Iglesia Bíblica Unidos en Cristo
“…para que el
mundo crea.” Juan 17:20-23
4 Mayo
2014
La centralidad del Evangelio
Propósito General: Mostrar la importancia y el contenido del Evangelio, de tal manera que cada
creyente pueda conocer, apreciar y proclamar el evangelio.
Pasaje: 1 Corintios 15:1- 11
Además os
declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también
recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis
la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. Porque
primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por
nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que
resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que apareció a Cefas, y después a los doce.
Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos
viven aún, y otros ya duermen. Después apareció a Jacobo; después a todos los
apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí. Porque
yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado
apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy
lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más
que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo. Porque o sea yo o
sean ellos, así predicamos, y así habéis creído.
Introducción.
Uno
de los deberes más importantes de todo ministro es predicar el evangelio. Si
hay algo que la iglesia cristiana guarda con gran celo, es el evangelio.
Repetidamente las Escrituras nos advierten del peligro del engaño, nos dicen
que vendrán engañadores tratando de desvirtuar el evangelio de Dios. Como
iglesia, nos encontramos en medio de una batalla espiritual y nuestro enemigo
es un hábil maestro del engaño y del disfraz. Por ello, es necesario que
estemos calzados los pies con el apresto del Evangelio
de la paz, para estar firmes en medio de la batalla.
El
evangelio es muy importante y es central en la vida de la iglesia. Cuando el
apóstol Pablo habla a los creyentes sobre las ofrendas para los hermanos
necesitados, relaciona sus exhortaciones con el evangelio. Cuando nos habla
sobre cómo deben ser las relaciones matrimoniales, cita el evangelio; cuando
nos dice cómo deben ser nuestra vida laboral, cita el evangelio; cuando habla
de las relaciones personales dentro de la iglesia, cita el evangelio; cuando
habla de la labor de un ministro, cita el evangelio; cuando habla de la vida
familiar, cita el evangelio. El evangelio es importante, central y base para
toda otra dimensión en la vida de un creyente.
Es por ello muy importante que
sepamos qué es el evangelio, qué implica y que entonces vivamos como es digno
del evangelio y hagamos nuestra la causa del evangelio.
En 1 Corintios 15, el apóstol
Pablo les dice a los corintios:
“…os declaro el Evangelio
que os he
predicado
el cual
también recibisteis,
en el cual
también perseveráis,
por el
cual… sois salvos”
En este
pasaje, Pablo dice que va a declarar el evangelio. Que es el evangelio que él
les predicó y que ellos mismos recibieron, en el cual además perseveran y por
el cual son salvos.
Así que
consideraremos un poco este pasaje, para observar lo que el apóstol dice acerca
de este evangelio.
I.
El Evangelio
es Cristológico
“…que Cristo
murió…
que fue
sepultado…
que
resucitó al tercer día…
que
apareció…”
En primer
lugar, podemos observar que el evangelio se trata de la obra de Cristo, en
particular, su muerte, sepultura y resurrección. No existe proclamación del
evangelio si no se ha mencionado a Cristo. Nuestras historias personales tanto
de conversión como de bendiciones recibidas en nuestro andar con el Señor no
son el evangelio; pueden servirnos para ejemplificar o introducir el evangelio,
pero no constituyen la sustancia del evangelio. El apóstol tenía también su
propio testimonio de conversión, y en otras ocasiones lo mencionó, pero siempre
para dirigir la atención hacia el evangelio, o sea, hacia la obra de Cristo.
Como iglesia
evangélica, somos trinitarios con un énfasis en Cristo.
No solo se
menciona el nacimiento de Cristo o su vida de virtud y milagros, sino su
muerte, sepultura y resurrección como los asuntos centrales del evangelio.
“La
Escritura contempla la obra de Cristo como una obra de obediencia… incluso en
sus sufrimientos y muerte nuestro Señor no fue el receptor pasivo de aquello a
lo que fue sujetado. En sus sufrimientos él fue supremamente activo, la muerte
misma no le sobrevino como le sobreviene a todos los hombres. Sus propias
palabras fueron: «Nadie me la quita, sino que yo la pongo de mí mismo.» Fue
obediente hasta la muerte, como nos dice Pablo.” (Murray)
Gracias al
sacrifico de Cristo nuestros pecados son perdonados y podemos acercarnos al
trono de la gracia de Dios.
