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domingo, 29 de septiembre de 2013

La gloria de nuestro Señor Jesucristo y la vida en el evangelio de la gracia de Dios

Iglesia Bíblica Unidos en Cristo
“…para que el mundo crea.” Juan 17:20-23
29 de septiembre de 2013.
José Luis García Antonio.
La gloria de nuestro Señor Jesucristo y la vida en el evangelio de la gracia de Dios

Introducción
Muchas personas pretenden la gloria, ya sea por sus hechos o por su carácter; algunos han sido célebres por su misión al dar libertad o traer tiempos de paz a una comunidad; otros lo han logrado por sus escritos o sus obras de arte; otros son recordados por su aporte a la ciencia y la tecnología. Sin embargo, no muchos logran ser gloriosos mientras viven en este mundo.
Nuestro Señor Jesucristo es verdaderamente glorioso, es más, él es incomparable, tanto por sus obras, sus palabras y su carácter. Hoy veremos la gloria de nuestro Señor Jesucristo manifestada en su misión en este mundo. Su misión es lo más grandioso que un ser humano pudo realizar en favor de otros, buscar y salvar lo que se había perdido. La misión de restaurar a la raza humana a la comunión con Dios.
Adicionalmente, observaremos cómo un sistema legalista pervierte el evangelio de la gracia de Dios y roba a Dios la gloria en la vida cristiana.

La gloria de nuestro Señor Jesucristo mostrada en lo glorioso de su misión en este mundo: Buscar y salvar lo que se había perdido
Pasaje a considerar: Lucas 15:1-32
Para considerar la gloria de Cristo en su misión de buscar y salvar lo que se había perdido, vamos a estudiar tres parábolas de nuestro Señor, la parábola de la oveja perdida, la parábola de la moneda perdida y la parábola del hijo perdido.
La ocasión para estas parábolas:
“Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come. Entonces él les refirió esta parábola, diciendo:” (Lc 15:1-3)
Notamos que hay dos conjuntos de personas:
a)      Los publicanos y pecadores.
Estos se acercan a Jesús para oírle.
Son objeto de la atención del Señor Jesús, ya que son recibidos por él y además, son aceptados como para comer con Jesús.

b)      Los fariseos y los escribas.
Estos murmuraban, estaban escandalizados porque el Señor recibía y comía con los pecadores.
Su referencia denota disgusto, molestia.
Su murmuración refleja el pensamiento que tenían de las otras personas, las veían como indignas de ser recibidas y menos de ser aceptadas a comer.
Su murmuración, refleja que han emitido ya un juicio.
Su murmuración, revela también su orgullo.
Su murmuración, revela su concepto de sí mismos, ellos sí son dignos de ser aceptados y comer con el maestro.
Su murmuración, refleja su menosprecio por Jesús, pues lo consideran, ya sea falto de entendimiento o falto de espiritualidad y santidad, ya que se mezcla con esos pecadores.
Su murmuración, manifiesta una escala de valores diferente a la de Dios.
Su murmuración, es un ataque contra la esencia del evangelio, no es algo secundario que se pueda pasar, sino algo fundamental, por ello, Jesús tiene que hablar para dejar claro el concepto.
Solo murmuraban entre ellos, pero Jesús conocía sus pensamientos y sus palabras dichas en lo secreto.
¿Qué tan grave es esta murmuración, como para que el Señor se digne a tratarla e incluso a dedicarle tres parábolas?
El legalismo es tan grave porque ataca la esencia del evangelio. El evangelio no es solo la manera en que nos acercamos a Dios, sino también la forma en la que vivimos el resto de la vida cristiana. Llegamos a Dios por gracia y hemos de continuar viviendo por gracia. Hacerlo de otra manera, es desechar la gracia de Dios, desligarnos de Cristo mismo, para tratar de vivir la vida de acuerdo a estándares humanos y creer que con ello agradamos a Dios. Caer de la gracia es dejar de agradar a Dios para buscar agradar a los hombres. Es dejar la libertad en Cristo para someternos al yugo de esclavitud. Es dejar de andar en el Espíritu para satisfacer los deseos de la carne. Es entrar en una vida de juzgar a los demás, comparándose, manipulando, simulando y estableciendo un sistema religioso cada vez más complejo. Es hacer acepción de personas. Es convertirse en jueces de malos pensamientos. El legalismo mata la gracia. El legalismo mata el gozo. El legalismo le roba la gloria a Dios.

a los cuales ni por un momento accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros.” (Gálatas 2:5)

Ejemplo del acordeón y la borrachera.

