Iglesia Bíblica Unidos en Cristo
“…para que el mundo crea.” Juan
17:20-23
6-septiembre-2020
Sermón 2
Sofonías: El remanente protegido (escondido, salvado) por gracia
La intención es ver el mensaje de Sofonías a la luz del
libro de Romanos.
Propósitos generales
·
Que cada persona pueda ver la misericordia de
Dios en la salvación de los pecadores y responda en arrepentimiento y fe.
·
Que cada creyente adore al Señor por su
misericordia.
Introducción
Por lo general, nos gusta pensar en un futuro promisorio
para nuestros descendientes. En la escuela, no falta la maestra que se tome una
sesión con los niños para hablar sobre lo que ellos “quisieran ser de grandes”,
sin importar mucho las respuestas, se les hace ver que el futuro está lleno de
promesas de bien para ellos. Y nos gusta pensar de esa manera… hasta que llega
alguien como el profeta Sofonías y nos regresa a la realidad: hemos pecado,
nuestro pecado tiene consecuencias y esas consecuencias están por alcanzarnos a
nosotros y a nuestros hijos.
Después de escuchar la profecía de destrucción, los
israelitas no pueden imaginar mucho de lo que será el futuro en el que sus
hijos enfrentarán las dificultades de la vida, si es que sobreviven a la
invasión.
En este capítulo 3, empezaremos con un oráculo de ay,
lamentando la tragedia; y pasaremos luego a un oráculo de esperanza, y la
perspectiva gozosa que le espera en el futuro al remanente salvado.
Lectura: Sofonías 3:1-20 (NBLA)
1 ¡Ay de la rebelde y contaminada,
La ciudad opresora!
2 No escuchó la voz,
Ni aceptó la corrección.
No confió en el Señor,
Ni se acercó a su Dios.
3 Sus príncipes en medio de ella son leones rugientes,
Sus jueces, lobos al anochecer;
No dejan nada para la mañana.
4 Sus profetas son temerarios, hombres desleales.
Sus sacerdotes han profanado el santuario,
Han violado la ley.
5 El Señor es
justo en medio de ella;
No cometerá injusticia.
Cada mañana saca a luz Su juicio,
Nunca falta;
Pero el injusto no conoce la vergüenza.
6 «Yo he exterminado naciones;
Sus torreones están en ruinas,
Hice desiertas sus calles,
Sin que nadie pase por ellas.
Sus ciudades están desoladas,
Sin hombre alguno, sin ningún habitante.
7 Dije: “Ciertamente me temerás[a],
Aceptarás corrección”.
Entonces no será destruida su morada
A pesar de todo lo que Yo había determinado sobre ella;
Pero ellos se apresuraron a corromper todas sus acciones.
8 »Por tanto, espérenme», declara el Señor,
«Hasta el día en que me levante como testigo,
Porque Mi decisión es reunir a las naciones,
Juntar a los reinos,
Para derramar sobre ellos Mi indignación,
Todo el ardor de Mi ira.
Porque por el fuego de Mi celo
Toda la tierra será consumida.
9 En ese tiempo daré a los pueblos labios puros,
Para que todos ellos invoquen el nombre del Señor,
Para que le sirvan de común acuerdo.
10 Desde más allá de los ríos de Etiopía
Mis adoradores, Mis dispersos,
Traerán Mi ofrenda.
11 Aquel día no te avergonzarás
De ninguna de tus acciones
Con que te rebelaste contra Mí.
Porque entonces Yo quitaré de en medio de ti
A los que se regocijan en tu orgullo,
Y nunca más te envanecerás
En Mi santo monte.
12 Y dejaré en medio de ti
Un pueblo humilde y pobre,
Que se refugiará en el nombre del Señor.
13 El remanente de Israel no hará injusticia
Ni dirá mentira,
Ni se hallará en su boca
Lengua engañosa,
Porque ellos se alimentarán y reposarán
Sin que nadie los atemorice».
14 Canta jubilosa, hija de Sión.
Lanza gritos de alegría,
Israel.
Alégrate y regocíjate de todo
corazón,
Hija de Jerusalén.
15 El Señor ha retirado Sus juicios
contra ti,
Ha expulsado a tus enemigos.
El Rey de Israel, el Señor, está en medio de ti;
Ya no temerás mal alguno.
16 Aquel día le dirán a Jerusalén:
«No temas, Sión;
No desfallezcan tus manos.
17 El Señor tu Dios está en medio de ti,
Guerrero victorioso;
Se gozará en ti con alegría,
En Su amor guardará silencio,
Se regocijará por ti con cantos
de júbilo.
