El pueblo de Dios está sufriendo el juicio divino de su Rey, como el cumplimiento de Su Palabra, por haber sido desleales al Pacto Mosaico. Pero el SEÑOR es misericordioso y ha hecho un pacto eterno con ellos y está dispuesto a proveer la redención y perdón a su pueblo, si ellos se vuelven a él con fe.
Las lamentaciones de Jeremías nos muestran las terribles consecuencias del pecado, el cual aunque promete placer momentaneo, deja el alma cargada de dolor, llanto, sufrimiento y vacío.
Pero Jeremías en sus lamentaciones nos muestran también la grande compasión de Dios, su tristeza y su llanto. Además, de que deja una clara lección de lo que el pueblo ha de hacer ahora, y de cómo en Dios hay consuelo y esperanza.
En Jesucristo el SEÑOR provee de un nuevo pacto, restauración y vida, no solo para el pueblo de Israel, sino también para todo linaje de la tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario