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sábado, 6 de diciembre de 2014

Juicio de las naciones y cánticos de redención (Isaías 24-27)

jueves, 30 de octubre de 2014

El soberano juicio del Señor - Isaías 14:24-27

24 Ha jurado el Señor de los ejércitos, diciendo: Ciertamente, tal como lo había pensado, así ha sucedido; tal como lo había planeado, así se cumplirá: 25 Quebrantaré a Asiria en mi tierra, y la pisotearé sobre mis montes. Entonces su yugo se les quitará de encima, y su carga será quitada de sus hombros. 26 Este es el plan acordado contra toda la tierra, y esta es la mano que está extendida contra todas las naciones. 27 Si el Señor de los ejércitos lo ha determinado, ¿quién puede frustrarlo? Y en cuanto a su mano extendida, ¿quién puede volverla atrás? (Isaías 14:24-27)

Al momento de pasar el profeta Isaías a proclamar los juicios de Dios sobre todas las naciones, primero, deja claro que:

-          Los designios de Dios son firmes.
Para ello utiliza las expresiones: “Ha jurado”, “tal como lo había pensado”, “Lo ha determinado”, “el plan acordado”, “¿quién puede frustrarlo?” Para mostrar que lo que Dios ha determinado en su soberano y sabio consejo se cumplirá. Así nos lo hace saber también el apóstol Pedro al hablar de la crucifixión y muerte de Cristo, quien fue “entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios” (Hechos 2:22-24) y el apóstol Pablo nos declara que fuimos escogidos en Cristo, “habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad” (Efesios 1:11)

-          Los designios de Dios son admirables y justos
Se muestra a Dios como un juez justo que esta presto a la justicia, quita el yugo y la opresión y extiende su mano contra el malvado.

Notemos que Dios no sufre sobresaltos, todo lo tiene en control. Contrario a la ansiedad que en ocasiones nos producen nuestros propios planes que son frágiles y fácilmente pueden frustrase. El creyente puede descansar sabiendo que la voluntad de Dios sí se cumplirá, su plan es seguro, admirable, desde tiempos antiguos.


Dios no está bajo el control del ser humano. El Señor es soberano sobre todas las naciones del mundo. Por tanto, la respuesta apropiada es de sumisión total a su gobierno, una entrega total y definitiva a su voluntad. “presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia” (Romanos 6:13)