“Entonces
los soldados, cuando crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos e hicieron
cuatro partes, una parte para cada soldado. Y tomaron
también la túnica;
y la túnica era sin costura, tejida en una sola pieza. Por tanto, se dijeron unos a otros: No la rompamos; sino echemos suertes
sobre ella, para ver de quién será; para que se cumpliera la Escritura: Repartieron entre si mis vestidos, y sobre mi ropa echaron
suertes. Por eso los soldados hicieron esto.” Juan 19:23-25
Los soldados le quitaron
la túnica a aquel que ya antes se había despojado él mismo de su manto (Juan
13) para ofrecer un servicio de gracia a sus discípulos.
Despojaron a aquel que
siendo en forma de Dios, no estimo el ser igual a Dios como cosa a qué
aferrarse, sino que se despojó así mismo… (Filipenses 2)
Jesús mismo puso su vida,
nadie se la quitó, sino que él la puso para perdón de nuestros pecados. Vivir
centrados en la cruz es recibir el servicio de gracia que él ofreció en la cruz
del Calvario para perdón de nuestros pecados.
Nadie puede venir a la comunión
con Dios, a menos que sea a través de la obra de Cristo en la cruz, de otra
manera no puede tener parte con él.