El creyente es quien en realidad tiene la perspectiva correcta como para hacer una buena evaluación de la cultura que le rodea y darle el enfoque correcto, incluso, disfrutarlas, más aún, tiene la posibilidad de hacer todo en la vida para la gloria de Dios.

“¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas? ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida?” (1 Co 6:2-3)


Para ello es necesario que el creyente tenga los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.

“Examinadlo todo; retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal.” (1 Tes 5:21-22)

Tenemos tres posibilidades:
1.       Desecharlo todo. – y esto nos lleva a una vida de abstinencia, a no poder disfrutar ni siquiera de un cabrito con mis amigos. Una vida legalista que se desliga de la gracia de Dios.
2.       Aceptarlo todo. – y esto nos llevaría a una vida de libertinaje, a dejarnos llevar por todo sin discriminar si algo es malo. Esto nos llevaría a desperdiciar nuestras vidas.
3.       Examinarlo todo. – y esto nos llevaría a la posibilidad de MADURAR. Esta es la gran posibilidad. Sobre todo, si hacemos ese examen a la luz de las Escrituras, con docilidad en el alma, y en compañía de la iglesia del Señor, presente y pasada.

Las tres parábolas
a)      La oveja perdida
“¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si se pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros  gozoso; y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles: Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido. Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.” (Lc 15:4-7)

En esta parábola se muestra a Jesús como un buscador diligente, en la figura del pastor que sale a buscar su oveja perdida. No es una búsqueda descuidada o sin involucramiento emocional, sino al contrario, se ve por lo que hace cuando la encuentra, que su búsqueda es diligente y apasionada. No cesa hasta que la encuentra. Y al encontrarla, la pone sobre sus hombros gozoso, es decir, manifiesta un cuidado gozoso de la oveja y no solo se goza, sino que además, al llegar a casa celebra con sus amigos y vecinos. El gozo es tal, que llega al punto de la celebración compartida. Hace una fiesta, que es algo totalmente opuesto a la actitud de los escribas y fariseos que estaban malhumorados y murmurando, cuando debieran de gozarse con Jesús porque su oveja perdida la había encontrado.
La conclusión la da en términos, no de ovejas, sino de pecadores que vuelven a Jesús y manifiesta que en el corazón de Dios hay gozo, más aún, dice que en el cielo hay fiesta, celebración comunitaria de una mayor plenitud.


b)      La moneda perdida
“¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara, y barre la casa, y busca con diligencia hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, diciendo: Gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido. Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.” (Lc 15:8-10)

Ahora, Jesús es comparado con la mujer que busca diligentemente su moneda perdida. Sus acciones reflejan la importancia y diligencia de la búsqueda, enciende la lámpara y barre. Al final, cuando encuentra la moneda, invita a sus amigas y vecinas para celebrar, nuevamente vemos el gozo compartido y su declaración del motivo de la celebración.
La conclusión, nos deja nuevamente a Dios celebrando en el cielo con sus ángeles cuando un pecador se arrepiente. Su arrepentimiento es “haber sido encontrado” por Dios.
El gozo compartido y expresado en la celebración, era la respuesta adecuada a la llegada de los publicanos y pecadores. Sin embrago, los fariseos y los escribas estaban muy molesto, más aún, indignados.

c)       El hijo perdido
En esta tercera parábola, el Señor Jesucristo deja aún más evidente la comparación entre los dos grupos de personas, al incluir al hijo mayor y con ello, manifestar lo que se esperaba de los escribas y fariseos.