18 Reuniré a los que se afligen por las fiestas
señaladas,
Tuyos son, oh Sión,
El oprobio del
destierro es una carga para ellos.
19 En aquel tiempo me ocuparé
De todos tus opresores.
Salvaré a la coja
Y recogeré a la desterrada,
Y convertiré su
vergüenza en alabanza y renombre
En toda la tierra.
20 En aquel tiempo los traeré,
En aquel tiempo los reuniré.
Ciertamente, les daré renombre
y alabanza
Entre todos los pueblos de la
tierra,
Cuando Yo haga volver a sus
cautivos ante sus ojos»,
Dice el Señor.
El remanente en Sofonías
Empezamos identificando en la profecía de Sofonías, que en
medio del juicio de destrucción sobre Judá y las naciones de alrededor; se
menciona que habrá un remanente que será salvado. Observemos Sofonías 2:3, 7,
9; 3:12-13.
Hay esperanza de salvación para un remanente que se
caracterizará por:
Ser un grupo de personas humildes, que buscarán refugio en
el Nombre de YHWH, invocarán el Nombre de YHWH, no harán injusticia, Dios les
dará herencia en la tierra. Este remanente será visitado por Dios, será
transformado por Dios. Será un grupo de personas “suplicantes”, adoradores de
Dios.
I.
El remanente salvado verá y saboreará la manifestación de la belleza más
sublime y el tesoro más valioso del universo: La presencia de Dios en medio
de ellos.
Dios es glorificado no solo cuando es vista su gloria, sino
cuando es disfrutada.
Dios se glorifica más cuando quienes ven su gloria se
deleitan en ella que solo cuando la ven.
Su gloria es entonces recibida por el alma entera, tanto
por el entendimiento como por el corazón. (John Piper)
Observemos Sofonías 3:15 en su
segunda parte y el versículo 17:
El Rey de Israel, el Señor, está
en medio de ti;
Ya no temerás mal alguno…
El Señor tu Dios está en
medio de ti,
Guerrero victorioso;
Se gozará en ti con alegría,
En Su amor guardará silencio,
Se regocijará por ti con cantos
de júbilo. (NBLA)
¡Yahvé, Rey de Israel, está en medio de ti,
ya no temerás mal alguno!...
Yahvé tu Dios está en medio de ti,
¡un poderoso salvador!
Exulta de gozo por ti,
Te renueva con su amor;
Danza por ti con gritos de júbilo
Como en los días de fiesta. (Biblia de Jerusalén)
Antes, en medio de Jerusalén estaban los soberbios
(3:3-4) … luego nos dice que en medio estaba Jehová emitiendo sus
juicios (3:5) … luego dice que en medio iba a dejar un pueblo humilde
(3:12), transformado por el Señor… ahora nos dice que Dios mismo, no como juez,
sino como Rey, estará en medio con gran alegría restaurando sus vidas y
llenándoles con su gloria (3:14-17).
Esta presencia de comunión, es una presencia que va
acompañada de otros muchos beneficios, pero cada uno de los beneficios
asociados no desvían la atención, ni le roban la gloria al Señor, sino por el
contrario, realzan y magnifican la belleza y el deleite en Su presencia.
¡Él es el Rey! Y eso es lo que necesitaban desesperadamente.
No necesitaban dinero, ni pan, ni guerreros, ni medicamentos… sino la presencia
de Dios. Y con su presencia, venía todo lo demás como añadidura.
Con el REY en medio de ellos, había esperanza, la vida tenía
sentido y hasta era disfrutable.
Con el REY llegaba también una transformación, perdón de
pecados, justicia, paz, libertad de los fanfarrones, heredad, cercanía,
comunión.
Con la presencia del REY venía su salvación correspondiente
a cada uno de los males que les aquejaban.
·
Eran pecadores – él les traía el perdón de los
pecados
·
Habían perdido la tierra y habían quedado
desheredados – él les daba herencia
·
Habían sido llevados lejos – él los hacía cercanos
·
Había ido con lágrimas – él los regresaría con
regocijo
·
Habían sido desechados – él los adoptaba
·
Habían quebrantado su pacto – él ponía su pacto
en su corazón
·
Habían blasfemado el Nombre de Dios – él
limpiaba sus labios para invocar Su Nombre
Y todo el que invocare el Nombre del Señor
será salvo – Romanos
Diferencia entre amor benevolente de Dios y el amor
complaciente de Dios
El profeta Sofonías nos dice que Dios tiene misericordia del
remanente, de buen gusto, es decir, con agrado. No es que Dios los salve a
disgusto, sino con singular placer y alegría. Él se deleita en hacerles bien y
este deleite viene de su santa voluntad, no de que alguien le haya hecho
cambiar. Nadie ha forzado su voluntad, al contrario, él se regocija en
manifestar la gloria de su gracia al salvarles.
