es dar un tratamiento a los temas desde un punto de
vista pastoral, que ayude a las personas en su vida diaria y los lleve a adorar
a Dios, más que terminar de una vez por todas con las controversias.
Tiene también un
capítulo para un asunto que causa controversias en nuestros días, el
complementarismo, el hombre y la mujer según la Biblia; lo aborda de una manera
que encontrará esclarecedora en esta época de revolución sexual.
En general, su
exposición es clara, amena y de fácil lectura; con un desarrollo desde la
perspectiva pastoral, exaltando a Cristo y animando al lector a profundizar su
amor al Señor y fortalecer su fe. Frecuentemente muestra la conexión de las
doctrinas con el Evangelio, así como las implicaciones a la vida cotidiana;
enseña, exhorta, y estimula la reflexión teológica.
Solo en el capítulo 7
cuando habla sobre vivir la vida cristiana, donde desarrolla la idea de
vivir por fe en la gracia futura, yo le añadiría el aspecto comunitario; es
decir que la vida cristiana con todos los elementos que él plantea no es
suficiente si se vive enaislamiento, fuera de la comunidad de la
iglesia local.
Por lo demás, es una
lectura recomendable, ideal, no solo para la meditación personal, sino también
para ser comentado y discutido en grupo o club de lectura.
Algunas
frases
Yo creo que nos deleitamos en alabar lo que disfrutamos
porque la alabanza no solo expresa, sino que también perfecciona el deleite; es
la consumación que le corresponde.
Puede que hayan ocurrido cientos de cosas terribles en tu
vida. Pero si hoy eres motivado a atesorar a Cristo como tu Señor y Salvador,
puedes escribir sobre cada uno de esos horrores las palabras de Génesis 50:20: «Satanás
pensó hacerme mal, pero Dios cambió todo para bien».
Lo que el mundo necesita de la iglesia es nuestro gozo
indómito en Jesús en medio del sufrimiento y el dolor.
El ejemplar que yo tengo se titula
Maravillados por Dios, pero en Amazon se encuentra bajo el título: Asombrados
por Dios
A través de
los años el ser humano ha buscado responder a las mismas preguntas básicas,
preguntas sobre su origen, significado, moral y destino. El apóstol Pablo, al
tener una iglesia gentil diversa y politeísta, procuró que todos los nuevos
creyentes tuvieran una misma manera de ver la vida, una misma forma de
responder a las preguntas esenciales del ser humano:
¿Quién es el Dios verdadero? Y junto a ello,
¿quién es el pueblo de Dios?, Y ¿hacia dónde se dirige el destino del mundo?,
es decir, ¿cuál es el propósito de Dios para todo?
Después de llamar a los
filipenses a tener un mismo sentir, esto es, la manera de pensar de
Jesucristo mismo; y después de presentarles los ejemplos de siervos como
Timoteo y Epafrodito, ahora les va a advertir sobre otro tipo de líderes que se
encontrarán y que seguramente ya andaban entre ellos. Un tipo de líderes a los
que describirá como enemigos de la Cruz de Cristo.
Pablo procuró, mediante el
“quehacer teológico” que cada creyente formara una cosmovisión bíblica, y con
base en ella, tener unidad de pensamiento y de propósito en la naciente iglesia
cristiana, y el correcto andar en la vida de santidad. De una correcta
cosmovisión, partiría la vida de adoración, de oración y la vida comunitaria.
Aquí Pablo, además, nos
presenta la libertad de la religión, usando la palabra religión en un sentido
malo; como lo que provee medios para complacer a Dios (o los dioses) para que
uno pueda recibir algo de Dios o aplacar a Dios para evitar un castigo. La
religión también provee medios para separar a los miembros, de los excluidos o
no-miembros. La religión está basada en los esfuerzos humanos. En contraste, la
fe cristiana está basada en la acción de Dios.
Gozarse en Cristo
Primero les exhorta a que se
gocen en Cristo, a que encuentren en él la plenitud para sus vidas. No solo en
lo individual, sino también en lo comunitario como iglesia. Que sean una
comunidad caracterizada por el gozo del Espíritu. Este tipo de vida evidencia
la realidad del Evangelio. Gozarse en el Señor en medio de cualquier situación,
como cuando Pablo estuvo entre ellos la primera vez cantando mientras estaba en
prisión habiendo sido azotado.