“También dijo: un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.
Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano. Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase. Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo. Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.” (Lc 15:11-32)
Observamos en esta parábola que el padre es Jesús; el hijo mayor corresponde al grupo de los fariseos y escribas; y el hijo menor, representa a los publicanos y pecadores.
El hijo menor se perdió, desperdició su vida. Y adicional a esto, le sobrevino un hambre en su región. Para hacer mayor la apreciación de su situación, se habla de la miseria en que cayó al grado de desear la comida de los cerdos. En cierta medida, esta imagen corresponde a la que tenía los fariseos y escribas de los publicanos y pecadores, como gente que ha caído en la miseria, lejos de casa.
Sin embargo, un aspecto que deja ver, y que al parecer no habían considerado los fariseos y escribas, es que la llegada de los publicanos y pecadores, era debido al arrepentimiento, habían “vuelto en sí”. Además, de que ellos eran conscientes de su propia indignidad. El hijo menor no venía con atrevimiento a arrebatarle más cosas a su padre, ni tampoco estaban queriendo usurpar el lugar del hijo mayor; venía humillado y arrepentido, consciente de su indignidad y de su pecado, y solicitando solo perdón, misericordia y ser un jornalero. Ni siquiera ser hijo, pues sabía lo que había hecho.
La respuesta del padre, refleja lo que debiera de ser también la respuesta del hijo mayor. Misericordia y gracia. Corrió, se echó sobre él y le besó son acciones que manifiestan su perdón, su aceptación de nuevo al hogar. No porque lo mereciera, sino por gracia.
La celebración que viene después, nos dice el padre, que era necesaria. Manifiesta el gozo de Cristo y de Dios. Es un gozo compartido en comunidad, es una celebración con comida, música y danzas. ¡Una verdadera fiesta!
He escuchado en algunas ocasiones decir que el cielo será muy aburrido, que la verdadera fiesta estará en el infierno. Pero creo que eso es por la percepción que se tiene en este tiempo presente, de que los no cristianos son fiesteros y que los cristianos no saben festejar. Es posible, que los cristianos seamos unos “aguafiestas amargados”, pero el que no sepamos celebrar no significa que Dios no sepa celebrar, la Biblia nos habla de una gran celebración en el cielo, con todo y comida. Una verdadera fiesta, en una mayor plenitud e intensidad, como nunca hemos estado en alguna aquí en la tierra. Una celebración gozosa a la manera de Dios.
Solo para tener algo de trasfondo, observemos algunos videos de fiestas judías, para que nos demos una idea.
-          Ejemplos de videos de celebraciones judías –