Como
cuando Ester se acercó al trono del rey sin ser llamada. Ella podía morir al
hacer esto, solo se salvaría si el rey extendía su cetro hacia ella, lo cual
hizo Asuero.
Pero
nosotros no hallamos gracia delante de Dios, al contrario, su ira.
Gracias al
sacrificio de Cristo en nuestro lugar, su cetro de gracia está siempre
extendido hacia nosotros y nos permite acercarnos confiadamente a él.
El
evangelio, se trata de Cristo.
II.
El Evangelio
es Teocéntrico
“…por
nuestros pecados…”
El apóstol nos dice que el evangelio se
trata de que Cristo murió por nuestros pecados, y esto nos relaciona
directamente con Dios mismo, pues al referirse a pecados hemos de saber que estos son cometidos contra Dios mismo.
Algunas personas tratan de despersonalizar
el asunto de los pecados, hacerlos ver como faltas, fallas, errores,
debilidades, etc. Como un algo que
tienen que cambiar, pero no como un contra
alguien que tienen que enfrentar. Al pecar, tratan de pensar que no es un
asunto personal. Pero el pecado siempre es un asunto personal, el pecado
siempre es contra alguien, específicamente, contra Dios.
“… no se
ha podido conceptualizar correctamente… el pecado … puesto que lo único que
puede marcar la diferencia en cualquier concepción posible… es lo que puede
significar y significa la frase “delante
de Dios”, ésta frase condiciona de manera tal al hombre que forzosamente
le implica una relación con Dios, es una relación que comprende un aspecto
particular y ontológico; aspecto que por consecuencia establece una
correspondencia entre el pecado y Dios, consecuencia que es obvia puesto que el
pecado solo tiene significación delante de Dios como tal. No hay pecado que
esté fuera de esta relación entre el individuo existente y Dios, o más
claramente no tiene significado hablar del pecado cuando no se tiene la idea de
aquel que lo comete y contra quien lo comete.” (M. Flores)
El
evangelio nos enfrenta con el hecho de que hemos ofendido a Dios. Y nuestro
pecado es una ofensa al carácter santo de Dios. Al pecar, menospreciamos su
gloria y acarreamos su ira. No solo nos comportamos como enemigos de Dios, sino
que también Dios mismo se vuelve en nuestro enemigo.
La
obra de Cristo fue por nuestros pecados, con ello satisfizo la ira de Dios, de
tal manera que un Dios Santo y glorioso nos amara a nosotros, que somos
pecadores.
“El pecado
suscita el santo desagrado, la ira de Dios… el propósito de la propiciación es
quitar este desagrado… la propiciación no es una conversión de la ira de Dios
en amor… Una cosa es decir que el Dios lleno de ira es transformado en amante.
Esto sería absolutamente falso. Otra cosa es decir que el Dios lleno de ira es
amante. Esto es profundamente verdadero… Esta propiciación es el fruto del amor
divino que la proveyó. «En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos
amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo como
propiciación por nuestros pecados.» (1 juan 4:10)… la propiciación muestra el
precio que implica el amor redentor… Dios aplaca su ira santa en la cruz de
Cristo con el fin de que el propósito de su amor para con los perdidos pueda
ser cumplido en conformidad con (y para vindicación de) todas las perfecciones
que constituyen su gloria.” (Murray)
III.
El Evangelio es
Bíblico
“…conforme
a las Escrituras…”
Hay
muchas falsas enseñanzas que aunque citan las Escrituras, no son conforme a las Escrituras.
El
evangelio es conforme al mensaje total de las Escrituras.
Como
mencionaba en el estudio “hacia un entendimiento de los nuevos movimientos
religiosos”:
Las herejías no son nuevas y en cada caso hay que examinar
cada caso en particular, si lleva a una reforma de la iglesia o si son
movimientos que amenazan los elementos centrales de la fe cristiana. La
distinción es tan difícil, que cada paso debemos de darlo con temor y temblor,
pues siempre existe el peligro de que lo que pensamos que es herejía, sea obra
de Dios, y que lo que pensamos que es obra de Dios, sea herejía.
Por el estudio de la historia de la iglesia, nos podemos dar
cuenta de algunos casos que nos pueden servir de advertencia:
1.