Pero, a la vez, deben de
cuidarse de malos obreros. Tres ocasiones les advierte: Guardaos;
algo que no debería serles molesto, sino considerarlo necesario por su
seguridad.
Pues no todos eran siervos de
Cristo con ese mismo sentir; algunos eran dominantes, sedientos de poder; otros
buscaban llevarlos al judaísmo, a la práctica de la circuncisión y a observar asuntos
de dietas ceremoniales.
El apóstol Pablo les llama,
ofensivamente, perros, mutiladores del cuerpo… con estas alusiones los
coloca fuera del pueblo de Dios y exhibe lo incongruente de su postura de una
manera sarcástica. Como diciendo, si piensan que los gentiles creyentes deben
agradar a Dios circuncidándose, pues mejor que se mutilen por completo para que
así sean mas santos y más agradables a Dios. Obviamente nadie haría eso.
Ni en nuestros días, con todo y que hay algunos grupos evangélicos con tendencias
“mesiánicas” y que gustan de guardar fiestas, y de decir “Adonai Eloheinu”; aún
ellos, no se circuncidan, mucho menos se mutilan. Les gustan solo ciertos
aspectos del judaísmo y con ellos pretenden agradar más a Dios, o ser un tipo
especial de creyentes.
Esas comunidades de creyentes
“mesiánicos” no se distinguen por gozarse en Cristo; sino al contrario, Cristo
les resulta insuficiente y requieren gozarse en algo más, en otras cosas
complementarias como fiestas, rituales o formas que exaltan el desempeño
personal.
Pero el apóstol les advierte:
Guardaos… esos sistemas religiosos son atractivos para el ego de los creyentes;
parecen muy bíblicos y espirituales; pero son sistemas que ponen su confianza
en la carne y más delante los describirá como enemigos de la Cruz de Cristo;
porque solo traen gloria al hombre.
Gloriarse en Cristo
Por eso, Pablo, les declara:
Nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos
a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús
-¿Quién soy?
-La circuncisión
O sea, que somos el pueblo de
Dios. Pero cómo es que un gentil llegó a ser el pueblo de Dios si era ajeno a
los patriarcas, al pacto, a las promesas, etc.
Los judaizantes les decían a los
creyentes gentiles que debían circuncidarse para ser parte del pueblo de Dios,
como ellos. Pero ahora resulta, que los judaizantes, al hacer esto, y con ello
menospreciar la Cruz de Cristo, estaban evidenciando que no eran el pueblo de
Dios; en cambio, los gentiles al responder con fe al Evangelio, estaban
mostrando que ellos verdaderamente eran del pueblo de Dios, gracias a la obra
de Cristo.
Por eso, la evidencia de que los
filipenses eran la circuncisión, era que se gloriaban en Cristo y servían a
Dios en espíritu. Ellos no tenían merito alguno, sino que confiaban
completamente en Cristo.
Lo que te define, lo que eres, no
depende de tu estatus social, económico, intelectual; no depende de tu raza, ni
de ninguna otra cosa que tu puedas demostrar con tu nivel de rendimiento en una
religión. Lo que te define es Cristo, es ser parte del pueblo de Dios; lo que
eres, dice Pablo, es la circuncisión, pero no una física, sino espiritual.
Perder por amor a Cristo
Pablo contrasta las cosas de las que alguien pudiera
gloriarse, con el verdadero motivo de gloriarse, Cristo.
Los judaizantes podían tener
muchas cosas de qué gloriarse, pero no para con Dios. Sin embargo, Pablo los
sobrepasaba en todo ello. Como diciéndoles a los filipenses, “si algo de eso
hubiera sido necesario para su vida cristiana, yo mismo se los hubiera
enseñado, pues en eso sobrepasaba a los demás.”
¿Ellos creen que tienen méritos?,
pues yo más. Y pasa a enumerarlos. Pero seguido declara:
Cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como
pérdida por amor de Cristo.
Una mentalidad acorde a Cristo
Jesús, tiene la perspectiva correcta sobre este mundo y sobre lo que es de
valor delante de Dios.
Llegamos a Cristo con una
mentalidad mundanal, apreciando demasiado nuestros logros, intereses y sueños.
Llegamos enfocados totalmente en lo terrenal, lo pasajero, lo ilusorio. Y si no
llegamos a ver realmente a Cristo, y si no desarrollamos un amor y admiración
por la grandeza de Cristo, vamos a continuar en la inmadurez viviendo vidas
egoístas y fácilmente seducidos por novedades religiosas que tiene nuestras
pasiones.