Sobre la tradición encarnacional (sacramental)
Nuestro Señor Jesucristo es glorioso y esto lo podemos ver claramente en su misión que vino a realizar en este mundo. La más grande misión que nadie pudo imaginar ni emprender, buscar y salvar lo que se había perdido.
Con su obra, nos dejó ejemplo de cómo debemos entonces vivir. La vida humana es digna y sus expresiones son disfrutables. El pecado es destructivo y hunde al hombre en la miseria.
Jesús hizo lo que fue llamado a hacer – “liberar a los oprimidos” - En las obras y las palabras de Jesús, no hay división entre lo sagrado y lo secular. El acto de misericordia fluyó del ser de Jesús rompiendo el muro divisorio entre la fe y el trabajo, entre lo sagrado y lo secular.
La doctrina de la Trinidad es una de las enseñanzas más profundas y controversiales de la Iglesia. Muchos han dejado la Iglesia por la doctrina de la Trinidad, otros han acusado a los cristianos de adorar tres dioses y existen miles de tomos tratando de explicar la doctrina. Pero la Trinidad es el corazón de la Tradición Encarnacional, porque Jesús ES la Encarnación. En la persona de Jesucristo, Dios llegó a ser hombre y con ello mostró su bendición al mundo material y físico donde vivimos. Dios el Espíritu creó un cuerpo físico en el que moraba una armonización bella de lo espiritual y lo material. Dios creó a los seres humanos con una parte espiritual y una parte material; y Dios llegó a ser uno de nosotros para traernos de nuevo a su familia.
Como parte de su vida terrenal, Jesús asistía a las sinagogas locales para participar en la adoración y las prácticas de su fe. Los Evangelios también mencionan tiempos cuando Jesús visitó el templo en Jerusalén para adorar y orar. Pareciera que Jesús afirmó los sacramentos y liturgias que tienen sus raíces en lo físico. Contrario a lo que muchos creen, Dios no limita su afirmación a las “actividades religiosas”. Con su propia vida, Jesús aprobó las actividades cotidianas; actividades como trabajar, comer, reír, lavar la ropa, caminar, llorar, hablar, etc. Todo en la vida tenía honor. Todo recibió honor incluyendo profesiones y trabajos. En la mayoría de las pinturas y películas, vemos a Jesús como un hombre de piel pálida y manos suaves. Debiéramos imaginar a Jesús como un hombre moreno con manos duras que podía trabajar la madera transformándola en una mesa. Jesús también tenía el poder de transformar a las personas con el poder de sus palabras. Dios afirmó, con la encarnación, el valor de la vida humana y la belleza del mundo material.
¿Has considerado que tu trabajo cotidiano – lavando trastes, amando a tus amigos, esposo(a) y novio(a), haciendo la tarea, etc. – es tan importante para Dios como los “trabajos espirituales”?
El enfoque en lo físico es natural para los seres humanos. Necesitamos comida y la disfrutamos, compramos ropa para no tener frío, tomamos una pastilla cuando tenemos dolor de cabeza o gripa. Los mensajes del mundo nos entran por los sentidos. Tenemos un problema cuando hablamos del mundo espiritual; porque no podemos oler, saborear, ver, ni oír lo espiritual. Por eso tenemos la tendencia de poner en otra categoría a las cosas espirituales. Ponemos atención a los asuntos espirituales solo cuando estamos involucrados en actividades de la iglesia o haciendo “nuestro devocional” o cuando necesitamos algo.
El Espíritu Santo promueve una armonía entre lo físico y lo espiritual. Fuimos creados con la parte espiritual y corporal en armonía, pero después de la caída, el cuerpo empezó a luchar contra el espíritu (Romanos 7:15). Nosotros esperamos el día cuando el cuerpo y el espíritu estén en armonía otra vez.
La principal manera que el Espíritu usa para sanar la división entre el cuerpo y el espíritu es por medio de las “disciplinas espirituales”. Cuando ayunamos, le estamos diciendo al cuerpo que los asuntos espirituales son importantes. Al servir a otros, le estamos diciendo que las necesidades de otros son más importantes que las nuestras. Con la disciplina de la sencillez, nos libramos de la tiranía del deseo de acumular cosas. La adoración nos recuerda que somos “polvo”. Las disciplinas espirituales ponen a nuestros cuerpos en el lugar donde Dios puede trabajar en su bondad para traer armonía a nuestras vidas.
Cuando el cuerpo y el espíritu empiezan a armonizar, podemos quitar las categorías. Podemos participar en actividades religiosas y cotidianas tratándolas como actividades iguales porque Dios está en ambas. Entonces, todo lo que decimos, todo lo que hacemos y todo lo que somos, son maneras para hacer real la presencia de Dios para las personas a nuestro alrededor. Somos libres para mostrar a Dios al mundo. Estamos disponibles para ser los representantes de Dios y Él hace su trabajo a través de nosotros. Cuando dejamos que el poder y la vida de Dios fluyan a través de nosotros, llegamos a ser las personas que Dios quiere y Dios es conocido en el mundo.
Hasta ahora, hemos hablado en términos teóricos. Esta es la parte más sencilla. Tenemos que pasar a lo concreto, los cambios prácticos que nos ayudarán a integrar nuestro ser dividido. El primer paso es cambiar el interior y poner atención a la fuente de lo que decimos y hacemos. Tenemos que someternos al Espíritu Santo, en vez de resistirle. Tenemos que quitar la barrera que mantiene a Dios fuera de las partes más íntimas de nuestro ser. Cuando oramos; “Dios, quita las barreras, te pido que penetres en mi vida y me hagas una persona íntegra”, Dios va a responder.
Empezaremos a pensar en unidades de armonía, abandonando distinciones como espiritual/material, sagrado/secular, fe/obras, alma/cuerpo, religioso/mundano. Jesús nos mostró por sus acciones que la vida puede ser integrada y que podemos vivir en el poder de Dios cada día experimentando su poder en cada cosa que hacemos.
Nuestra carrera llega a ser nuestro llamamiento – igual que un pastor o un misionero. Jesús sirvió a Dios en el taller de carpintería haciendo sillas, mesas, puertas y cunas. También servimos a Dios cuando trabajamos en computadoras, reparamos los autos o realizamos registros contables.
La familia es un lugar donde puedes servir a Dios en vez de un lugar donde puedes satisfacer tus propias necesidades. Cada uno de nosotros tiene la necesidad de interrelacionarse con otros, estar con personas donde nos sentimos amados. La familia puede suplir estas necesidades. Tal vez nos encontramos haciendo un trabajo “aburrido”, pero esta actitud, nos puede ayudar a encontrar a Dios en medio de ello.
Dejaremos la obsesión de querer llegar a la cima o de ser la persona más importante. Una persona integrada puede unir a Dios, su familia y su vocación; pasando el tiempo necesario con cada uno, en vez de someterse a un sistema legalista de “10 minutos con Dios, 2 horas con la familia, 8 horas para el trabajo, etc.”
El presidente de la compañía y la secretaria son de igual valor delante de Dios. Entonces, amaremos y respetaremos a cada persona por igual. Cada acción y cada actividad son importantes para Dios y manifiestan la presencia de Dios en el mundo. Hay que recordar que nuestra transformación interior requiere tiempo y se da gradualmente.
Junto con las otras tradiciones – Contemplativa, de Santidad, Carismática, de Justicia Social y Evangélica – la tradición encarnacional nos puede guiar a las profundidades de nuestro interior y guiar a nuestras acciones para que podamos manifestar la presencia de Dios a las personas en la familia, el trabajo y la sociedad. A través nuestro, el mundo espiritual invisible llega a ser visible.