Contemplemos lo que dice Sofonías 3:17
El Señor tu Dios está en medio
de ti,
Guerrero victorioso;
Se gozará en ti con alegría,
En Su amor guardará silencio,
Se regocijará por ti con cantos de júbilo. (NBLA)
Yahvé tu Dios está en medio de ti,
¡un poderoso salvador!
Exulta de gozo por ti,
Te renueva con su amor;
Danza por ti
con gritos de júbilo
Como en los días de fiesta. (Biblia de
Jerusalén)
Este es el amor complaciente de Dios. Y aquí podemos notar
dos características de esta relación de comunión, Dios se muestra como poderoso
para salvar y como amoroso para restaurar.
En ocasiones necesitamos saber y estar conscientes del poder
soberano del Señor y confiar en él. Necesitamos recordar esta gran verdad: Dios
es poderoso; para así poder cobrar ánimo en el Señor y fortalecernos en el
poder de Su fuerza.
En otras ocasiones, necesitamos refugiarnos en su amor que
restaura silenciosamente. Un amor que perdona, consuela en medio de las
tristezas de la vida y nos sostiene en las noches oscuras. Sin decir mucho,
pero amando silenciosamente, restaurando nuestros corazones.
Ejemplo del Hijo Pródigo de Rembrant – las dos manos del
padre
Cuando tenemos una
visión superficial de nuestro pecado y sus consecuencias, tendemos a
menospreciar la presencia y la gloria de Dios. Pero cuando somos conscientes de
nuestra rebelión y de nuestra insuficiencia, solo entonces, podemos venir como
ese remanente humilde, suplicante y apreciar lo maravilloso y sublime que es la
presencia de Dios en medio nuestro. Un Dios cercano que nos muestra su poder y
su amor.
Una visión superficial de nuestra condición perdida sin
Dios, nos llevará a buscar “satisfactores” superficiales en esta vida.
Estaremos como ciegos, deambulando sin saber de qué se trata la vida. Buscando
cosas y más cosas. Pero cuando somos conscientes de nuestro estado perdido,
solo la presencia de Dios bastará.
¡Esos afortunados del remanente!
Y
la respuesta del remanente salvado es de júbilo, canta, es decir, la salvación
es tan grande que no solo dan gracias, no solo piensa, hablan; pero no solo
hablan, lo hacen públicamente; pero no es suficiente hacerlo de manera
prosaica, es necesario dar expresión a sus afectos por Dios por medio de la
poesía y ensancharla, acompañarla e intensificarla con instrumentos musicales.
No
solo es un canto solitario, sino corporativo; y no es un canto reflexivo y
tranquilo, sino un canto jubiloso, acompañado de gritos, sonidos de cuernos…
¡todo un alboroto!
Y
cómo no, Dios les ha salvado y está en medio de ellos, habitando en comunión. De
pura gracia les ha perdonado, ha restaurado su corazón, y ahora ellos de todo
corazón cantan y celebran.
·
Esa celebración está centrada en Dios.
·
Esa celebración recrea la salvación de Dios.
·
Esa celebración cura el alma.
·
Esa celebración los une en comunión con Dios y
unos con otros.
·
Esa celebración glorifica a Dios.
·
Esa celebración es adoración corporativa.
·
Esa celebración, un día, será acompañada por
toda la creación, no solo por el remanente, sino por todo lo que hay en los
cielos, en la tierra y debajo de la tierra.
Un corazón que canta es un corazón transformado, no solo es
que la persona fue transformada en su manera de pensar, no es solo una
transformación del entendimiento, aunque por ahí empieza y es necesaria. Pero
es también una transformación del corazón, un corazón que ahora disfruta de la
gracia de Dios que libera. Un corazón que canta es un corazón que ahora está en
sintonía con el corazón de Dios.
Cuando
el corazón canta, es evidencia de una transformación profunda.
Este
mundo ofrece solo “soluciones” superficiales. Como tiene una visión superficial
del pecado, tiene una visión superficial de la gracia y ofrece solo
“soluciones” superficiales, como dinero, posesiones, sexo, religiosidad…
incluso los fanfarrones que anuncian un Evangelio diferente, que solo anuncian
y ofrecen supuesta prosperidad, pero todo es tan superficial… Solo Dios en
Jesucristo nos da una profunda transformación y convierte nuestro corazón en
uno que ahora canta.