Debemos amar a Cristo a tal
grado, que podamos estar listos para perder algunas cosas que antes
estimábamos como muy importantes. Esta es la base de la ética cristiana. No lo
que yo considero que debe ser mi comportamiento correcto o adecuado, sino lo
que es bueno, justo y santo delante de Dios. Y esa base es el amor a Dios y el
amor al prójimo. Un amor como el que ya vimos en Cristo Jesús.
Ganar a Cristo
Pero no se trata solo de perder
por el hecho de perder. No es que estemos a favor de abstenernos de todo, por
el mero hecho de limitarnos. Sino que lo realmente virtuoso es que lo hacemos
para ganar a Cristo. Consideramos cosas como pérdida con el fin de ganar
a Cristo.
Ganar a Cristo es buscar la
excelencia del conocimiento de Cristo. El quehacer teológico, lleva a las
personas a la madurez; no las mantiene dependientes del líder. Y cada
generación debe servirse de la Reforma, por ejemplo, de la misma manera; no
“yendo” al pasado para encontrar todas las respuestas y tomarlas sin
cuestionarse nada, solo porque así lo dijo Lutero o Calvino. El quehacer
teológico obliga a que cada generación se haga de nuevo las grandes preguntas y
las responda bíblicamente. La iglesia solo estará unida y caminando en santidad
cuando haga de la teología su actividad central. La teología es una actividad
para todo el pueblo de Dios, cada uno de acuerdo a sus dones y habilidades; no
todos educados en un seminario, con griego y hebreo, pero, todos fieles
creyentes en Cristo.
Ganar a Cristo es ser hallado
justo por la fe en Cristo. Ahí ganamos a Cristo, cuando ahora por la fe,
somos su pueblo, su familia y entramos a esta vida de comunión. Bien vale tirar
todo a la basura para ganar a Cristo.
Ser
justificado es ser incluido como un participante fiel en el pacto entre Dios y
su pueblo. La justificación significa que uno está en una relación correcta con
Dios e incluido en el pueblo de Dios.
La ética de Pablo es
antirreligiosa, da prioridad a lo que ha hecho Dios. La religión usa reglas
para crear líneas de división que distingue a los que pertenecen de los que no
pertenecen y para medir el éxito de los miembros. Entonces la religión necesita
reglas específicas que puedan evaluar fácilmente si uno está cumpliendo o no.
Las pautas que da Pablo no son tan fáciles de medir como las reglas que la
religión requiere. En vez de dar una lista rígida de
reglas, Pablo pone su confianza en la guía del Espíritu Santo; no habla de
cambiar una lista de reglas por otras; sino de una nueva realidad donde ya no
importa la circuncisión, ni la incircuncisión.
Cristo nos libera de la religión,
de tener que cumplir con un nivel de rendimiento aceptable, y ser hallado justo
por la fe en Cristo.
Ganar a Cristo es conocerle,
participar de su resurrección y de sus padecimientos. Ganar a Cristo no
solo es esperar la gloria, sino, además, ver con buenos ojos el sufrimiento por
causa del Evangelio. Algunos buscaban circuncidarse para no padecer
persecución, pero Pablo les dice desde la prisión, que ellos deben saber que
parte de ganar a Cristo es ser semejantes a él en su sufrimiento.
Pero notemos que primero hablar
de conocer el poder de su resurrección y luego, de participar de sus
padecimientos. Pues es necesario primero conocer el poder de su resurrección y
cuál es la esperanza a que nos ha llamado para luego, abrazar la realidad del
padecimiento por Cristo, ya con la certeza que nos da el conocimiento de la
resurrección.
Esto responde a la pregunta del
ser humano, ¿cómo debemos vivir? Vivir para agradar a Cristo, para conocerle
cada vez más y amar más al Dios infinito y personal que se reveló en Cristo.
Propósito en Cristo
Continuando con las respuestas a
las preguntas esenciales, Pablo nos da respuesta a las preguntas sobre el
significado de la vida. Él dice, que vive para el propósito por el cual fue
llamado por Cristo, esta es su razón de vivir. Y cada creyente, al venir a
Cristo, tiene ahora una razón para vivir. Hay un propósito por el cual Cristo
te tomó.
Hay un supremo llamamiento de
Dios en Cristo, lo cual hemos de buscar, de caminar hacia ese propósito y hacia
ese destino.
