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jueves, 26 de diciembre de 2013

El matrimonio - Mensaje para ceremonia de bodas

El Matrimonio
- Un pacto de amor de por vida, entre un hombre y una mujer -
(marzo 16, 2013)
José Luis García A.

Introducción.
El primer botón: La teología.

Harvey ilustra la necesidad de establecer las prioridades para un matrimonio, con el proceso de abrocharse una camisa. Atinarle al primer botón es la clave para atinarles a todos los demás, dice.
Y ese primer botón es la teología, es decir, poder clarificar qué tiene que ver Dios en el matrimonio, ver el matrimonio desde la perspectiva de Dios.

Mi propósito este día es que podamos ver que el matrimonio tiene su centro en Dios.
De Él, por Él y para Él es el matrimonio.

Si esto está claro, “todos los demás botones” se podrán alinear con mayor facilidad. Pero si esto no es claro, todos los demás provocarán ciertas dificultades.

Empezaré diciendo que el matrimonio es algo bueno. Esto es necesario enfatizarlo, ya que en nuestra sociedad actual, donde se valora tanto la autonomía y se rinde culto al ego, se tiende a presentar al matrimonio como algo devaluado y se aprecian más las relaciones sexuales desinhibidas; por ello son incomprensibles la grandeza y la belleza del matrimonio.

Aún en tiempos de Jesús, cuando el Señor les habló del compromiso delante de Dios del pacto matrimonial, los discípulos dijeron: “si es así la relación del hombre con una mujer, no conviene casarse.” (Mateo 19:10). Hasta ellos ni siquiera podían imaginar que el matrimonio fuera algo bueno.

De igual manera, encontraremos hoy en día, a uno que otro amigo bien intencionado que nos diga: “¡hombre!, ¿para qué te casas?”

Solo podemos percibir lo bueno y bello del matrimonio si lo aprendemos de Dios mismo.

I.                  El matrimonio proviene de Dios. (“de Él”)

Génesis 2:18-25
18 Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.
19 Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre.
20 Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él.
21 Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar.
22 Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre.
23 Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada.
24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
25 Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban.

Vemos pues, que el matrimonio tiene su origen en Dios, el matrimonio es un pacto divino.
Dios instituyó el matrimonio en el jardín del Edén.
y serán una sola carne” (Gé. 2:24)

Dios mismo entregó a la primera novia.
Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre” (Gé. 2:22)
Dios diseñó el matrimonio entre un hombre y una mujer. Y esto dignifica al matrimonio, pues fue diseñado por nuestros Sabio y Soberano Dios.


II.               El matrimonio es efectuado por Dios (“por Él”)

Mateo 19:4-6
Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo,
y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne?
Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.

Dios une a la pareja en el matrimonio. El Señor Jesucristo dijo, “lo que Dios unió”; porque es Dios mismo quien está llevando a cabo la unión del hombre y la mujer en el matrimonio, de modo que llegan a ser “una sola carne”. “Así que no son ya más dos, sino una sola carne.”
Esta unión es establecida por Dios en cada matrimonio. Confluyen las voluntades de la pareja, haciendo votos delante de una comunidad de testigos en un bello marco de celebración, donde Dios mismo se goza, bendice y une a la pareja en santo matrimonio.

El matrimonio es de él y por él.




III.            El matrimonio es para la gloria de Dios (“para Él”)

Cantares 8:6-7 (Lectura en programas - NTV)
Ponme como un sello sobre tu corazón,
como una marca sobre tu brazo;
Porque fuerte es como la muerte el amor;
Duros como el Seol los celos;
Sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama.

Las muchas aguas no podrán apagar el amor,
Ni lo ahogarán los ríos.
Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor,
De cierto lo menospreciarían.

¡Un amor romántico!, noten que hasta la muerte y el sepulcro son poéticos.
Es un amor comprometido y leal… ¡hasta la muerte!
Un amor virtuoso y valioso.
Un amor que será puesto a prueba pero que prevalecerá.

Pero este amor, está apuntando a hacia un pacto de amor comprometido y leal, mucho más grande y misterioso. EL PACTO DE AMOR DE CRISTO POR SU IGLESIA.

Lo más esencial que debemos ver en la Biblia acerca del matrimonio es que existe para la gloria de Dios. Desde la perspectiva más elevada, el matrimonio es diseñado por Dios para mostrar su gloria al señalar hacia el pacto de amor de Dios en Jesucristo. El apóstol Pablo nos dice:

Efesios 5:25-33
25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,
26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra,
27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.
28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.
29 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia,
30 porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.
31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.
32 Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia.
33 Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.

El matrimonio existe para la gloria de Dios. El pacto de amor, de por vida que se realiza en el matrimonio; apunta hacia un pacto de amor incondicional más sublime, el pacto de amor de Dios con su esposa, la iglesia. El matrimonio está sirviendo para representar de manera limitada, un pacto de amor que él mismo cumple, incondicionalmente, bajo juramento, por su vida.
El Señor Jesús dijo: “este es mi pacto en mi sangre…”
Por ello, el apóstol Pablo dice “grande es este misterio”. Cristo ha hecho un pacto con el propósito de que llegáramos a ser “un espíritu con él”, ser “miembros de su cuerpo, de su sangre y de sus huesos”.
Aún y cuando nosotros somos pecadores, alejados de Dios y merecedores de la ira de Dios, gracias a la obra de Jesucristo, podemos ser perdonados y purificados para ser presentados a Cristo como una esposa sin mancha ni arruga.

Conclusión.
Así que, lo que vamos a atestiguar el día de hoy, es un pacto de amor.
Gocémonos con _____ y _______. ¡Celebremos!
Y a la vez, reflexionemos sobre el pacto de amor de Dios en Jesucristo.
______ y _______, que Dios les bendiga en su vida matrimonial dando gloria a Dios. Anunciando su pacto de amor.

“Porque de él, por él y para él, es el matrimonio. A él sea la gloria.”

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