El
apóstol Pablo nos va a decir que tanto judíos como gentiles hemos pecado,
estamos separados de Dios y su gloria; la caída de Jerusalén es un evento que
apunta a la mayor y más drástica caída de toda la humanidad, el pecado en el
Edén, la muerte que pasó a todos los hombres, pues en Adán todos caímos y
perdimos, no la Tierra Prometida, sino el paraíso en comunión con Dios. Y a
través de toda la historia el ser humano se ha encontrado en la necesidad de
ser salvad por Dios, quien ahora se manifiesta en Jesucristo, se humanó y vivió
una vida santa y se entregó por nosotros en la cruz del Calvario para que ahora
seamos justificados por la fe en él.
Luego
en el capítulo 8, que ya trató José Luis Martínez hace unos domingos nos
aseguró la salvación, el perdón de pecados, la adopción, la vida, y nos asegura
la glorificación. El capítulo termina exultante diciendo que una vez que somos
salvados por Cristo, estamos unidos a Él y nada nos podrá separar del amor de
Dios que es en Cristo Jesús. ¡Wow! Romanos 8 termina como si estuviéramos en el
minuto 89 y nuestro equipo metiera un gol, para ganar 1-0; con toda la alegría
y la euforia del triunfo… y gritando: “ya pítale árbitro”, que ya se acabe, así
estamos bien. Pero luego nos damos cuenta de que la epístola a los Romanos
tiene 16 capítulos y apenas terminó el 8.
Y
llegan los capítulos 9 al 11 que nos incomodan muchas veces. Porque Pablo pasa
de la exultación a la tristeza, porque no todos responden al Evangelio con fe,
sino que lo rechazan.
II.
El remanente salvado verá y saboreará la manifestación de la belleza más
sublime y el tesoro más valioso del universo: La gloria de la gracia de Dios
al ser elegidos en Cristo.
Ahora, conviene que consideremos cómo es que este remanente
fue escogido. ¿Qué méritos tienen? ¿por qué fueron elegidos?
Observemos Sofonías 2:7 al final:
Porque el Señor su
Dios los cuidará
Y los hará volver de su cautiverio. (NBLA)
Y Sofonías 3:9, 11, 12, 15
En ese tiempo daré a los pueblos labios
puros,
Para que todos ellos invoquen
el nombre del Señor,
Para que le sirvan de común
acuerdo…
Porque entonces Yo quitaré de en medio de
ti
A los que se regocijan en tu
orgullo…
Y dejaré en medio de ti
Un pueblo humilde y pobre,
Que se refugiará en el nombre del Señor…
El Señor ha retirado Sus juicios contra ti...
Reuniré…
salvaré… recogeré… convertiré… traeré… reuniré… (NBLA)
Primero, notamos que este remanente es objeto de la acción
salvadora de Dios. No hay nadie más que los salve, ni que pueda siquiera
salvarles.
Luego, notamos que estas acciones salvíficas son realizadas
sin mérito alguno por parte de los hombres, pues de otra manera quedaría en
medio de la ciudad un remanente que podría enorgullecerse o gloriarse de sus
méritos; y Dios dice que dejará un remanente humilde y quitaría a los
fanfarrones que se glorían o enorgullecen.
En hebreo la idea es resumida con la palabra “shub” para
implicar un volver de Dios hacia ellos de manera favorable, ya no con ira sino
con misericordia. El rostro benévolo del Señor les trae ahora de vuelta, de
pura gracia, según el puro afecto de voluntad.
¿Por qué digo que según el puro afecto de su voluntad?
Porque nadie puede obligar a Dios a dar media vuelta y
volverse de sus juicios. ¿Quién puede ser capaz de cambiar su voluntad? Si él
cambia, es solo por su beneplácito, si él quiere tener misericordia, tiene
misericordia de quien quiere, es solo porque así le agradó hacerlo.
Ahora nosotros,
Debemos saber que:
·
Cristo crucificado es el fundamento de todo bien
disponible para el pueblo de Dios.
·
Cristo mismo es el bien supremo que satisface
plenamente.
Y que todo lo que tenemos en Cristo es de pura gracia. No
por obras para que nadie se gloríe.
La salvación es por gracia.