Pablo le describe como algo
SUPREMO. Solo lo supremo inspira al alma. Le da sentido, orientación,
motivación, y fuerza para vivir. En la epístola a los romanos, Pablo dice que
ese propósito es hacernos conformes a la imagen de Su Hijo. Dios nos llamó para
restaurar la imagen de Dios en nosotros, para hacernos como su Hijo Jesucristo.
Dios te salvó, y te unió a una iglesia local, para que mediante el trabajo de
discipulado (que esta es la gran comisión de la iglesia, hacer discípulos),
Dios te vaya transformando a la imagen de Cristo para su gloria.
Esta es una buena medida para
evaluar a los ancianos de la iglesia y a los que anhelan ser ancianos de la
iglesia. Usted puede preguntarse: ¿Es un varón que se goza en Cristo? ¿se
gloría en Cristo o en sus propios méritos? ¿está él dispuesto a perder por amor
a Cristo?, es decir, ¿se autolimita por amor a Cristo?, ¿realmente quiere ganar
a Cristo?, ¿se observa que quiere conocer más a Cristo?, ¿está dispuesto a un
servicio sacrificial, sufrido?, ¿considera su servicio al Señor como SUPREMO?
Sin embrago, hay también algunos,
mejor dicho: “MUCHOS”, que no siguen esta forma de pensar ni de actuar. Sino
que son Enemigos de la Cruz de Cristo. Solo piensan en lo terrenal, en
esos tiempos eran cosas como la circuncisión y asuntos de alimentos. Hoy en día
podrían ser otras cosas, pero igualmente, es una vida que no tiene a Cristo en
primer lugar. Que ve primero por sus deseos y la satisfacción de sus propios
intereses.
Esto es algo trágico, lamentable.
Nadie quisiera ser enemigo de la Cruz de Cristo. Por eso debemos autoevaluarnos
y ver si no estamos siendo arrastrados por la corriente de este mundo. Ser
diligentes en nuestra vida cristiana. Caminar como discípulos que aman a
Cristo.
El contraste es grande en relación a lo terrenal y lo
celestial; lo glorioso y lo vergonzoso; lo inmediato que lleva al fin, a la
perdición; y lo eterno que aguarda a los verdaderos creyentes.
Esperanza en Cristo
Finalmente, Pablo les recuerda
que ahora ellos tienen su ciudadanía en los cielos y su esperanza está en
Cristo. Esperamos a Cristo. Con esto, responde a otra de las grandes
preguntas de la humanidad, la que tiene que ver con el destino, ¿hacia dónde se
dirige todo en el mundo? Y en particular, ¿hacia dónde me dirijo yo?, ¿cuál es
mi fin?
Si usted es un creyente en Cristo
Jesús, su fin será glorioso. Es un destino que ya empezó a vivir desde aquí y
que será pleno cuando Cristo venga, esto es, será transformado a la semejanza
de Cristo por el poder de Dios. Será glorificado. La imagen de Dios en usted
será restablecida por completo.
En aquellos tiempos, solo los
emperadores se decían portadores de la imagen de Dios, se deificaban a sí
mismos. Pero Dios nos dice que él puso su imagen en nosotros desde el inicio;
sin embrago, por la caída, esta imagen fue distorsionada.
Al cumplirse el tiempo, Cristo
vino para dar su vida por nuestros pecados y restaurar la imagen de Dios en
nosotros. Ahora, Dios hace esta labor por medio de la iglesia, haciendo
discípulos de todas las naciones, y transformándoles a la imagen de Cristo. Un
día, esto será pleno y hacia allá es a donde usted se dirige, esa es su
esperanza.
Si usted, no ha conocido a
Cristo, si no ha creído en él; este es el tiempo de que crea al Evangelio, que
responda con arrepentimiento y fe al llamado del Señor. No confiando en su
propio mérito, sino tirando todo a la basura, para ganar a Cristo.
Así tenemos, que Cristo es
nuestra identidad, propósito y destino.
Somos el pueblo de Dios, los
amados de Dios por Cristo.
Tenemos un propósito para nuestra
vida, por Cristo.
Tenemos una forma de vivir en
este mundo, que es acorde a Cristo.
Tenemos un destino glorioso, que
es ser como Cristo y gozar de su comunión.