Sobre el cristiano y las artes
Primero consideremos que (1) Dios hizo al ser humano completo, con una parte espiritual y otra material, (2) En Cristo, el hombre entero es redimido, (3) El señorío de Cristo abarca la vida entera del creyente y (4) Cristo regresará y el cuerpo humano se levantará de entre los muertos, para que el ser humano completo sea redimido. Es dentro de este marco en que nosotros debemos entender qué lugar ocupan las artes en la vida cristiana. Cuando el hombre es redimido por la sangre de Cristo, todas sus capacidades como ser humano son restauradas. El señorío de Cristo abarca todas las áreas de su vida, incluyendo su intelecto y su expresión artística. Las artes y las ciencias tienen un lugar en la vida cristiana, no son periféricas. Para un cristiano redimido por la obra de Cristo y viviendo dentro de las normas de las Escrituras y bajo la dirección del Espíritu Santo, el señorío de Cristo debe incluir un interés en las artes. Un cristiano debe usar las artes para la gloria de Dios, no solo como suplementos, sino como cosas bellas que alaban a Dios. Las obras de arte pueden ser una doxología en sí mismas. (Francis A. Schaeffer – Art and the Bible)
Algunos creyentes le restan importancia a las artes en la vida cristiana, algunos hasta llegan a decir que los diez mandamientos prohíben casi todo tipo de arte, al decir “no te harás imagen ni ninguna semejanza de lo que hay en el cielo ni en la tierra…” Sin embargo, el libro de levítico nos aclara que el mandamiento se refiere a no hacerse imagen para adorarlas como a Dios. (Éxodo 20:4-5; Levítico 26:1) es decir, adorar las obras de arte es malo, pero no el arte en sí mismo, de hecho, el tabernáculo fue lleno de obras de arte por mandato de Dios mismo. También el templo fue lleno de obras de arte. 2 Crónicas 3:6 nos aclara que muchas de estas obras de arte fueron puestas solo para adornar sin ningún otro fin o propósito, solo porque se veían bonitas, reflejaban belleza y esa belleza proclamaba la gloria de Dios.
En algunas ocasiones, el arte fue mal usado por el pueblo de Dios, como fue en el caso de la serpiente de bronce que Dios le mando a Moisés construir para salvar a su pueblo de las serpientes que les estaban mordiendo. Tiempo después, fue objeto de culto en el pueblo, pervirtieron algo bueno.
En la Biblia encontramos esculturas, música, drama, poesía y danzas utilizadas tanto en la adoración a Dios como en otros eventos sociales. Esto no santifica todo el arte, pero sí da evidencia de que las obras de arte no son malas en sí.
Francis Schaeffer nos dice que hemos de pensar en varias cosas en relación al arte, aunque el campo de la estética es muy amplio.
1.       Las obras de arte tienen valor en sí mismas.
2.       Las obras de arte añaden fuerza a nuestra cosmovisión.
3.       Definiciones normales, sintaxis normales.
4.       El arte y lo sagrado.
5.       Cuatro criterios de juicios: excelencia técnica, validez, contenido intelectual – la cosmovisión que presenta, y la integración del contenido y el vehículo.
6.       El arte puede ser usado para cualquier tipo de mensaje.
7.       Cambio de estilos. Los estilos en el arte pueden cambiar y no hay nada de malo en esto.
8.       Formas de arte moderno y el mensaje cristiano.
9.       La cosmovisión cristiana.
10.   El asunto del arte cristiano. El cristiano es un hombre libre en Cristo y puede “volar hasta las estrellas”, bajo la guía del Espíritu Santo.
11.   La obra de arte individual y la obra total del artista.

Concluyendo, ninguna obra de arte es más importante que la propia vida del cristiano, y cada cristiano está llamado a ser un artista en este sentido. Puede ser que no tengas el don de la escritura, Ni el don de componer o de cantar, pero cada uno tiene el don de la creatividad en términos de la forma en que vive su vida. En este sentido, la vida del cristiano debe ser una obra de arte. La vida del cristiano debe ser verdadera y también llena de belleza en medio de un mundo perdido y desesperado.

Algunas preguntas útiles (Grant Horner):
-          ¿Cuál es la aparente posición moral de la obra en cuestión?
-          ¿Cuál es la aparente visión que el autor tiene del mundo?
-          ¿Qué se puede aceptar, es decir, qué es verdad?
-          ¿Qué debe rechazarse por carente de verdad?
-          ¿Debería una persona retraerse de participar en cultura y hasta qué punto?
-          ¿Puede la participación en la actividad cultural usarse para la gloria de Dios?
-          ¿Puede ser la participación perjudicial para la vida espiritual de la persona?
-          ¿Es esta un área de problema personal?
-          ¿Se ha comprometido la obediencia de la persona al punto que no reconoce esta como un área problemática?

“Dios es un Dios de belleza. Él es la fuente esencial de la belleza, y su carácter es bello. Parte de la tarea del hombre es reflejar el carácter del Dios. Eso significa que somos llamados a producir arte, y un arte que sea excelente.” (R.C. Sproul)

La belleza y la apreciación artística son de los primeros elementos que tiene un niño para distinguir entre la virtud y el vicio. Lo bello, refleja lo virtuoso. Lo malo, es feo.

Sobre nuestras respuestas
A)     Gozo y celebración
La respuesta nuestra debiera de ser de gozo, como la del Señor.
Celebrar con gozo en comunidad que más personas escuchen el evangelio del Señor.
Aprender a celebrar en la vida, pues hay razón suficiente para ello.
Apreciar el evangelio de la gracia y dejar de imponer cargas sobre otras personas.
Al celebrar, estamos viviendo para la gloria de Dios.
Podemos con libertad dirigirnos en todos los asuntos de esta vida con gozo y con la plena conciencia de que podemos agradar a Dios en cada aspecto, no solo en lo religioso, sino también en lo laboral, familiar, social, económico, cultura, etc.

B)      Murmuración
Lamentablemente, muchas veces en las iglesias somos como el hermano mayor.
Legalistas y amargados. Siempre desconfiados de los demás y manipulando la vida de los que nos rodean a través de la mala conciencia.
Sin tratar con dignidad la vida humana y sus expresiones.
Cuando tratamos con legalismo a las personas, estamos despreciando el evangelio de la gracia de Dios. En realidad, con nuestros actos, estamos proclamando un evangelio diferente.

C)      Sobre el arte, somos llamados a analizar, examinar el arte. Pero además, a apreciar el arte, es más, a disfrutar del arte. Y si el Señor nos ha dotado de creatividad, como lo creo que todo ser humano pues llevamos la imagen de Dios en nosotros, a producir obras de arte, a participar activamente en el arte con una cosmovisión cristiana, bajo los principios de la Palabra de Dios y la guía del Espíritu Santo. Dios será glorificado y el mundo recibirá una perspectiva refrescante sobre la vida, una perspectiva que apunta a Dios con todo brillo.

Conclusión.
Nuestro Señor Jesucristo es glorioso y esto lo podemos observar en la misión que vino a cumplir en la tierra: buscar y salvar lo que se había perdido.
La conversión es tan grande, que hemos de valorarla y celebrarla. Todos son bienvenidos a la mesa del Señor.
Los hermanos mayores, hemos de aprender a vivir en la gracia y no desechar el evangelio de nuestro Señor Jesucristo.

Caminemos con Cristo encarnando el mensaje en toda nuestra manera de vivir, para la gloria de Dios.

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