Cuando la iglesia quiso tomar en sus manos la administración
de esa gracia por medio de los sacramentos, se comportó como los religiosos del
tiempo de Nuestro Señor, a quienes les dijo: “ustedes ni entran, ni dejan
entrar”
Si la elección estuviera en manos humanas, ahí se ejercería
el control sobre los demás y no se les permitiría a las personas asumir su
postura ante el Creador. En cambio, cuando la salvación es por gracia por medio
de la fe, las conciencias de los hombres se liberan, se llenan de gozo, la
gloria del Señor llena nuestras almas y las vidas se transforman. Así que, siendo
por gracia, las personas son libres, sin intermediarios para ir a Cristo.
Contra eso lucharon los reformadores. Para dejar libre y accesible el Evangelio
para todos; sin intermediarios por medio de sacramentos.
El apóstol Pablo nos dice que desde el inicio Dios ha estado
manifestado su elección. Él es el que elige. Y eso nos podría preocupar, porque
si el pueblo de Israel fue desechado, ¿podremos ser desechados nosotros
también? ¿será que la promesa de Dios falló?
El apóstol Pablo nos dice que la promesa de Dios no ha
fallado. Y nos pone los ejemplos de Isaac e Ismael; y el de Jacob y Esaú. Para
mostrar que la promesa de Dios se ha ido cumpliendo desde el inicio por su
elección.
Pablo sostiene que Dios nunca
prometió la salvación a todos los descendientes biológicos de Abraham (Romanos
9:6-13) Nadie tiene un derecho natural a la salvación, ni siquiera los judíos,
sino que siempre es un don del amor electivo de Dios (Romanos 9:14-23), un don
que Él puede conceder libremente tanto a judíos como a gentiles (Romanos
9:24-29).
Que Dios escogiera a Isaac y no
Ismael, y a Jacob en lugar de Esaú revela un patrón de Dios a la hora de crear
su pueblo espiritual, que Pablo aplica a su época en cuanto al problema de la
incredulidad generalizada de los judíos, ya que estas historias acerca de los
fundadores del pueblo judío demuestran que la razón por la que algunos fueron
incluidos en el pueblo de Dios y otros no, fue que Dios decidió libremente elegir
a algunos y no elegir a otros. Dichos relatos demuestran que la descendencia
física no jugaba un papel crucial. Igualmente, Pablo da a entender que la
pertenencia al Nuevo Pacto de Dios se basa en la libre elección divina y no es
un derecho de nacimiento.
Dios se aseguró de que
permaneciese su plan de crear un pueblo para que fuese su posesión particular.
Si la continuidad del plan de Dios hubiese dependido de los caprichos de los
seres humanos pecadores, entonces, de hecho, la palabra de Dios habría fracasado
hace mucho tiempo. Pero el propósito de Dios en la historia se ha cumplido
porque es Él mismo quien elige a las personas para que formen parte de ese
propósito. (Douglas Moo – Comentario a la epístola de Romanos)
III.
El remanente salvado será transformado por la manifestación de la belleza
más sublime y el tesoro más valioso del universo – La obediencia de la fe.
Ya comentamos que este remanente que es salvado, no solo ve
y saborea la belleza de la gloria de Dios, sino que, para hacerlo, requiere
primero ser transformado. Y una vez transformado, en esta vida continúa siendo
transformado mientras observa y se deleita en la gloria de Dios.
·
Este remanente es transformado por Dios.
o
Labios puros (Sofonías 3:9) – para invocar el
Nombre de Dios
o
Servicio Unido (Sofonías 3:9) – servirle de un
cuello, puede referirse a su consagración. Pero mejor, como un servicio hombro
con hombro, de común acuerdo como un solo pueblo.
o
Suplicantes, adoradores (Sofonías 3:10) –
transforma al remanente para que sean adoradores.
o
Sin vergüenza (Sofonías 3:11) – les perdona sus
pecados y les quita la culpa.
o
Cantan (Sofonías 3:14) – les trasforma la
perspectiva de la vida por una esperanza que se manifiesta en gozo.
o
Humildad (Sofonías 2:3; 3:12) – un pueblo con un
corazón humilde. Centrado en Dios. Con temor del Señor, todo en la vida depende
y está guiado por Dios.
o
Justicia (Sofonías 2:3; 3:13) – un pueblo que
busca la justicia.
o
Confianza y paz (Sofonías 3:12-13) – un pueblo
que se refugia en el Señor, deposita su confianza en él. Incluso duerme
tranquilo [estirados – relajados]
o
Gloria – lo que le espera aún a este remanente
es mucho más grande. Ser glorificados.
Conclusión
1.
El llamado del evangelio a quien no conoce a
Cristo. Un llamado al arrepentimiento y a creer en Cristo.
2.
Un llamado a la adoración al Señor por su gran
salvación en Cristo.
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