Continuación a cargo de MD José Luis García Antonio
27 octubre 2019
El Sentir de Cristo
Texto: Filipenses 2:5-11
5 Haya, pues, en vosotros este
sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en forma
de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí
mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición
de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y
muerte de cruz. 9 Por lo cual Dios también le exaltó
hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10 para que en el nombre de
Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y
debajo de la tierra; 11 y toda lengua
confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
Propósitos Generales
Que cada creyente pueda considerar el llamado del Señor a
vivir en unidad y amor como iglesia local. Un amor que se despoja a sí mismo
por el bien de los demás, que es sacrificial, que no se exalta a sí mismo, que
espera en Dios con gozo y que es para la gloria de Dios.
Que las personas que no han creído en Cristo puedan escuchar
el Evangelio.
¿Cómo llegamos aquí?
“Haya, pues, en
vosotros”
Haya – modo subjuntivo, expresa el deseo del apóstol Pablo y evidencia
una posibilidad. Aunque en el texto en griego no se muestra esta palabra, sino
que fue incluida como auxiliar en la traducción; y el verbo al que se refiere
sí se encuentra en modo imperativo, haciendo referencia a que esto es más un
mandato, exhortación o ruego.
Pues – Conjunción con el resto de la
disertación del apóstol, que nos muestra que este deseo del apóstol es derivado
de lo que viene exponiendo. Pero qué es esto que ha venido diciendo hasta
ahora. Repasemos un poco.
1:1 – Les escribe a los santos en Cristo Jesús
que están en Filipos, incluyendo a los ancianos y diáconos. Notemos el
colectivo, no es solo a los ancianos y diáconos, sino a todos los santos como
pueblo de Dios.
1:3 – Se acuerdo de “vosotros” – notemos el
plural
1:4 – rogando con gozo por todos vosotros
1:5 – por vuestra comunión en el evangelio
1:6 – comenzó en vosotros la buena obra y la
perfeccionará. En todos y cada uno de ellos.
1:7 – me es justo sentir esto de todos
vosotros. Continúa el acento en la pluralidad.
1:8 – os amo a todos vosotros.
1:9 – que vuestro amor abunde
1:10 - que sean sinceros e irreprensibles
1:11 – que sean llenos de frutos de justicia
1:27 – que e comporten [como comunidad] como
es digno de la vocación [como ciudadanos celestiales]
Continuamos observando que el propósito no es
algo individualista sino corporativo, en unidad como pueblo de Dios.
Vosotros – No es solo un deseo para una
transformación individual, sino corporativa. Las implicaciones son superiores a
solo unos pocos ejemplos de este “sentir” de Cristo, No se está refiriendo a
que haya algunos casos aislados en la iglesia que manifiesten este tipo de
“sentir”, sino de que la comunidad de creyentes en su totalidad sea distinguida
por este “sentir”.
Ante la influencia de pensamiento de la época
donde se resalta el individualismo, y cada uno busca “su felicidad” sin
consideración de los demás. El evangelio nos llama como un pueblo a manifestar
una interrelación, viviendo en unidad y amor.
Individualismo y MasificaciónVSDiversidad y unidad
Por otro lado, tenemos otra tendencia
proveniente de la burguesía y los gobernantes de nuestros tiempos, a masificar,
a cosificar al individuo, para entonces poder manipularlo. Y esto se filtra
también al ambiente religioso dándose el fenómeno de las mega iglesias con
líderes carismáticos, elocuentes, pero que modelan un liderazgo tiránico,
rodeándose de líderes clonados a su “estilo” y personalidad para manipular a
los individuos que buscando a Dios y tal vez queriendo expiar sus pecados, se
someten a semejantes sistemas simbólicamente violentos que nos les permiten
asumir su postura ante su creador, sino que más bien son sujetos de
adoctrinamiento.
El evangelio de Jesucristo nos libra tanto del
individualismo como de la masificación. Colocándonos en un pueblo donde vivir
en unidad en medio de la diversidad. Como lo explica el apóstol Pablo en su
epístola a los Efesios, escrita también en esta ocasión desde prisión.
Efesios 4.16 (LBLA): de quien
todo el cuerpo (estando bien ajustado y unido por la cohesión que las
coyunturas proveen), conforme al funcionamiento adecuado de cada miembro,
produce el crecimiento del cuerpo para su propia edificación en amor.
Todo el cuerpo, no solo algunos miembros destacados
Todo el cuerpo, no solo los pastores y diáconos
Todo el cuerpo, no solo los fuertes
Todo el cuerpo, no solo los varones
Todo el cuerpo, no solo los mayores de 30 años
Crezcamos juntos
El Evangelio nos libra del individualismo.
Conforme al funcionamiento adecuado de cada miembro, no todos iguales
Conforme al funcionamiento adecuado de cada miembro, en diferentes formas y ámbitos
Crezcamos en la diversidad
El Evangelio nos libra de la masificación.
En amor, aunque cueste un esfuerzo extra
En amor, porque ese es el distintivo cristiano
En amor, porque así es como se modela el evangelio
Crezcamos en amor
El Evangelio nos libra de nuestro egoísmo.
Además, por el contexto anterior inmediato,
vemos que el apóstol está hablando de “hacer suya la causa del evangelio” y de
participar en el “progreso del evangelio” y de “combatir unánimes por la fe del
evangelio”.
El evangelio es modelado por la iglesia y esta
es la base para la evangelización individual.
Este evangelio tiene que ver con la llegada
del Espíritu Santo, el cual está habitando en cada uno de los creyentes en lo
individual, pero también en el conjunto de creyentes como iglesia local.
Dios no está únicamente salvando a algunos
individuos y preparándolos para el cielo, sino creando un pueblo en el que
vivir, y a través de cuya vida en comunidad pueda reproducir su propia vida y
carácter. (Gordon Fee)
Este es el sentido del trasfondo. Filipos era
una colonia romana, esto es Roma fuera de Roma, de manera que el emperador, con
tal de mantener un puesto de control militar para la zona, otorgaba la calidad
de ciudadanía a los romanos de Filipos y para sus hijos. Pablo usa esta
situación para decirles que ellos tienen una ciudadanía superior y que son un
pueblo santo, aunque en este mundo, y que se espera de ellos que manifiesten
los valores del reino, no solo de manera individual, sino también de manera
colectiva como pueblo de Dios.
Así que, lo que les va a pedir es que haya en
ellos este mismo sentir de Cristo, no solo en algunos individuos, sino en todos
como comunidad, como pueblo de Dios. Y al vivir así, estarán participando en el
progreso del evangelio, estarán combatiendo por la fe del evangelio. Y esta evangelización
colectiva es la base de la evangelización personal (Gene Getz)
¿A qué se refiere con tener el mismo “sentir” que Cristo?
“este sentir que hubo
también en Cristo Jesús”
Este – Demostrativo que indica que a continuación nos va a mostrar el
ejemplo concreto al que se refiere. Es decir, este “sentir” no algo oscuro,
vago, místico o subjetivo; sino que nos va a mostrar el ejemplo concreto para
que sepamos a lo que se está refiriendo con este “sentir”.
Hubo – refiriéndose a un pasado histórico,
a un suceso real y que para ese entonces aún se contaba con testigos de ello.
En Cristo Jesús – Este es
el ejemplo para la vida espiritual. La referencia es concreta a Cristo Jesús,
nuestro salvador.
Dios nos salva, nos da de su Santo Espíritu,
nos coloca en un pueblo para desarrollar la vida espiritual. Nos empieza a
transformar a la imagen de Su Hijo Jesucristo. Y ahora, Jesucristo no es solo
nuestro Salvador, sino que además es nuestro ejemplo.
ØAmor que se despoja a sí mismo,
voluntariamente, por el bien del otro
6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios
como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí
mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;
Aquí
hay mucho qué decir, pero que a la vez es algo enigmático. Piense lentamente en
ello, Dios hecho hombre. Además de ser algo sorprendentemente
maravilloso; uno tiene que pensar en qué estaba en la mente de Cristo para
hacer tal cosa. Los “grandes” de este mundo no se despojan de sus posiciones,
privilegios y posesiones.
Qué
había en la mente de Cristo, que es aquello que el apóstol quiere que imitemos.
Definitivamente
que el ejemplo de Cristo es singular. Pero hay algo que Dios quiere que
manifestemos como iglesia local; esto es, un amor donde cada uno se despoja a
sí mismo por el bien de los otros.
Notemos
el verbo en voz activa. Jesús mismo es quien realiza la acción de despojarse a
sí mismo. No es despojado por nadie, no está bajo la acción de nadie más. Es
algo que el hace voluntariamente. Y esto es lo que se pide de cada uno de
nosotros como pueblo de Dios, un amor que se despoja así mismo,
voluntariamente, por el bien de los demás.
ØAmor que se sacrifica por el bien del otro
8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo,
haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Este tipo de amor que se nos pide,
según el ejemplo de Cristo, es un amor sacrificial.