Al parecer todos los grandes herejes fueron
personas sinceras, que creían tener razón.
2.
A pesar de sus errores, los herejes han tenido
una función positiva en los designios de Dios.
3.
El surgimiento de las falsas doctrinas no es
índice de falta de fe o de vitalidad en la iglesia, sino todo lo contrario.
4.
El poder de tales herejías no está en la mentira
o el error que puedan conllevar, sino en la verdad que contienen.
Debemos
ver que el evangelio es conforme a la totalidad del mensaje bíblico, está de
acuerdo al mensaje de redención proclamado por La Ley, Los Profetas y Los
Escritos. Es el mensaje de Jesús y los apóstoles.
IV.
El Evangelio es
Histórico
“…murió…
fue sepultado… resucitó… apareció…”
El
evangelio señala hechos históricos, hechos que han ocurrido en el tiempo y en
el espacio. No se trata solo de ideas, filosofías o leyendas, sino de hechos
históricos.
“En la
expiación se cumplió algo una vez por todas, sin participación ni contribución
de nuestra parte… la expiación fue llevada a cabo en la naturaleza humana y en
un tiempo determinado del pasado y acabado calendario de acontecimientos.”
(Murray)
Cristo
padeció bajo el gobierno de Poncio Pilato en un determinado tiempo, esta es una
realidad histórica.
V.
El Evangelio es
Apostólico
“…apareció
a Cefas
Y después
a los doce…
Después a
todos los apóstoles…
Y al
último… me apareció a mí. Porque yo soy el más pequeño de todos los apóstoles,
que no soy digno de ser llamado apóstol…”
Hay un
énfasis especial en la referencia a los apóstoles quienes recibieron las
enseñanzas del Señor mismo y luego las pasaron a hombres fieles idóneos para
enseñar también a otros.
No hay
novedad en el evangelio. Es el evangelio que fue recibido y transmitido.
VI.
El Evangelio es
Universal
“Porque o sea
yo, o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído.”
No es que
haya diferentes evangelios. Solo hay un evangelio y sea que lo prediquen unos o
que lo prediquen otros, es el mismo.
Siempre
podemos asegurarnos del evangelio en la pluralidad de testimonios, tanto en la
historia como con la comunión con iglesias contemporáneas.
Tengamos cuidado de grupos o movimientos religiosos que
creen haber descubierto alguna verdad hasta entonces desconocida por el resto
de los cristianos, y que hacen de ella la piedra de toque para distinguir entre
los verdaderos creyentes y quienes no lo son.
VII.
El Evangelio es
Personal
“…el cual
también recibisteis… perseveráis… sois salvos… así habéis
creído.”
Es un
evangelio que nos lleva no solo a conocer los hechos, sino también a una
declaración o confesión de fe.
Nos lleva
a considerar nuestra propia vida delante de Dios, nos lleva a la fe, al
arrepentimiento, a la perseverancia, a la transformación, a la adoración.
VIII.
El Evangelio es
Proclamado
“el
evangelio que os he predicado… os he enseñado… así predicamos…”
El
evangelio avanza por medio de la proclamación porque así le ha placido a Dios.
Él podría mandar ángeles a anunciar el evangelio, o ponerlo en las mentes de
las personas mientras duermen, o hacer sonar su voz desde el cielo; pero le ha
pacido encomendarnos a nosotros el ministerio de la reconciliación.
Nuestro
papel en el evangelismo consistir en comunicar a otros el evangelio esperando
que el Espíritu de Dios los convenza de su verdad, nosotros solo somos mensajeros
del gran Rey, sus heraldos, solo nos debemos limitar a transmitir lo que así mismo recibimos, con
fidelidad, trabajar según la gracia de Dios en la proclamación del evangelio.
“No
actuamos con engaño ni torcemos la Palabra de Dios.” (2 Co. 4:1-6)
“No nos
predicamos a nosotros mismos.”
IX.
El Evangelio es
transformador
“…sois
salvos…
…por la
gracia de Dios soy lo que soy y su gracia no ha sido en vano para
conmigo…”
La
principal transformación efectuada por el evangelio de Dios, es la salvación.
Pero
la vida en el evangelio transforma la vida entera, no es en vano y nos lleva a
un crecimiento en la comunión con Dios y con los hermanos, y a una vida de
santidad, amor, gozo, paz, confianza y generosidad.
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