Esto va en contra de la manera de
pensar de este mundo, donde queremos evitar al máximo el sacrificio y el dolor.
Incluso en nuestro Señor Jesucristo, la idea del sufrimiento nos parece algo
molesta, tenemos aversión a la Cruz. Lutero decía que la Cruz era una señal
para distinguir la verdadera teología.
Debido al mal uso dado por el hombre al conocimiento de Dios manifiesto
en sus obras, Dios decretó ser nuevamente reconocido en el sufrimiento, y
condenar la sabiduría concerniente a las cosas invisibles por medio de la sabiduría
concerniente a las cosas visibles, de forma que aquellos que no honraron a Dios
cuando se manifestó́ en sus obras le honren al estar oculto en su
sufrimiento...
Ahora, a nadie le es suficiente ni le hace bien
alguno reconocer a Dios en su gloria y majestad, a menos que le reconozca en la
humildad y vergüenza de la cruz... la verdadera teología y el reconocimiento de
Dios se encuentran en el Cristo crucificado...
Martin Lutero, La Disputación de Heidelberg. Explicación a la Tesis 20
Nuevamente
notamos la voz activa del verbo, mostrando que es Jesús mismo quien se humilló
y no es que fuera humillado por alguien; sino que voluntariamente obedeció
hasta la muerte y muerte de cruz.
¿Quiere
acaso Pablo implicar que hemos de tener un amor del tipo sacrificial?
Ese
es el evangelio. Ese es el sentir de Cristo.
Un
amor que sirve sacrificialmente por el bien de otros, obedeciendo a Cristo.
¡Voluntariamente!
ØAmor que no se exalta a sí mismo
9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un
nombre que es sobre todo nombre,
Ahora
tenemos un cambio en la voz del verbo, ¿lo notaron? Ahora es voz pasiva. Cristo
no se exaltó a sí mismo, sino que fue objeto de la acción del Padre, fue Dios
Padre el que le exaltó hasta lo sumo.
Este
es un amor que no se exalta a sí mismo.
Es
un amor que sirve fielmente sin esperar recompensa alguna o reconocimiento. Ese
es el tipo de amor que se pide de nosotros. Ya Dios se encargará de recompensar
nuestros pequeños, débiles e intermitentes intentos de servirle. Y él es un
Dios galardonador.
Ahora,
en definitiva, que el ejemplo de Cristo es único y sublime, y debe llevarnos a
la admiración, a la adoración y a la imitación de Cristo.
ØAmor que tiene esperanza
10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que
están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; 11 y
toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor,
El
tipo de referencia es similar a cuando llegaba un nuevo emperador, un nuevo
César. Se proclamaba el “evangelio” del nuevo emperador, diciendo algo de su
origen y su camino al trono y de su dignidad para gobernar. Se le mostraba como
hijo de los dioses y lleno de poder para establecer la justica y liberar a los
oprimidos de los tiranos opresores.
Por
ejemplo,
“Puesto que la Providencia (Pronoia) la cual ha ordenado todas
las cosas y está profundamente interesada en nuestras vidas ha puesto la más
perfecta orden dándonos a Augusto, a quien ella ha llenado con virtud (poder
divino) para que el beneficie a la humanidad, mandándolo a él como un
Salvador (Soter), tanto para nosotros como para nuestros descendientes,
para que acaba la guerra y ordene todas las cosas, y como el, Cesar, por su
aparición (phaneis) [excedió aun nuestras anticipaciones], superando a
todos los previos benefactores (euergetai), y no dejando aun para la
posteridad alguna esperanza de superar lo que él ha hecho, pues desde el
nacimiento del dios Augusto fue el principio para el mundo de las buenas nuevas
(euangelion), que vino por causa de él…”
Dittenberg, Orientis
Graeci inscriptiones selectae (2 vols.; repr. Hildesheim 1960) number 458.
Trans. A. D. Nock in Early Gentile Christianity and its Hellenistic
Background (repr. New York, 1964), 37 (Essays, 79). Citado en Everett
Ferguson, Backgrounds of Early Christianity Third Edition (Grand
Rapids: W. B. Eerdmans Pub. Co., 2003) pg. 46.
Cristo
fue a la cruz con el gozo puesto delante de él. Su pensamiento era
esperanzador, confiando en el reino de Dios que venía.
Pero
este César, tiene una historia singular. El Evangelio de Cristo. Que
vino a morir por los pecados de todos los hombres. Derrotando al imperio de la
muerte. Trayendo una salvación tan grande. Resucitó al tercer día y ascendió a
los cielos. Y ahora ha enviado a su Santo Espíritu quien mora en su pueblo, a
los cuales está transformando, dando fruto y llevándolos a la imagen de Cristo;
y por medio de ellos está extendiendo su reino, liberando a los cautivos del
reino de las tinieblas y trasladándolos a su reino de amor.
Estamos
llamados a manifestar este mismo sentir que hubo en Cristo, un amor que tiene
esperanza. Que trabaja con gozo. Que ora por los demás con esperanza no con
decepción. Que espera lo mejor de los demás, que sabe que el reino de Cristo
triunfará y un día le ovacionaremos de pie.
ØAmor que glorifica a Dios
para gloria de Dios Padre.
Finalmente,
todo redundará para la gloria de Dios.
Cristo
padeció teniendo una gran estima por la gloria de Dios. En la cruz nos mostró
cuán importante era la gloria de Dios, al punto del sacrificio.
Nosotros,
naturalmente, vivimos ajenos a la gloria de Dios. No nos importa Su gloria,
sino nuestro beneficio, satisfacción y plenitud. Somos apáticos a la gloria de
Dios. Amamos la gloria de los hombres.
Pero
cuando el Espíritu Santo obra en nosotros, la gloria de Dios adquiere un nuevo
significado. Ahora hay un deseo creciente porque Dios sea glorificado.
Si
estamos en un problema, ahora nos preguntamos, ¿cómo puedo glorificar a Dios en
medio de esto?
Si
tenemos una discusión o desavenencia, pensamos, ¿cómo glorifico a Dios en esto?
¿Será que debo perdonar? ¿será esto más valioso que la gloria de Dios? ¿puedo
soportar la ofensa? ¿hay algún camino para el diálogo y el razonar con mi
hermano?
Somos
llamados a tener un amor que glorifica a Dios; no solo en lo individual,
sino como pueblo, como iglesia local. Y eso es lo que dice nuestro pacto de
iglesia. Un servicio que se despoja, que es sacrificial, pero que lo hace por
una CAUSA TAN GRANDE.
¡Lo
vale!
Todo
aquel que ha solicitado su membresía en esta iglesia local, tiene este pacto
que manifiesta lo mucho que valoramos el ser iglesia de Cristo.
Conclusión
La encomienda es corporativa, no
individualista. La encomienda no implica que todos seremos iguales, no hay
masificación.
Una iglesia con el sentir que hubo en
Cristo, es una iglesia que brillará, para iluminar esta generación y para la
gloria de Dios.
Ahora, algunos dirán, si ya es difícil que
este tipo de sentir se desarrolle en una persona, ahora verlo en toda la
iglesia, ¡es imposible!
Ahí es donde entra la labor divina del
Espíritu Santo, quien produce en nosotros tanto el querer como el hacer por
su buena voluntad.
Este sentir en la iglesia, el pueblo de
Dios, es un fruto del Espíritu Santo; no solo en los creyentes en lo
individual, sino, aún más en lo colectivo como iglesia local. Eso sí que es
radical, sorprendente y definitivamente, algo divino; porque humanamente
hablando, es imposible, pero ahí se muestra la gloria del evangelio, queda exhibido
no solo a la comunidad de creyentes que disfruta de la comunión, a la comunidad
de no creyentes que son “evangelizados” por este ejemplo de vida y hasta a los
seres angelicales les queda el testimonio del poder de Dios para salvación y la
transformación que se logra por su gracia al mandar a Su Hijo a salvarnos y
transformarnos a su imagen.
Ahí, en una iglesia local con este “sentir”
se glorifica a Dios por su gracia manifestada en Cristo.
Este mismo sentir no es solo por casos de
desavenencias o problemas interpersonales. Sino para vivir en unidad y no como
creyentes independientes.
Dios está edificando su iglesia con piedras
vivas, pero no es suficiente tener piedras muy bonitas pero separadas, es
necesario que esas piedras, sí sean bonitas, pero que estén juntas.
Este pueblo, con el sentir de Cristo,
brilla en la oscuridad, modela el evangelio. O sea, predica el evangelio
corporativamente lo cual es la base de la predicación individual.
El reino futuro, ya en esta tierra
manifestado en la iglesia local.